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    Marcelo Matzkin, el Intendente (formal) que cobra lo que no paga: Manual de hipocresía municipal

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    By principedelmanicomio on 19 diciembre, 2025 Artículos periodísticos

    La advertencia que se convirtió en amenaza

    Marcelo Matzkin ya lo había advertido tiempo atrás, con esa solemnidad de quien se cree dueño de la verdad revelada: quien no estuviera al día con el pago de las tasas municipales no tendría acceso, de manera prioritaria, a los servicios que presta el Municipio. Lo había hecho de manera genérica y con ejemplos que involucraban solo a una pequeña parte de la sociedad zarateña, como quien prueba el agua antes de zambullirse en la piscina.

    Pero en la última conferencia fue por más, mucho más. El Intendente formal (porque lo de ‘real’ habría que discutirlo) se animó a decir lo que realmente pensaba, sin filtros, sin eufemismos, sin esa careta de ‘padre de todos los zarateños’ que suele ponerse cuando las cámaras están encendidas:

    ‘Si alguien tiene una deuda de aguas, lo estamos intimando ahora. Y si tiene deuda, le pondremos medidor. Si hace cuatro años que un vecino no paga, tiene auto, tiene empleo, le pondremos medidor. Al igual que los comerciantes, todos tendrán medidor de agua. El servicio de agua mejoró y ahora el vecino deberá pagar’.

    Pero ahí no terminó la cosa. Matzkin, envalentonado, siguió: ‘Estamos iluminando el Centro, mejoramos el agua, estamos mejorando las calles. Y todo eso es plata. Y para ello necesitamos que todos los vecinos paguen lo que valen las cosas. Se terminó la idea de que pagó una prepaga, el cable, cambió el auto pero dejó una deuda municipal, total no pasa nada’.

    Claro, porque la verdadera indignación moral de Matzkin no pasa por los brokers designados a dedo, ni por gobernar con normas de la dictadura militar, ni por incorporar procesados como funcionarios. No, la verdadera traición a la patria zarateña es que alguien tenga un auto y deba agua 💧. Que por supuesto deberá corregir.

    Y a propósito de los medidores… ¿por qué medidor a quien no paga y no medidor a quien tiene una pileta y la llena con agua de la red? ¿Por qué privilegiar, una vez más, lo que conviene por sobre lo que se debe hacer?

    La mano tendida (con trampa incluida)

    Y como todo buen político que se precia, después del garrote vino la zanahoria: ‘El que tenga un problema que se acerque y vemos cada caso pero necesitamos que la gente tenga voluntad de pago para seguir mejorando la ciudad’.

    Ah, qué generoso. Qué magnánimo. Qué… hipócrita.

    No se plantea el gobierno municipal salir a encontrar a aquellos que no pueden pagar el agua, y quizás tengan otras carencias mayores. Para lo que tenemos dependencias municipales de acción social y otras que están igualmente involucradas con la problemática. ¿Por qué el vecino debe ir a hocicar al Municipio y no el funcionario levantar el culo de la silla? Por una vez se debe intentar trabajar para salir a abordar los problemas y no esperar a que la situación explote.

    En definitiva el que puede pagar que pague y el que no puede pagar que sea auxiliado solidariamente por el municipio. Esto es parte de la democracia y las reglas de juego de la sociedad en las cual estamos inmersos.

    La lógica perversa del pago sin servicio

    A priori, la lógica parece impecable: quien no paga una tasa, no recibe el servicio. Simple, ¿no? Pero entonces, siguiendo esa misma lógica inobjetable, el Intendente formal debería aceptar que quien no reciba el servicio no pague. Sin embargo, la realidad zarateña es otra: el Municipio cobra por servicios que no presta, e incluso cobra sin prestar servicios a cambio. Pero de esas cositas Matzkin no habla. Porque, claro, hablar de eso sería como mirarse al espejo y descubrir que el monstruo sos vos.

    Y es preciso hablar, sí señor, de todos los servicios que cobra el Municipio. Porque la cosa se pone interesante cuando entramos en detalles.

    El caso del agua: fácil de cortar, fácil de castigar

    Si bien en el caso de la deuda del servicio de agua es de ‘sencilla’ resolución para ‘obligar al pago’ -Matzkin habló de bloquear el acceso al agua potable al mínimo que la ley exige si no se paga por él-, hay servicios que son más complejos de restringir. Por ejemplo, los que se prestan a cambio del pago de la tasa de servicios generales.

    Esos servicios que son una entelequia, una abstracción digna de un tratado de filosofía posmoderna. Porque no están especificados, lo cual convierte en irregular la tasa (no hay una contraprestación directa), y porque el Municipio no garantiza la prestación efectiva de los que menciona que incluye.

    El catálogo de promesas incumplidas

    Dicen que la tasa de servicio generales es, entre otras cosas, para el mantenimiento de las plazas. Y el estado de las plazas zarateñas es… bueno, calamitoso sería un eufemismo piadoso.

    Dicen que la tasa de servicios generales es para el mantenimiento de las calles. Y pese a las escasas reparaciones que se hicieron (o quizás por ellas), las calles están dinamitadas. Como la gestión misma.

    Dicen que la tasa de servicios generales es para pagar la iluminación de los espacios comunes. Y sin embargo, muchos de ellos están a oscuras. Tan a oscuras como la gestión que no sabía que estaba contratando.

    Dicen que la tasa de servicios generales es para pagar el servicio de prevención. Pero la inseguridad campea en Zárate mientras el Secretario del área… bueno, mejor no preguntemos dónde está.

    La pregunta incómoda: ¿cómo se restringe lo inexistente?

    Quizás tenga razón Matzkin y esto se debe a que la plata no alcanza para todos. Pero entonces, la pregunta del millón (o de los miles de millones mal gastados) es: ¿cómo restringir el acceso al goce de estos servicios a quienes no los pagan?

    ¿Hay que poner barreras en las calles para que circulen solo quienes pagan? ¿Molinetes en las plazas para que solo puedan acceder quienes estén al día con las tasas y sus familias? ¿Luz de minero a cada contribuyente que esté al día para que él y solo él goce de luz en los espacios públicos?

    Suena irrisorio, ¿verdad? Suena absurdo, descabellado, digno de una distopía barata. Pero hasta hace poco también nos parecía irrisorio que el agua solo fuera para quien la pague. Y acá estamos.

    La pregunta que nadie quiere responder

    Si una familia no paga el agua, ¿cómo harán para bañarse los niños antes de ir a la escuela? ¿Cómo harán para tener agua para cocinar? ¿Van a hervir los fideos con Sprite? si el caudal de agua se limita al mínimo garantizado por ley. La solución propuesta por el Intendente (formal) Marcelo Matzkin es descabellada. Es, como diría Marx, una farsa que ni siquiera intenta disimular.

    Al fin y al cuentas, el Estado tiene que estar para, entre otras cosas, eso: poder ser el contrapeso entre quienes más y quienes menos tienen, para poder tratar de emparejar las posibilidades. O al menos eso decía la teoría cuando Matzkin estudiaba.

    El misterio selectivo: ¿por qué algunos servicios sí y otros no?

    Pero acá viene lo jugoso, lo verdaderamente interesante: ¿por qué unos servicios se restringen y otros no? ¿Por qué se propone exigir el pago de la tasa de aguas y si no se hace se restringe el servicio, pero no se hace lo mismo con el resto de las tasas?

    La respuesta, queridos zarateños, podría estar más cerca de lo que imaginan. Mucho más cerca. Específicamente, en la casa del propio Intendente formal Marcelo Matzkin.

     

    El que predica en el desierto (y no practica en su casa)

    La revelación que no sorprende a nadie

    Sí, señoras y señores, Marcelo Matzkin exige el pago de las tasas municipales y él no las paga.

    Léanlo de nuevo, lentamente, saboreando cada palabra como si fuera un buen vino (o un mal trago, según el paladar).

    De hecho, no paga la tasa de servicios generales desde mediados de año… aunque el agua sí. Es decir, la que tiene directa injerencia en su casa la paga, la solidaria que tiene que ver con todos los vecinos no. Toda una declaración de principios. O de falta de ellos.

    Es como si dijera: ‘Lo mío es mío, y lo de todos… también debería ser mío, pero como no puedo, al menos no pago’.

    La pregunta que arde

    ¿Qué autoridad moral tiene Marcelo Matzkin para exigirle a los vecinos lo que él no está dispuesto a cumplir?

    La pregunta flota en el aire zarateño como el olor a podrido que emana de las cloacas que tampoco terminan de arreglar.

    El ejemplo que duele: cuando la política era otra cosa

    Una y otra vez resuenan las palabras de José Octavio ‘Pilo’ Bordón, quien cuando en 1987 fue electo como Gobernador de la Provincia de Mendoza reunió a sus hijos y les dijo: ‘Los semáforos nunca se pasan en rojo, y ahora menos’.

