En octubre pasado te contamos que Václav Havel tenía razón y dijimos ‘El 28 de mayo de 1991, el entonces presidente checoslovaco Václav Havel aceptó el Premio Sonning por su contribución a la civilización europea que otorga la Universidad de Copenhague desde 1950. Al momento de recibir el premio, Havel dio un discurso muy interesante respecto por qué una persona puede desear el poder político. Entre otras cosas dijo el dramaturgo devenido en líder político ‘voy a un médico especial, no tengo que conducir un automóvil y mi conductor no necesita perder los estribos al pasar por Praga a paso de tortuga. No necesito cocinar o comprar para mí, y ni siquiera necesito marcar mi propio teléfono cuando quiero hablar con alguien. En otras palabras, me encuentro en el mundo de los privilegios, excepciones, ventajas; en el mundo de los VIP que gradualmente pierden la noción de cuánto cuesta la mantequilla o el boleto de un tranvía, cómo preparar una taza de café, cómo conducir un automóvil y cómo hacer una llamada telefónica. Me encuentro en el umbral mismo del mundo de los gatos gordos comunistas a quienes he criticado toda mi vida. Y lo peor de todo, todo tiene su propia lógica inexpugnable. Sería ridículo y despreciable para mí perder una reunión que sirviera a los intereses de mi país porque había pasado mi tiempo presidencial en la sala de espera de un dentista, o haciendo fila para comer carne, o luchando nerviosamente contra el decrépito sistema telefónico de Praga, o participando en la desesperada tarea de encontrar un taxi en Praga cuando obviamente no soy de Occidente y, por lo tanto, no estoy en posesión de dólares. Pero, ¿Dónde se detienen la lógica y la necesidad objetiva y comienzan las excusas? ¿Dónde se detiene el interés del país y comienza el amor a los privilegios? ¿Sabemos, y somos capaces de reconocer, el momento en que dejamos de preocuparnos por los intereses del país por el bien de los cuales toleramos estos privilegios y comenzamos a preocuparnos por las ventajas en sí mismas, lo que disculpamos apelando a los intereses del país?’
El mismo viernes, pocas horas después de la publicación del artículo de aquel día, el Intendente Matzkin nos escribió para evacuar nuestras dudas y decir que es él quien utiliza el vehículo Yaris.
Para dejar clara la cuestión, coincidimos con Havel, el Intendente de Zárate tiene que tener un vehículo para utilizar, pero no podemos afirmar que Matzkin lo utilice en beneficio personal tal como mencionaba Havel de los jerarcas checos. El problema es otro.
El problema es que Matzkin afirme, como lo hizo, que ‘Todos los funcionarios tenemos autos propios para manejarnos, no tenemos por qué usar recursos del Estado.’ y que luego utilice un vehículo municipal. Y no es cuestión de entrar en la disquisición de evaluar si el vehículo se utiliza en horario laboral o no, o si se utiliza para cuestiones laborales o no. Si se dice ‘Todos los funcionarios tenemos autos propios para manejarnos, no tenemos por qué usar recursos del Estado.’, todos los funcionarios tienen que utilizar sus autos propios para manejarse, y no tienen por qué usar recursos del Estado.
El problema es que Matzkin firme un decreto diciendo el ‘auto modelo Yaris será utilizado para uso de transporte y traslado de personal administrativo, en reemplazo de las camionetas NISSAN que eran utilizadas para traslado y transporte de personal y funcionarios municipales’ y lo utilice él que no es personal administrativo.
¿Por qué ocultar la verdad? ¿Por qué no dicen compramos un auto para que lo use el Intendente? Y si así fuera, ¿por qué está mal que Osvaldo Cáffaro utilizara una Nissan Frontier y está bien que Marcelo Matzkin utilice un Toyota Yaris? ¿Por qué una es Nissan y el otro Toyota?
¿O acaso lo que se cuestiona es el incumplimiento de los deberes de funcionario público por la utilización en beneficio personal de un vehículo municipal? Si es eso, ¿por qué no se hizo la denuncia oportuna? Como funcionarios públicos tenían la obligación de hacerla.
Se suman nuevas dudas, aunque el Intendente, motu proprio, decidió evacuar algunas de las anteriores. El vehículo lo utiliza él.
En el diálogo que mantuvimos el viernes, con muchas más discrepancias que coincidencias, el Intendente nos hizo un pedido, cumplimos con él.
La imagen que ilustra la nota es la llave del Toyota Yaris que el Municipio compró ‘para uso de transporte y traslado de personal administrativo, en reemplazo de las camionetas NISSAN que eran utilizadas para traslado y transporte de personal y funcionarios municipales’ porque como dijo el propio Intendente ‘Todos los funcionarios tenemos autos propios para manejarnos, no tenemos por qué usar recursos del Estado.’, pero que contrariando ambas afirmaciones utiliza el Intendente Marcelo Matzkin, que se banca todo.
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información’.
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS
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