Una nueva entrega del festival de la simulación oficial
Ya analizamos el funcionamiento de áreas clave del Municipio zarateño durante el año 2024 y los resultados son, en el mejor de los casos, decepcionantes. Desde ambiente con su reciclaje fantasma y sus análisis de agua ocultos al público, hasta la Subsecretaría de Cultura, plagada de contratos sin sustento y festivales vacíos.
Pasando por la estructura paralela de privilegios judiciales y la inacción estructural del Concejo Deliberante, todo indica una misma lógica de fondo: simulación institucional para justificar el gasto público sin control real ni resultados concretos.
Ahora le toca el turno a una de las áreas más delicadas para cualquier municipio: la Salud Pública.
Y el resultado es, una vez más, alarmante.
Un hospital que no existe… y un funcionario que tampoco parece existir
En la Memoria 2024 de la Secretaría de Salud, el funcionario responsable del área, Ricardo Iglesias, deja en evidencia un nivel de improvisación preocupante. Literalmente, se atribuye el funcionamiento de un hospital que no existe: ‘El hospital Dr. Aurelio Aleotti ofrece servicios médicos esenciales, fortaleciendo la atención intermedia en la localidad de Lima.’
El Hospital Dr. Aurelio Aleotti no figura en ningún registro oficial. Ni en el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, ni en catastro municipal, ni en la red de efectores públicos del partido. La localidad de Lima no cuenta con un hospital, apenas cuenta con un centro de atención primaria que funciona con limitaciones graves, falencias edilicias y falta crónica de profesionales para completar la plantilla.
¿A qué se refiere Iglesias entonces? ¿Es un error grotesco o una mentira deliberada?
En cualquier caso, la gravedad institucional es la misma.
La emergencia de la emergencia: el SEMU sin recursos
Otro punto que exhibe con crudeza el vaciamiento municipal es el caso del SEMU, el sistema de emergencias médicas municipales. En los papeles, sigue existiendo. En la práctica, se trata de una estructura reducida al mínimo, sin móviles, sin personal y sin respuesta.
El dato más contundente: según la propia Rendición de Cuentas presentada por el Ejecutivo, el gasto en personal afectado al SEMU cayó un 98,2%. ¿A quién se pretende engañar con esta puesta en escena? ¿Cómo se puede sostener un servicio de emergencias sin médicos, enfermeros ni choferes?
Este desfinanciamiento, que no fue explicado ni en comisiones ni en plenarios, deja a la población sin una respuesta estatal ante situaciones críticas. Tercerización encubierta, tercer nivel de atención desactivado, y un Municipio que se despega de otra de sus funciones esenciales.
Cifras infladas, datos opacos y una ciudadanía engañada
Según el informe presentado por Iglesias, durante 2024 se habrían realizado 469.865 prestaciones en los 16 centros de salud municipales.
Un promedio de casi 3 por habitante. En abstracto, parecería un sistema activo y en funcionamiento. Pero la realidad desmiente esas cifras.
No hay desagregación por centro, no se detalla la carga horaria de los profesionales, ni se informa cuántas de esas atenciones corresponden a consultas reales, cuántas a seguimientos, controles, o a visitas administrativas.
Y si se va al caso concreto, el número de 146.005 prestaciones de enfermería también despierta sospechas.
Consultadas personas que trabajan en los CAPS, confirman que este número se infla sistemáticamente. Por ejemplo: ‘Si le tomás la presión a alguien y lo revisás, te obligan a cargar dos prestaciones distintas, cuando es parte de la misma consulta. Lo hacen para justificar productividad y asegurar transferencias de Provincia’, afirma una trabajadora del sector.
¿Y qué ocurre con el SAMO? ¿Hay relación entra la desorbitante cantidad de prestaciones y el dinero que se percibe por este programa? ¿Qué es el SAMO? Es el Sistema de Atención Medica Organizada. Es un programa que permite recuperar costos utilizados para el tratamiento de una persona que cuenta con cobertura de salud. Si un paciente tiene obra social y se atiende en los CAPS, el Municipio percibe un dinero por tal atención. Cuidando los datos personales, ¿puede exhibir el Municipio cuántas prestaciones percibió cada paciente y en qué área? No vaya a ser cosa que se estén fraguando las prestaciones.
