Si le nombro, estimado lector, a la Jueza Naomi Reice Buchwald probablemente no le diga nada ni reconozca quien es, de hecho para ser sincero hasta una semana atrás tampoco sabía quién era. Si en cambio le comento que es una jueza de distrito en Nueva York, probablemente lo relaciones con los fondos buitres y los pleitos que tuvo nuestro país hasta hace poco tiempo. Sin embargo no es con esta temática que se relaciona esa jueza, sino que fue quien marcó las reglas de juego con las que se debe guiar la relación entre gobernantes y gobernados en estas épocas de redes sociales.
El Presidente estadounidense, al igual que el Intendente Municipal, suelen ser muy activos en las redes sociales y fundamentalmente en Twitter, donde suelen confundir su rol institucional de sus opiniones personales, y ambos tienen tolerancia cero para con quienes piensan diferente a ellos. En mi caso, por ejemplo, no puedo ‘seguir a @CaffaroOsvaldoR ni ver los Tweets de @CaffaroOsvaldoR porque te ha bloqueado’ y una situación similar ocurre con la dirección oficial del Municipio, a pesar que se trata de la cuenta institucional de la Municipalidad de Zárate. Es decir que la Municipalidad elige qué ciudadanos pueden informarse y mantener contacto con la misma a través de la red Twitter.
Y la Jueza Buchwald vino a decir que este tipo de acciones son una violación a la libertad de expresión puesto que Bloquear a los usuarios ‘basándose en sus mensajes políticos constituye un punto de discriminación’.
Es evidente que este fallo no tiene repercusión efectiva alguna en el accionar del Intendente Cáffaro, pero sí deja en evidencia que estos procederes, tanto en Estados Unidos como en Zárate, son un ejemplo claro de totalitarismo y desprecio por la pluralidad política.
Resulta paradójico que el Municipio invite a comunicarse con él a través de las redes sociales, y después seleccione quiénes podrán comunicarse y quienes no, silenciando fundamentalmente a quienes no compartimos su modo de pensar y accionar… aunque el Municipio, como tarea fundamental y prioritaria se dedique a postear el pronóstico del clima. Eso sí, de las cuentas municipales que la ley obliga a publicar NO SE HABLA. Obviamente todo ello con la anuencia de la otra pata del gobierno municipal el Honorable Concejo Deliberante.
Ojalá que aprendan de la experiencia ajena y no necesiten llegar a instancias judiciales para entender que la crítica, bien intencionada y con respeto, contribuye al crecimiento personal y colectivo, puesto que tal como lo planteaba Fichte en la tríada dialéctica existen tres momentos consecutivos de tesis, antítesis y síntesis. Este pensamiento basado en la contradicción hace que el proceso nunca se detenga, puesto que la síntesis, una vez alcanzada, se convierte en una nueva tesis.
Sin embargo la historia no lo ayuda al Intendente, quien ha demostrado tener tolerancia cero con quienes no comparten su pensamiento y su accionar. Así quedó expuesto cuando no ha dado las respuestas que el Concejo Deliberante le ha solicitado mediante centenares de pedidos de informes (y el HCD lo ha tolerado) o cuando, como en mi caso, me silencia para impedir ejercer mi derecho a la libre expresión.
Afortunadamente no todos son iguales y Daniel Vogel cada semana me permite expresar con libertad para poder compartir con ustedes mis pensamientos. Para Vogel es una elección y la ejerce, para Cáffaro es una obligación y la infringe, cuanto tiene para aprender el Intendente de quienes no piensan como él.
Publicada en El Debate, Zárate.
http://www.eldebate.com.ar/tolerancia-cero/
2 comentarios
Pingback: Un buen primer paso – Príncipe del manicomio
Pingback: ¿Quién habrá sido el pelotudo? – Príncipe del manicomio