    Les estaba dando a entender la importancia de predicar con el ejemplo. Porque si un funcionario público o su familia no cumple con la ley, ¿qué puede esperarse del resto de la sociedad? Para Bordón ni siquiera era una opción que un funcionario lo haga.

    El ejemplo es particularmente relevante en contextos donde la credibilidad institucional está erosionada (como en Zárate, por si hacía falta aclararlo). Cuando un líder predica con hechos y no solo con palabras, crea una base sólida para la confianza pública y fortalece la legitimidad de sus propuestas. Por el contrario, la incoherencia entre discurso y acción no solo debilita su autoridad moral, sino que también refuerza el cinismo ciudadano.

    Y de cinismo, en Zárate, estamos sobrados… y unos cuantos, ensobrados.

    El abismo entre el discurso y la realidad

    Pero Bordón no es Matzkin, ni Mendoza es Zárate. Allí se pretendía cambiar la realidad, transformarla, mejorarla. Aquí se predica la moral con la bragueta abierta. Aquí se exige transparencia mientras se designan brokers a dedo. Aquí se habla de austeridad mientras se duplican cargos y se infla la planta de empleados municipales.

    La vida en el country vs. la vida en los barrios

    Y es que, la verdad es que, la vida de Matzkin en su barrio privado lo aísla de quienes viven privados de servicios en sus barrios. Privadosde seguridad, privados de calidad de vida, privados de esperanza.

    Desde su burbuja de confort -donde las calles están asfaltadas, las luces funcionan, y el agua sale cristalina de la canilla- es fácil pontificar sobre quién merece o no tener acceso al agua potable. En un amable festín, se suele ver ‘combatir’, dice Silvio Rodríguez. 

    Es fácil ser Matzkin cuando uno es Matzkin.

    Pero para el resto de los zarateños, esos que viven en barrios donde las calles son un paisaje lunar, donde la iluminación es un recuerdo borroso, donde las plazas son un depósito de basura, donde la inseguridad es el pan de cada día… para ellos, las palabras de Matzkin suenan huecas. Vacías. Hipócritas.

    El modelo de sociedad que avala

    Porque al final del día, Matzkin dice una cosa y hace otra. Promete una cosa y ejecuta la contraria. Critica lo que después replica. 

    Avala con sus acciones una sociedad con beneficios para pocos y carencias y padecimientos para muchos. Una sociedad donde quien puede paga, y quien puede pagar decide. Donde el acceso a derechos básicos (porque el agua ES un derecho, por más que a Matzkin le pese) depende de tu capacidad económica.

    Una sociedad, en definitiva, donde no existe una alternativa política real, solo el simulacro de una democracia. El teatro de la representación. La farsa de la gestión.

     

    El emperador desnudo

    Al final, después de tanto análisis, de tanta palabra, de tanta denuncia, la conclusión es tristemente simple: tenemos un Intendente que exige lo que no cumple, que cobra lo que no presta, que promete lo que no entrega.

    Tenemos un Intendente que vive en una burbuja y pretende legislar para una realidad que no conoce. Que habla de sacrificios desde su confort. Que exige esfuerzos que él no hace.

    Y lo peor de todo es que esto no es nuevo. No es una revelación. No es un escándalo que sacude los cimientos de la política zarateña. Es, simplemente, más de lo mismo con distinto envoltorio.

    Porque como ya dijimos antes: Matzkin y Ranzini no derrotaron al caffarismo, lo heredaron. Cambiaron el nombre en el contrato, pero la humedad en las paredes sigue ahí, igual de persistente.

    Y mientras tanto, los zarateños seguimos esperando. Esperando que las promesas se conviertan en hechos. Esperando que el agua llegue a todos, se pague o no. Esperando que las calles dejen de ser cráteres lunares. Esperando que las plazas vuelvan a ser espacios de encuentro y no basurales.

    Esperando, en definitiva, un Zárate mejor.

    Pero con Matzkin al frente, esa espera podría ser eterna ⏳.

    ‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información’.

    RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS

    Conferencia de prensa Honorable Concejo Deliberante Marcelo Matzkin Municipalidad de Zárate Tasas Zárate
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    1 comentario

    1. 100vip thuong lon on 19 diciembre, 2025 11:10 am

      Excellent post — the content was detailed, clear, and very useful overall.

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