¿Y con la salud mental? ¿Por qué no hay detalle en la memoria de los realizado en el área de salud mental conducida por Laura Goris, esposa del Intendente Municipal?
Esto no es un problema aislado. Es un mecanismo consolidado de manipulación estadística, que fue advertido hace años durante el gobierno de Cáffaro y que ahora se profundiza con Iglesias.
¿Presentará Iglesias los números abiertos por Centro de salud y prestación recibida? Sería interesante para conocer en los hechos si las palabras que se pronuncian son reales. Visto lo visto en otras áreas de gobierno, cuesta creer que así sea.
Sin memoria, sin control: la Seguridad ausente
A la falta de transparencia en Salud se le suma un silencio aún más inquietante: la Secretaría de Protección Ciudadana no presentó ninguna Memoria de gestión 2024.
En un contexto de creciente delito, zonas liberadas, patrullajes ausentes, funcionamiento de cámaras incontrastable y alarmas vecinales que no funcionan, la no presentación del informe es un escándalo institucional. ¿Por qué no se rinde cuenta de los recursos destinados a móviles, cámaras, personal, combustible, horas extras, personal afectado, etc. etc.?
La no entrega de la Memoria impide analizar el presupuesto ejecutado y habilita un vacío de control absoluto sobre una de las áreas más sensibles para la vida cotidiana de la población.
¿Y el Concejo? Otro show de complicidad silenciosa
Vale insistir: nada de esto sería posible si el Concejo Deliberante ejerciera su rol de contralor. Pero lejos de interpelar a los funcionarios, los concejales oficialistas -y también parte de la ‘oposición amigable’- optan por mirar para otro lado.
En la comisión de Salud no se solicitó información complementaria, no se pidió desglose por centros, ni se propuso citar a Iglesias para que brinde explicaciones sobre el ‘hospital fantasma’. Todo se aprobó con formalismo y sin cuestionamientos reales.
Ya lo dijimos: la Rendición de Cuentas es un simulacro institucional caro. Pero lo más grave es que el costo lo pagan los vecinos.
Una política sanitaria de cartón pintado
Mientras tanto, en las salas de espera de los CAPS falta medicación, los turnos se asignan con semanas de demora, no hay médicos clínicos ni pediatras estables y los trabajadores denuncian condiciones laborales precarias y contratos irregulares.
Y sin embargo, el Municipio presenta sus estadísticas como si se tratara de una gestión ejemplar.
Los números que debieran reflejar políticas públicas reales se usan como herramienta para justificar el gasto sin resultados, simular eficiencia y garantizar la continuidad de un modelo que prioriza el relato antes que la salud de la población.
Conclusión: más allá del Excel, una ciudad sin cuidados
En Zárate, la Salud se gestiona con planillas truchas, discursos grandilocuentes y promesas sin respaldo.
Mientras tanto, en Lima, los vecinos siguen sin hospital. En los barrios, las salas funcionan a media máquina. Y el Estado municipal se retira de sus funciones básicas.
La política sanitaria se volvió un espejismo: se nombra lo que no existe, se infla lo que no funciona, se calla lo que debería escandalizar.
Lo concerniente a la Secretaría de Seguridad es IMPRESENTABLE. Por favor lector/a saque sus propias conclusiones.
Y así se sigue vaciando el Municipio, con complicidad institucional y un relato que se cae con solo mirar una partecita de la realidad.
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información’.
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS

1 comentario
Soy medico, presto servicios como monotribustista en el UPA hace mas de 3 años, realmente esta gestion es una verguenza. Nos explotan laboralmente, no nos dan garantias de insumos y menos aun garantias laborales: Hoy estamos, mañana (si reclamamos algo) nos despiden, sin motivos reales, sin lugar a replicas, sin explicaciones (como ya le ha sucedido a otros colegas).
Iglesias es un mentiroso compulsivo y un manipulador. Abusa del poder y se aprovecha de sus complices en el estado municipal para hacer de las suyas.
Como medico es muy dificil trbajar asi, con miedo, con insertidumbre y con falta de insumos. La gente no es tonta, se da cuenta, pero lamentablemente el problema se encuentra a ambos lados del mostrador. Gobernantes y funcionarios, complices del desastre.
Esta sin dudas es la peor gestion en salud de los ultimos 4 años.
IGLESIAS CORRUPTO, MITOMANO Y ABUSADOR.