La batalla cultural según Gramsci y su reinterpretación actual
Antonio Gramsci en sus ‘Cuadernos de la cárcel’ planteaba que la cultura es el resultado de una lucha de clases, en la que una clase social domina a las demás mediante su hegemonía cultural, es decir, su capacidad de imponer su visión del mundo como natural y legítima. La cultura no es algo estático ni homogéneo, sino que está en constante cambio y conflicto. Por eso, Gramsci propone la creación de una nueva cultura popular, que exprese los intereses y valores del proletariado, y que cuestione y desafíe la cultura dominante de la burguesía. La batalla cultural es, para Gramsci, una estrategia revolucionaria para transformar la conciencia colectiva y preparar las condiciones para la emancipación política y económica del proletariado.
La apropiación del concepto por los discursos políticos modernos
Mucho tiempo más acá el concepto fue retomado por los ‘teóricos’ e ‘intelectuales’ que acompañan al Presidente Milei, sosteniendo que lo que está en juego en Argentina en estos tiempos es redefinir, ya no desde una idea de lucha de clases, qué está bien y qué no, buscando poner en discusión ideas que habían sido internalizadas como buenas por gran parte de la sociedad, procurando discutir si esas ideas son las que la sociedad defiende o son las que se les imponen desde la superestructura, para volver a los conceptos gramscianos.
Esta reinterpretación también pone de manifiesto una tensión: mientras algunos sectores promueven una batalla cultural orientada a la emancipación y el cambio estructural, otros la emplean como una herramienta de legitimación del statu quo o como justificación de políticas que benefician a intereses específicos.
Desde el lugar del espectro ideológico que se plantee, parece no quedar dudas, y nosotros no las tenemos, que la batalla cultural es central a la hora de llevar adelante cualquier proyecto político. Si un autopercibido dirigente quiere dirigir gente tiene que procurar que los seguidores hagan propias las ideas que se pretenden llevar adelante, y para ello nada mejor que el ejemplo, aunque sea en términos formales, de lo que se quiere llevar adelante. Si uno lleva a los hechos lo que se sostiene en la palabra, las ideas adquieren una fortaleza única… y cuando uno no puede sostener en sus hechos lo que se proclama a los cuatro vientos, las ideas pierden fuerza.
Cuando todo se resume a una puesta en escena que no se condice con lo que ocurre en la realidad, las ideas pierden fuerza y se demuestra que en realidad lo que está en juego no es una batalla cultural sino apenas la pretensión de imponer ciertas políticas en beneficio propio.
Liderar con el ejemplo: Un valor universal
Una y otra vez resuenan las palabras de José Octavio ‘Pilo’ Bordón, quien cuando en 1987 fue electo como Gobernador de la Provincia de Mendoza reunió a sus hijos y les dijo ‘los semáforos nunca se pasan en rojo, y ahora menos’, dándoles a entender la importancia de predicar con el ejemplo, puesto que, si un funcionario público o su familia no cumple con la ley, qué puede esperarse del resto de la sociedad… para Bordón ni siquiera era una opción que un funcionario lo haga.
El ejemplo es particularmente relevante en contextos donde la credibilidad institucional está erosionada. Cuando un líder predica con hechos y no solo con palabras, crea una base sólida para la confianza pública y fortalece la legitimidad de sus propuestas. Por el contrario, la incoherencia entre discurso y acción no solo debilita su autoridad moral, sino que también refuerza el cinismo ciudadano.
Pero Bordón no es Matzkin, ni Mendoza es Zárate. Allí se pretendía cambiar la realidad, aquí se predica la moral con la bragueta abierta.
Hace unos días te contamos que en boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso, porque mientras el Intendente anuncia que será la única moratoria que se lanzará durante su mandato, los hechos demuestran que ya es la tercera moratoria lanzada en los primeros 13 meses de gobierno de Marcelo Matzkin y nada parece indicar que sea la última. ¿Por qué? Porque no hay en Zárate, por parte de muchos de los vecinos, la cultura de cumplir con la responsabilidad fiscal de pagar las tasas municipales. Esto, que de por sí es grave, adquiere mucha mayor gravedad cuando se le pone nombre y apellido a los vecinos que incumplen con sus responsabilidades.
‘Hoy el que tiene 3 o 4 años de deuda no va a pagar el mes que viene, es el famoso dicho que una mancha más al tigre. ¿Qué importa? Ya está. El que debe va a seguir debiendo, ahora pongamos al Municipio en la posición de ese deudor que tuvo momentos difíciles para que pueda regularizar en el plazo más amplio que este Concejo determine y con la reducción de tasas de intereses más amplia que este Concejo determine.’, pero ¿de quién habla Matzkin? Veamos algunos ejemplos.
¿Quiénes son deudores? ¿Quiénes hacen que los zarateños que pagan las tasas se vean a sí mismo como verdaderos boludos frente a los pillos de siempre que evaden su responsabilidad?
En primer lugar habla de él… aunque no solo de él.
El caso de Marcelo Matzkin: una contradicción en los hechos
Marcelo Matzkin. Sí, el Intendente debe tasas municipales. Debe el período 2024-04 por un total de $ 6.181,00, a lo que se le deben sumar intereses punitorios por $ 85,00. Sí, en el último mes el Intendente cobró $ 9.730.717,32… pero no pagó las tasas municipales. Menos mal que lanzó la moratoria, ahora podrá pagar $ 515,08 mensuales durante un año para regularizar su deuda, o 257,54 durante dos años, porque a diferencia de lo que anunció en el video posteado en las redes sociales, ayer en la conferencia de prensa mencionó que se podrá pagar la deuda en 24 cuotas sin interés. Hay que mencionar que la titularidad de las tasas municipales de la casa que habita el Intendente no está a su nombre sino a nombre de su mentor Julián Guelvenzú.
‘Hay que pagar las tasas’, dijo el Intendente en su última conferencia de prensa, pero él no las paga. Él es deudor.
Nunca es triste la verdad, dice Serrat. Pero el caso del Intendente no es el único.
Un patrón de comportamiento: deudas y privilegios para los mismos de siempre
Gerardo Maurizio Güerci, el Director de Asesoramiento de Asuntos Jurídicos y Legales de la Secretaría de Salud, también debe tasas municipales. En su caso desde el segundo período del año 2023, y acumula una deuda $ 39.666,00, intereses punitorios incluidos. Está claro que no es un problema económico, Maurizio Güerci cobra millones en el Municipio desde su época de funcionario caffarista, sino de responsabilidad. Responsabilidad en serio.
Son unos irresponsables que predican la moral con la bragueta abierta. En este caso se presenta, además, una situación particular, puesto que una partida a su nombre la nueva tasa de Servicios Generales Alcance General tiene una bonificación en función del artículo 37 de la Ordenanza 5204 del 80%. Vaya uno a saber por qué. Bueno, en realidad lo presumimos, la Municipalidad premia a los deudores y se caga en los pagadores.
Pero este accionar no se limita a funcionarios municipales, también aplica a quienes aspiran a serlo.
Sandra París, la ex diputada radical, también adeuda tasas municipales. Durante 2024 no pagó ni la tasa vial ni la Tasa de prevención y control. Quizás tras finalizar sus dos mandatos como Diputada sus finanzas son más exiguas y eso le impide el pagar los $ 28.603,00 de deuda. Al igual que el caso del Intendente, la referencia es respecto a las tasas de la vivienda que habita la ex diputada, aunque la casa no está a su nombre.
Quien sí tiene a su nombre la casa donde vive es el ex precandidato a Intendente por un sector del Radicalismo, Luis Rannelucci, a quien parece haber impactado de manera dura la pandemia, porque desde 2020 que no paga tasas municipales. Su deuda acumulada es mayor y asciende a $ 86.207,00, aunque dado el tiempo que adeuda las tasas, debe de intereses punitorios ($ 43.309,00) que de capital ($ 42.898,00). Bien podría sumarse a la ‘única’ moratoria del gobierno de Matzkin y pagar $ 3609,08 mensuales durante 12 meses y poder demostrar que cumple en sus hechos lo que anuncia en sus mensajes.
Lo mismo podría aprovechar el Subsecretario de Planificación de la Salud Alejandro Cracco, quien debe al fisco municipal $ 105.506,00 producto de no haber pagado las tasas municipales en los últimos 6 años. Desde 2018 que Cracco no paga ni la tasa vial ni la tasa de prevención y control, no lo hizo cuando fue concejal y alzaba la voz para criticar al gobierno caffarista y señalar lo que se debía hacer, pero tampoco lo hizo desde que asumió en el Ejecutivo local. Impresentable. Al igual que varios de los casos que mencionamos, la titularidad de la propiedad que habita Cracco tampoco figura a su nombre en los registros municipales.
Implicaciones para la ciudadanía
En su presentación, el Intendente mencionó ‘Sabemos que es difícil cumplir […] sabemos que te querés poner al día’, pero cuando uno ve los montos que se adeudan y los sueldos que perciben estos funcionarios, cuesta creer en la palabra del Intendente. ¿En serio a Matzkin se le hace difícil cumplir con el pago de $ 6.181,00? Resulta poco creíble.
Sí es creíble Matzkin cuando afirma ‘Es un esfuerzo grande que hacemos para que te pongas al día’, y el esfuerzo lo hacen siempre los mismos. Los que cumplen, los que hacen lo que tienen que hacer. Los que pierden la batalla cultural desde hace mucho tiempo, porque queda claro que en Argentina, y en Zárate en particular, la batalla cultural no se da en los términos que planteaba Antonio Gramsci, en Zárate la hegemonía cultural, es decir, su capacidad de imponer su visión del mundo como natural y legítima es planteada por quienes ostentan el poder para mantener su status quo. La batalla es para que nada cambie, porque más allá de quien ostente temporalmente el gobierno, no necesariamente el poder, Matzkin es un claro ejemplo de ello, hace lo mismo, sacar provecho en beneficio propio de las instancias circunstanciales que le toca atravesar.
Por eso utilizan en beneficio propio los bienes municipales, aunque en público digan que eso nunca será así.
Por eso no pagan las tasas, pero exigen que se paguen.
Por eso las reglas no son para ellos sino para quienes hacen que ellos ostenten temporalmente el poder.
Por eso predican la moral con la bragueta abierta.
Gramsci, hoy más relevante que nunca
Ante una realidad marcada por desigualdades crecientes y crisis de confianza en las instituciones, el pensamiento de Gramsci sigue ofreciendo claves valiosas para entender y transformar la realidad. Recuperar su enfoque crítico y aplicarlo a los desafíos contemporáneos podría ser el primer paso hacia una verdadera renovación cultural.
La coherencia entre palabra y acción no es solo una cuestión de ética, sino algo central para ganar la confianza necesaria para liderar cualquier proyecto político o cultural significativo.
Muchos de quienes se autoperciben dirigentes, no pueden hacerlo.
Es necesaria dar la batalla cultural, ¿qué duda cabe? Esto valores no son los que sirven para construir una sociedad que incluya a todos apoyando a quienes más necesitan a partir del mayor esfuerzo de quienes más pueden.
¿Quién lo hará?
¿Con quién lo haremos?
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información’.
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS