Matzkin a mitad de camino: la crónica de un naufragio anunciado

O de cómo el ‘cambio’ se convirtió en más de lo mismo, pero con otros apellidos

Pasó la primera mitad del gobierno de Marcelo Matzkin. O, para ser más sinceros -porque acá la sinceridad es lo único que no cotiza en baja- el gobierno que formalmente conduce Matzkin, pero que nunca fue el suyo. Lo loteó al mejor postor como quien remata un campo en el mercado inmobiliario: a quién le toca esta Secretaría, quién se queda con aquella Dirección, cuánto vale un voto favorable en el Concejo. Y la verdad es que el balance es malo. Malísimo. 📉

No estuvo a la altura de lo que generó. Celebran cuatro cuadras de asfalto hechas con plata ajena como si hubiera cambiado el Distrito, y el cambio que se prometió nunca llegó. O mejor dicho: sí llegó, pero fue el cambio de figuritas en el álbum del poder. Las mismas prácticas, los mismos vicios, las mismas tramoyas, todo lo de Cáffaro mejorado. Solo que ahora con otras caras posando para la selfie oficial.

Si esto de por sí ya era preocupante -y vaya que lo era- mucho más lo es la deriva que tomó tras el recambio del Concejo Deliberante. Porque claro, ante la derrota electoral del 7 de septiembre que se tradujo en la pérdida del control automático del cuerpo legislativo, ¿qué hizo el oficialismo? Lo que mejor sabe hacer: darle covacha a los más fieles y promover un vaciamiento institucional apelando a tramoyas políticas que, si Fuerza Patria deja su lugar cómplice y complaciente, debiera deshacerse en la próxima sesión del Concejo Deliberante como dos cubitos de hielo en agua caliente. 🍬

🏰 El barón del siglo XXI: cuando Matzkin exhibe su vocación feudal

Porque Matzkin, cual barón de la vieja política -de esa que supuestamente venía a sepultar- apeló a la estructura del Estado, ese que prometieron venir a achicar, para mantener su cada vez más escuálido ‘proyecto’ (guiño guiño) político. Es el viejo truco de la puerta giratoria criolla: crear cargos en el Estado para quien queda ‘desempleado’ tras las elecciones. La misma receta que usó el caffarismo durante años, la misma que el PRO negoció con Kicillof para acomodar a Matías Ranzini en el directorio del BAPRO, no gratuitamente sino a cambio de la aprobación del Presupuesto y la Ley de Endeudamiento. El reciclaje político como industria nacional. ♻️

Y es que acá no estamos hablando de acuerdos de gobernabilidad ni de construcción política. No señor. Estamos hablando de meros acuerdos personales e individuales de ‘dirigentes’ (las comillas son tan necesarias como inevitables) que buscan garantizar su propio futuro recurriendo, de ser necesario, incluso a la traición a las ideas que dicen defender. Porque al final del día, ¿qué son las ideas frente a un sueldo municipal asegurado? ¿Qué valen los principios cuando hay que pagar la cuota del auto?

Los últimos boletines oficiales dan una pauta cristalina de todo esto. Y cuando decimos cristalina, hablamos de esa transparencia involuntaria que surge cuando la desfachatez alcanza niveles estratosféricos.

📰 Boletín N° 188: o de cómo Matzkin ‘descubrió’ que Zárate tiene industria

El primero de ellos es el Boletín Oficial Municipal N° 188 que incluye, entre otros, el Decreto Nº 573/25 por el que se crea ‘la Subsecretaría de Relaciones con la Industria, dependiente de la Secretaría de Producción’.

Sí, leyeron bien. Dos semanas después de haberse aprobado el Organigrama Municipal que el propio Matzkin enviara al Concejo Deliberante -ese mismo organigrama que supuestamente había sido pensado, meditado y estructurado con la prolijidad de un relojero suizo- Matzkin crea una nueva Subsecretaría. Como quien se acuerda que dejó las llaves adentro del auto recién cuando cerró la puerta. 🗝️

¿Y cómo fundamenta semejante ocurrencia? Con un texto que podría ganar el premio al descubrimiento más tardío del año: ‘La necesidad de dotar al Departamento Ejecutivo Municipal de una función específica destinada a fortalecer, coordinar y gestionar la relación institucional con las diversas industrias radicadas en el Partido de Zárate, dada su importancia estratégica para el desarrollo local’.

Ajá. Claro que sí. Resulta que después de casi dos años de gestión -730 días, para ser más precisos- el intendente espabiló y se dio cuenta de que Zárate tiene industria. Medio lento de entendedera, tardó dos años en darse cuenta de tal necesidad. Pero bueno, más vale tarde que nunca, dicen por ahí. Aunque en este caso habría que agregar: más vale tarde que nunca, sobre todo si necesitás acomodar a alguien. 🏭

El decreto sigue con su prosa burocrática afirmando que ‘resulta necesario crear una Subsecretaría de Relaciones con la Industria, dependiente de la Secretaría de Producción, a fin de dotar a la gestión municipal de una estructura especializada que permita canalizar adecuadamente las políticas productivas y atender de manera eficiente los desafíos y oportunidades que presenta el sector industrial local.’

Traducción del lenguaje oficialista al castellano: ‘Necesitamos urgente un cargo para ubicar a una concejal que se nos quedó sin banca’.

👔 Vanesa Palermo: del peronismo kirchnerista al ‘peronismo PRO’ (sí, existe)

¿Y a quién designa al frente de esta flamante y urgentísima Subsecretaría? A la ‘Sra. Palermo Vanesa Liliana, DNI 26.153.591’, quien fuera electa concejal por el Frente de Todos junto a Leandro Matilla. Sí, esa misma Vanesa Palermo que tras la asunción de Marcelo Matzkin panquequeó con una velocidad que haría sonrojar a un crepe bretón, y creó, de facto, el ‘peronismo PRO’ desde el que acompañó casi todas las propuestas del Ejecutivo Municipal. 🥞

Porque, al igual que en el caffarismo, así funciona la cooptación de funcionarios en la Zárate matzkinista: vas sumando piezas sueltas del justicialismo, esos dirigentes marginales que no encuentra hueco en el PJ y persiguen su propio proyecto pero que tienen un valor electoral residual, y los vas incorporando uno por uno a tu estructura. Ampliar la base electoral desde arriba, llaman a esto los estrategos de café. Nosotros le decimos comprar voluntades con puestos públicos. Pero suena menos marketinero, claro está.

Primero fue Javier Yagode, más tarde Marcelo Torres, ahora Vanesa Palermo. Poco a poco, Matzkin va peronizando cada vez más su gestión apelando a dirigentes marginales del justicialismo, procurando de tal manera fortalecer su caudal electoral en desmedro de su principal oponente. Es la vieja estrategia del divide y reinarás, pero versión distrito industrial bonaerense. Y la verdad es que funciona… hasta que deja de funcionar. Pero para eso falta, ¿no? 📊

Por supuesto que no se publicó el curriculum de Palermo para conocer los antecedentes industriales que ameritan su ubicación en el gobierno municipal. Si cuenta con ‘con idoneidad técnica para conducir el área’.

🌍 Decreto N° 574: cuando Viena es testigo de la creatividad institucional

Pero no es el único caso. Porque Matzkin, desde la comodidad de un hotel muy estrellado de Viena -porque gobernar desde Europa es el nuevo must del municipalismo moderno- firmó varios Decretos que se publicaron en el Boletín Oficial Municipal N° 189.

Entre ellos, el Decreto Nº 574/25 por el que, al igual que en el caso anterior, después de dos años Matzkin toma nota de que ‘la Dirección de Control Ambiental constituye una dependencia estratégica para el Municipio’. Otro descubrimiento tardío, como quien encuentra una billetera vieja en un bolsillo y dice ‘¡pero mirá vos!’. 💡

El considerando del decreto es una joya de cinismo burocrático: resulta que ahora, después de 730 días de gestión, la dirección ambiental necesita ‘indispensable designar a un responsable con idoneidad técnica para conducir el área, garantizando un funcionamiento acorde a las prioridades de la política ambiental municipal.’

¿Y quién es el elegido para tan delicada misión? El Sr. Toncovich Norberto Fernando, DNI 17.699.890, quien según el decreto oficial ‘posee la trayectoria, experiencia y solvencia profesional necesarias para desempeñar dicha función.’

🔄 Norberto Toncovich: el invento político que no llega lejos

En este caso suma un dirigente de lo que era la Unión Cívica Radical, que también supo ser fiel ladero de las propuestas oficiales en el Concejo Deliberante. Incluso más obsecuente que Palermo, lo cual ya es decir bastante. Y que, casualmente, terminó el 9 de diciembre su labor como concejal y al día siguiente -¡oh, magia del destino!- consiguió trabajo nuevo. Como esos empleados de telemarketing que te llaman justo cuando estabas por cenar. Solo que acá el telemarketing es institucional y la cena se la paga el contribuyente. ☎️

Pero atención, porque acá viene el detalle que revela la impericia y el apuro con que se cocinó todo esto: la Dirección en cuestión en realidad se denomina Dirección de Planificación y Control Ambiental. Sin embargo, el nombramiento de Toncovich salió para un cargo inexistente. Ni siquiera eso saben hacer bien. Es como si te contratan de gerente de ventas pero el recibo dice ‘jefe de cosas que se venden’. Una cosa es la mediocridad y otra el descuido deliberado. 🤦

Esta es la Dirección que supo reportar Alejandro Puebla, a quien eyectaron por la falta de obsecuencia. Porque en la Zárate de Matzkin, como en la de Cáffaro antes, la lealtad no es hacia las instituciones ni hacia los ciudadanos. La lealtad es personal, casi feudal. El vasallo que no besa el anillo, pierde el feudo.

💦 Aguas de Zárate: una covacha para el regreso de Suárez Ogallar y más peronismo

Y hablando de Cáffaro… ¿notaron cómo esta gestión se parece tanto a aquella que cuesta encontrar diferencias más allá de algunos nombres y un par de consignas marketineras? Como durante la época caffarista, la calesita no para y los funcionarios van saltando de puesto en puesto porque son verdaderos todólogos de la política local. Hoy controlo el ambiente, mañana manejo la industria, pasado coordino la cultura. Polirubros del Estado municipal. Si hasta volvió Ignacio Suárez Ogallar, ahora con covacha en Aguas de Zárate SAPEM secundando a Leonardo Lignazzi, más peronismo al gobierno municipal, a quien Matzkin propuso (designó en la práctica) como Presidente de la SAPEM en reemplazo del fantasma de Iván Gómez Gerez, eso sí después de la fiesta de casamiento de este último, porque más allá que le cobraran la tarjeta a los invitados, había gastos nupciales que no estaban incluidos.. 🎠

Matzkin pagó la obediencia y la obsecuencia. Y lo hizo con la plata de todos los zarateños. Porque estos cargos no se financian con rifas escolares ni con venta de empanadas. Se financian con los impuestos municipales que pagan los vecinos mientras ven cómo las calles siguen rotas, la recolección de residuos sigue fallando y los servicios públicos siguen brillando por su ausencia.

🕵️ ENDEZA: el agujero negro donde la transparencia va a morir

Sin embargo, todo esto es apenas la punta del iceberg. La parte visible del témpano de la opacidad municipal. Porque si queremos hablar de covachas políticas escondidas, tenemos que hablar de ENDEZA.

Resulta que el Ente Municipal de Desarrollo de Zárate, pese a que en su página web anuncia con toda pompa que ‘La transparencia es el pilar fundamental sobre el que se construyen la confianza, la credibilidad y la legitimidad’, y que se compromete a poner a disposición ‘información relevante sobre el Ente Municipal’ en cumplimiento de la Ley Orgánica de las Municipalidades… la realidad es que no pone nada a disposición.

Absolutamente nada. Cero. Nada de nada. 🕳️

No existe el Boletín Oficial (o existe solo en el plano de las ideas platónicas), no se conoce la plantilla de empleados y funcionarios, no se sabe en qué gasta el dinero de los contribuyentes más allá de los grandes títulos genéricos que presenta en los estados financieros y que no dicen absolutamente nada útil. Es como esos menús de restaurante que solo dicen ‘plato del día’ sin especificar qué demonios es el plato del día.

¿Cuántas otras covachas políticas se esconden ahí? ¿Cuántos otros Toncovich, Suárez Ogallar y Palermo de la vida están agazapados en las sombras de ENDEZA, cobrando sueldos públicos por funciones que nadie conoce? La pregunta queda flotando en el aire, sin respuesta. Porque la opacidad es intencional. No es descuido, es diseño.

❓ ¿Dónde quedaron las promesas? (En el mismo lugar que el cambio)

Y acá viene la pregunta del millón, esa que tendría que estar en la boca de todos los zarateños: ¿Qué fue de las promesas de reducción de la plantilla de funcionarios? ¿Dónde está el Estado más chico y eficiente que nos prometieron? ¿En qué momento el ‘cambio’ se convirtió en más cargos, más ñoquis, más estructura burocrática para financiar lealtades políticas?

¿Qué fue de la propuesta de cambio? Porque hasta ahora, el único cambio visible es el de las caras que ocupan los cargos. El sistema sigue siendo el mismo. Las prácticas siguen siendo las mismas. La lógica es idéntica: usar el Estado como botín de guerra para repartir entre los que se portan bien.

⏳ El reloj que no perdona y el futuro que se hipoteca

En el reloj no deja de caer arena, y el tiempo comienza a acabarse. Matzkin ya quemó la mitad de su mandato. Dos años que se fueron entre inauguraciones de obras ajenas, anuncios grandilocuentes que nunca se concretan y maniobras políticas para mantener a flote una estructura cada vez más endeble. ⌛

Y quienes ven la política como fuente de negocios y no como herramienta de cambio -que son, para ser honestos, la mayoría de los que pululan por el Palacio Municipal- quieren aprovechar y aprovecharse hasta del último resquicio. Exprimir hasta la última gota de poder, hasta el último cargo disponible, hasta el último presupuesto ejecutable.

Porque saben que esto tiene fecha de vencimiento. Que eventualmente los vecinos se van a cansar. Que en algún momento la paciencia social se va a agotar y el péndulo va a girar hacia otro lado. Pero para eso falta. Y mientras tanto, la puerta giratoria sigue girando, los cargos se siguen creando, los funcionarios se siguen reciclando y el contribuyente zarateño sigue pagando la factura de este festival de mediocridad institucional.

La diferencia con Ranzini, ese maestro del reciclaje político bonaerense que negoció su dirección en el BAPRO a cambio de votos para Kicillof, es solo de escala. Acá en Zárate hacemos lo mismo, pero en versión municipal. Más chico, más barrial, más doméstico. Pero igual de efectivo a la hora de traicionar las ideas que se dicen defender.

🎪 Toncovich, Palermo y el museo de los inventos políticos fallidos

Y acá viene otro capítulo de esta tragicomedia: en el caso de Toncovich, como supo pasar con Lorena Bustos o María Elena Gallea, los inventos políticos no llegan lejos. Porque una cosa es negociar un cargo y otra muy distinta es tener la capacidad real de construir poder territorial. Una cosa es ocupar un sillón en una oficina municipal y otra es generar adhesión genuina en el electorado.

Estos personajes de reparto en la obra del poder zarateño creen que por tener un cargo van a construir un proyecto político. Pero la historia local está llena de cadáveres políticos de gente que pensó lo mismo. Funcionarios que creyeron que el Estado les iba a dar la legitimidad que las urnas les negaron. Dirigentes que confundieron la calesita de cargos con la construcción política real.

Toncovich no va a llegar más lejos de lo que llegó. Palermo tampoco. Son piezas funcionales al ajedrez de Matzkin, pero no tienen juego propio. Y cuando Matzkin ya no los necesite, cuando el tablero político se reorganice, volverán al lugar del que nunca debieron salir: el olvido electoral. 👻

🎬 Epílogo: La política como negocio personal

Al final del día, lo que estamos presenciando en Zárate no es construcción política. No es gobernabilidad. No es búsqueda del bien común. Es simple y llanamente negocio personal. Es la vieja y conocida práctica de usar el Estado como agencia de empleos para los amigos políticos. Es la puerta giratoria que gira y gira y gira, siempre con los mismos apellidos rotando de cargo en cargo.

Y la ciudadanía zarateña, esa que paga impuestos, que bancó la campaña del cambio, que creyó en las promesas de transparencia y eficiencia, se queda mirando cómo la función pública se degrada en una sucesión de arreglines personales entre dirigentes que no conocen otra forma de hacer política que no sea el acomodo.

La pregunta ya no es si van a cambiar, ya sabemos que no. La pregunta es cuánto tiempo más vamos a tolerar que esto siga así.