Tiempo atrás, cuando Marcelo Matzkin envió al Concejo Deliberante su famosa propuesta de ‘Acuerdo Marco de Cooperación y Tributación’ con Nucleoeléctrica Argentina S.A., ya advertíamos lo evidente: las Centrales Nucleares no son de NA-SA, son del Estado Nacional. La empresa NA-SA solo opera las centrales nucleares.. No es lo mismo, ni se parece. A tal punto no es lo mismo que mientras el Estado Nacional, con su Presidente a la cabeza, repite que ‘no hay plata’, NA-SA parece dispuesta a erogar más dinero del que debería, incluso cuando -debido a la parada técnica de Atucha I- su carga económica real debería ser menor. Pero ahí están, tan generosos, queriendo pagar más. Raro, ¿no?
La clave del misterio aparece en el último de los considerandos del acuerdo: un win-win a la zarateña. ‘Resulta indispensable acordar la forma de tributación local, a los efectos de posibilitar a NA-SA la realización de las obras que las partes definan como prioritarias…’. En criollo: NA-SA pone plata, pero decide en qué gastarla, y de paso la presenta como obra propia. Así, el municipio se asegura la foto, NA-SA se asegura el marketing, y los vecinos… se aseguran nada.
Más llamativa aún es la cláusula novena, esa que afirmaba con total liviandad que ‘la MUNICIPALIDAD reconoce que NA-SA ha cumplido con la totalidad de sus obligaciones tributarias… hasta el 31 de diciembre de 2023.’ Qué eficiencia, qué rapidez. En menos de dos días, los concejales supieron exactamente cuánto debía una de las empresas más grandes del país. ¿Lo hicieron público? No. ¿Lo hará NA-SA? Tampoco. ¿El Ejecutivo Municipal? Menos. Seguimos en la nebulosa del oscurantismo fiscal, marca registrada de la casa.
Se trata de conocer cuál es el monto de la deuda municipal que tiene NA-SA al 31 de diciembre de 2023 y que el municipio está queriendo condonar.
Y por si a alguien se le ocurriera indagar, la cláusula siguiente aclara: ‘Toda obligación tributaria generada en concepto de Tasa por Inspección de Seguridad e Higiene se encuentra subsumida en este ACUERDO.’ Hermoso eufemismo jurídico para decir: no vayan a cobrarles de más, que se ofenden.
🕳️ Matzkin y la verdad escondida debajo del asfalto
El tiempo pasó, y la puesta en escena se cayó. En su última conferencia de prensa, el propio Matzkin terminó por admitir -sin quererlo- lo que había negado con tanto ahínco. Reconoció que si el municipio aplicara la ordenanza fiscal como corresponde, NA-SA tendría que pagar más.
‘Nosotros cobramos mucho más de lo que se cobraba antes, pero si no hay convenio, vamos al porcentaje que marca la ordenanza fiscal y ahí sería más’, dijo, sin pestañear.
Llamativamente, nadie le recordó lo que decía apenas un año atrás. Nadie. Ni un concejal. Ni un periodista local. Ni siquiera alguno de sus asesores con memoria corta.
Porque lo que decía, sencillamente, eran mentiras.
Era falso que ‘NA-SA ha cumplido con la totalidad de sus obligaciones tributarias’. Lo que hicieron, en realidad, fue condonarle la deuda a cambio de salir juntos en la foto de las ‘obras conjuntas’. El negocio fue redondo: NA-SA regularizó pagando menos, el Municipio posó sonriente para la foto y la comunidad se quedó con el relato.
La pregunta es inevitable: ¿cuánto le cuesta a Zárate cada una de esas fotos de Matzkin y Agostinelli en el asfalto de la calle 17 de Lima? ¿Por qué no reconocieron desde un principio que lo que acordaban era que NA-SA pagara menos de lo que le corresponde, y encima eligiendo en qué gastar lo que sí paga?
🧾 La hipocresía del recaudador deudor
El tema de la recaudación municipal parece, a primera vista, ajeno a todo esto. Pero no. En realidad, es el mismo hilo que cose toda la trama.
Matzkin se queja de lo que recauda, pero él mismo es deudor de tasas municipales y provinciales, incluso del impuesto inmobiliario. Sí, el mismo que sermonea a los vecinos sobre responsabilidad fiscal, no paga lo que debe. Difícil exigirle al contribuyente cuando el ejemplo del Intendente es tan flojito de papeles.
La contradicción no es un detalle: es la esencia. El que recauda no paga, y el que no paga es el que más exige.
🌴 El ‘Dubai zarateño’ y la fantasía del rico encerrado
‘Con las empresas que tenemos, si el municipio pudiese recaudar como impuestos, seríamos Dubai’, dijo Matzkin.
No sabemos si reír o llorar. Quizás ambas.
La frase destila una concepción profundamente individualista y antiestatal. Porque claro, si cada jurisdicción recibiera según lo que genera, los barrios ricos vivirían como Emiratos y los pobres, como colonias olvidadas.
Y a eso parece apuntar su lógica: la del rico encerrado en su burbuja de asfalto nuevo y luces LED, que mira hacia afuera con fastidio y repite que ‘no hay plata para todos’.
Aplicando su teoría, cada barrio zarateño debería recibir en función de lo que aporta. Una joya: el Centro con más obras, los barrios periféricos al olvido.
Pero claro, desde un barrio cerrado, todo se ve más fácil, como decía Rodríguez: ‘desde un amable festín, se suele ver combatir’.
⚠️ La peligrosa concepción anti-Estado
Más grave aún es que semejante filosofía salga de quien conduce el Ejecutivo Municipal.
El Estado no está para favorecer al que más tiene, sino para equilibrar la balanza.
Zárate recibe menos de lo que produce, sí, pero esa es precisamente la lógica solidaria del sistema fiscal argentino: redistribuir, compensar, nivelar. Pretender lo contrario es desconocer los fundamentos mismos del Estado.
Y sin embargo, cuando tiene la posibilidad de recaudar -como en el caso de NA-SA- elige no hacerlo. Prefiere el acuerdo político, el titular fácil, la foto sonriente, antes que los recursos genuinos.
Matzkin negoció que NA-SA pagara menos, mientras a los vecinos les exige más.
Y todo esto ocurre ante la actitud complaciente del Concejo Deliberante, que observa el espectáculo desde sus cómodas bancas, preocupado solo por llegar a fin de mes para pasar por caja.
💤 Concejo Deliberante: la pasividad como política de Estado
Nadie espera heroísmo de los concejales zarateños, pero al menos un poco de trabajo no vendría mal.
El Concejo debería ser el órgano de control, el que exige transparencia, el que pide explicaciones. Pero no: se comporta como un espectador pagado. No pregunta por los montos de NA-SA, no cuestiona las condonaciones, no analiza las ordenanzas.
Su silencio es cómplice, su inacción es funcional. Y mientras los vecinos hacen malabares para pagar las tasas, los concejales hacen malabares para justificar su sueldo.
📸 Zárate, la ciudad del relato permanente
Matzkin prometió cambio, transparencia, gestión moderna. Lo que tenemos es una remake del viejo clientelismo con filtro de Instagram.
Privilegios para los poderosos, moralina para los vecinos. Marketing, fotos, conferencias, placas de ‘seguimos trabajando’ y un municipio cada vez más pobre en recursos y más rico en relatos.
Zárate merece un gobierno que deje de vender ficciones y empiece a gestionar realidades.
Porque por más que pinten el asfalto y cambien los carteles, la mentira -como la deuda- siempre termina saliendo a la luz.
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información’.
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS
