El triunfo del león libertario y el nuevo mapa político argentino 🦁
El dato que no admite gimnasia mental
Más allá de cualquier análisis que se pueda hacer -y ya sabemos que en este país análisis sobran, la mayoría contradictorios y todos autodenominados “los verdaderos”- hay un dato contundente tras las elecciones de ayer: ganó La Libertad Avanza, ganó Javier Milei. Y ganó con mayúsculas, de esas que duelen en la oposición y hacen ruido en las redes sociales.
Decíamos ayer que se podía analizar el resultado por la cantidad de votos totales por fuerza política, algo que la Justicia había impedido (porque en Argentina siempre hay que ponerle trabas a la transparencia, ¿no?) pero que el gobierno igualmente lo puso en la exposición del Jefe de Gabinete Guillermo Francos, donde la disparidad es contundente.
Los colores del mapa y otras ilusiones ópticas 🎨
Otra opción era el análisis por provincia, donde claramente el mapa se tiñó de violeta, incluso en distritos que hasta ayer eran impensados -como el caso de la Provincia de Buenos Aires, ese bastión histórico donde supuestamente “nunca” ganaría el liberalismo salvaje-. Pero aclarábamos que la forma correcta de analizar los resultados era a través de las bancas que obtenía cada fuerza participante y la conformación final de la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores de la Nación.
Como bien señala la teoría clásica de los clivajes políticos desarrollada por Seymour Martin Lipset y Stein Rokkan, los sistemas de partidos se estructuran alrededor de líneas divisorias profundas en la sociedad. En Argentina, el clivaje tradicional entre peronismo y antiperonismo muta ahora hacia una nueva polarización: populismo libertario, que es como se redefinió el antiperonismo, versus populismo peronista, un enfrentamiento que atraviesa y redefine el espectro político completo.
El número mágico: el 33% que cambia todo 🎯
Dijimos ayer que: ‘La forma de análisis correcta es tomar en cuenta cuántos legisladores acumulan el bloque oficialista, cuántos el bloque opositor y cuántos quienes fluctúan de acuerdo a las circunstancias (esos que llamamos ‘dialoguistas’ cuando nos favorecen y ‘traidores’ cuando no).
¿Y por qué esto es importante? Porque el gobierno nacional ha demostrado estar dispuesto a enfrentar al Parlamento con la sutileza de un elefante en un bazar, y el Poder Legislativo también demostró el último año su predisposición a establecer su propia agenda y confrontar con el Presidente.
En este contexto, la composición de las diferentes Cámaras es crucial para el devenir del país. No es retórica vacía: estamos hablando de si las leyes que necesitamos se aprueban o se cajonean, si los vetos presidenciales se sostienen o caen, si el país avanza o se paraliza en un tironeo institucional.’
Y este análisis era crucial porque expondría la clave del clivaje electoral actual: si La Libertad Avanza lograría superar el umbral del tercio de las bancas.
El número clave es el 33% de cada una de las Cámaras, porque es el umbral que permite al oficialismo evitar el juicio político del Presidente y garantizar el sostenimiento de los eventuales vetos que dicte el Ejecutivo. Es el salvavidas institucional, la red de contención, el escudo antimisiles del poder presidencial. O como dirían los más cínicos: el paraguas jurídico para hacer lo que se te cante sin que te puedan destituir.
El poder de bloqueo: cuando ser minoría es una victoria 🛡️
Está claro que ni haciendo una excelente elección La Libertad Avanza se encuentra en condiciones de convertirse en la primera minoría. No tendrá la fuerza para imponerse en los recintos, para ser el jugador dominante del tablero legislativo, aunque queda claro que tiene la fuerza suficiente para imponer una agenda. Pero si logra el número mágico estará en condiciones de impedir que la oposición se imponga en ciertas cuestiones. Es el poder de bloqueo, la capacidad de veto de facto, el arte de sobrevivir siendo minoría. En términos de ciencia política, esto se conoce como poder negativo: la capacidad de impedir políticas públicas aunque no se tenga la capacidad de aprobarlas.
Los números que duelen (o alegran, según de qué lado estés) 📊
Y la proyección de votos de acuerdo a las mesas escrutadas indica que el reparto de escaños será:
En Diputados:
- La Libertad Avanza obtendría 64 bancas
- Fuerza Patria 44 bancas
- Las restantes fuerzas 19 bancas
En Senadores:
- La Libertad Avanza 13 bancas
- Fuerza Patria 7 escaños
- Otras fuerzas 4 bancas
Estas bancas, dado que la Cámara de Diputados se reemplaza por mitades y la Cámara de Senadores por tercios, trae como consecuencia que los principales bloques políticos queden conformados de la siguiente manera:
Cámara de Diputados (composición final):
- Fuerza Patria: 96 escaños (sigue siendo primera minoría, pese a todo)
- La Libertad Avanza: 93 bancas (¡apenas tres escaños de diferencia!)
- Provincias Unidas: 17 bancas
- PRO: 14 escaños
- Partidos provinciales: 12 bancas
- Restantes partidos: 13 escaños
Senado de la Nación (composición final):
- Fuerza Patria: 26 bancas (primera minoría, pero con mayoría perdida)
- La Libertad Avanza: 19 escaños (un salto cuántico desde sus míseros números anteriores)
- Unión Cívica Radical: 10 representantes
- PRO: 5 escaños
- Provincias Unidas: 5 escaños
La nueva realidad: adiós a las insistencias de ley ✋
Esto indica que La Libertad Avanza garantizó la cantidad de bancas suficientes para evitar el panorama vivido en el último año en el Congreso Nacional, donde los legisladores insistían en la sanción de las leyes vetadas por el Presidente con la persistencia de quien toca el timbre esperando que alguien abra la puerta. A partir del 10 de diciembre, el Congreso Nacional no podrá insistir en la sanción de las leyes ante un veto y La Libertad Avanza tendrá mayor ‘espalda’ para impulsar sus ideas.
Aquí se verifica lo que Giovanni Sartori denominaba “polarización centrífuga”: un sistema donde las fuerzas políticas se alejan del centro y la competencia se estructura en bloques antagónicos que dificultan los consensos. La pregunta que quedará flotando es si este nuevo equilibrio de poderes favorecerá la gobernabilidad o profundizará el enfrentamiento institucional, que a priori aparece saldado por la cantidad de legisladores oficialistas.
Lo bueno, lo malo y lo preocupante 😬
Quedan para el final dos cuestiones, una buena y una mala.
Lo malo: la democracia fantasma 👻
Esta última es la escasa participación ciudadana, que se ubicó en torno al 68%, siendo el indicador más bajo en elecciones de medio término desde el retorno democrático de 1983. Esto debe ser un llamado de atención para la dirigencia política que debe procurar reconstruir los lazos con la ciudadanía que, a todas luces, se encuentran masivamente deteriorados.
Cuando un tercio de la población decide que quedarse en casa es más atractivo que ir a elegir a sus representantes, algo grave está pasando. La desafección política, ese fenómeno que la ciencia política estudia con preocupación creciente, está golpeando la puerta de nuestra democracia. Como señalan Mariano Torcal y José Ramón Montero en sus estudios sobre desafección democrática, cuando los ciudadanos se desconectan del sistema político, el riesgo de inestabilidad institucional aumenta exponencialmente.
Lo bueno: adiós al sistema antiguo 🎉
La buena noticia es la implementación de la Boleta Única Papel, que significó un salto de calidad enorme en el proceso electoral, aún con las pequeñas falencias que hubo en la primera implementación. Ya no más “las boletas que se perdieron”, “los fiscales que desaparecieron las boletas de mi partido”, o el clásico “¿dónde está la boleta de Fulano?” seguido de un silbido inocente. La transparencia, esa palabra tan mentada y tan poco practicada, dio un paso adelante.
El clivaje que define una época 🗳️
La ciudadanía argentina eligió, una vez más, a partir de la polarización entre dos modelos de país. Las teorías sobre polarización afectiva (affective polarization) desarrolladas por académicos como Shanto Iyengar explican cómo los votantes no solo difieren ideológicamente, sino que desarrollan sentimientos negativos hacia quienes votan diferente. En Argentina, este fenómeno alcanzó niveles que hubieran fascinado a cualquier politólogo: no se trata solo de votar diferente, sino de considerar al otro como enemigo existencial.
Y las terceras fuerzas no encontraron el espacio para poder instalarse como alternativa. El centro político, ese lugar que supieron disputar peronistas y radicales, donde supuestamente vive la moderación y el consenso, sigue siendo un terreno baldío en el actual mapa electoral argentino. Se reconfiguró, en gran parte de la Provincia de Buenos Aires, el tablero político completo -sobre ello hablaremos mañana, porque este tema da para varios capítulos de esta novela política que no para de sorprendernos-.
El veredicto final ⚖️
Ganamos los argentinos con la consolidación del sistema democrático, aún con las particularidades del caso (y vaya si tenemos particularidades).
El triunfador de la noche es, a todas luces, Javier Milei.
El león libertario rugió fuerte y el eco se escuchó desde La Quiaca hasta Ushuaia, pasando por el obelisco y llegando hasta el Congreso, donde las nuevas bancas violetas cambiarán las reglas del juego político.
El tiempo dirá cómo administrará ese triunfo. Si será con la prudencia del estadista o con la intensidad del outsider que llegó gritando que venía a romperlo todo. Por ahora, los números están, las bancas también, y el poder de bloqueo asegurado.
Lo que viene es, como siempre en Argentina, impredecible pero apasionante.
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror.’
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS
