Cuando el circo pierde a su payaso más torpe
Hace tiempo que Ignacio Suárez Ogallar tenía el boleto picado porque nunca estuvo a la altura de las circunstancias. Ni cerca. Fueron demasiadas situaciones en que quedó expuesto por su accionar sumamente polémico, errático y funcional solo a la defensa del jefe que lo nombró. Finalmente, el pasado lunes a la tarde trascendió que Suárez Ogallar dejaba de ser Secretario de Gobierno municipal y su lugar sería ocupado, ‘interinamente’ (guiño, guiño 
), por Juan Ignacio Novelli.
El secretario que nunca ‘secreteó’ nada
Ignacio Suárez Ogallar nunca logró dotar de volumen político a un gobierno que no tiene volumen de nada. Carente de equipo que conducir, desprovisto de estrategia y huérfano de ideas propias, solo se limitó a ser el ladero legal de todo cuanto Matzkin quería llevar adelante. Un escribano glorificado con título pomposo. Y ahora, de todo ese desastre jurídico-administrativo, deberá rendir cuentas ante el Tribunal de Cuentas provincial. Ojalá alguien esté prestando atención allá.
Si bien debiera haber dado (o lo debieran haber obligado a dar) un paso al costado mucho antes, los resultados electorales del pasado 7 de septiembre tuvieron una contundencia tal que deberían haber hecho saltar todos los fusibles del gobierno. Pero no. En la burbuja matzkinista, las derrotas se miran de reojo, se niegan, se maquillan con posteos en Instagram y se pretende seguir como si nada.
La oportunidad perdida: Matzkin y su sordera selectiva
Matzkin debiera haberle pedido la renuncia a todo su gabinete y reformular completamente el gobierno. Desoyó el mensaje de las urnas, perdió una oportunidad histórica de reconducir el rumbo, y ahora tiene que explicarle a los vecinos el porqué de esta decisión quirúrgica, selectiva y tardía. Claro que no lo hará. La explicación requiere dar la cara, y Matzkin es el intendente invisible, ese que cobra religiosamente pero nunca aparece donde duele.
El bochorno del reel profético
Lo habíamos anunciado el pasado 30 de septiembre y la respuesta oficial fue sacar a pasear a Suárez Ogallar como si fuera un perrito bien peinado, hacer publicaciones (lo único que saben hacer y lo hacen bastante mal), pretendiendo refutar la noticia. Es lo que suelen hacer, porque lo repiten una y otra vez: negar, negar, negar. Aunque el tiempo termina exponiendo que el argumento era falso y solo se buscaba tapar el sol con las manos.
El 1 de octubre salieron a mostrar esto…
Y el 6 de octubre Suárez Ogallar ya no estaba en el gobierno. 
La realidad es que no estaba el 1, pero les molesta (y mucho) que contemos lo que quieren hacer, antes de que lo hagan. Les arde que exista alguien dispuesto a mostrar las costuras del traje que intentan vender como alta costura cuando apenas es un disfraz de cotillón.
La topera municipal: cuando gobernar es esconder
Creen que tenemos un topo y el gobierno es una topera entera, porque hay quienes quieren hacer las cosas bien y exponen cuando el gobierno las hace mal. Hay quienes quieren contarle a los vecinos lo que ocurre hacia el interior del Palacio Municipal y que las autoridades quieren callar desesperadamente. Esa información incómoda, esas decisiones oscuras, esos arreglos que no resisten la luz del día.
Y en el gobierno municipal pasa de todo… porque no pasa nada. Es el reino del absurdo hecho gestión: reuniones eternas que no resuelven nada, anuncios grandilocuentes que se evaporan, funcionarios que cobran fortunas por fingir que trabajan.
A medida que avanza el tiempo, cada vez queda más claro y más expuesto la falta de equipo y de proyecto. No hay plan. No hay rumbo. No hay nada más que la inercia y el miedo a que se caiga el chiringuito antes de tiempo.
El verdadero diagnóstico: la incompetencia sistémica
Pero el problema no es (solamente) Suárez Ogallar, el problema es mucho más complejo, más profundo, más estructural.
No estaban preparados para ganar y mucho menos para gobernar. Si así no fuera, Suárez Ogallar no podría haber llegado jamás a ser Secretario de Gobierno. Punto. Su nombramiento fue el primer síntoma de una enfermedad que ahora empieza a mostrar todos sus efectos devastadores.
Antes de cumplir dos años, su gestión llegó a su fin. Según dicen en los considerandos del Decreto, ‘por razones particulares’… aunque no especifican si las razones particulares son de él o de Matzkin. ¿Será que Suárez Ogallar se cansó del papelón? ¿O será que Matzkin necesitaba un fusible que salte para descomprimir la presión? 
Las preguntas que nadie responde (pero todos hacen)
¿Creerá Matzkin que con esta salida alcanza? ¿Seguirá sosteniendo a Juan Manuel Iglesias y Sergio Agostinelli, dos nombres que cargan con sus propias mochilas de inoperancia? ¿Será que no quiere ver el problema? ¿O será que el problema es él mismo y por eso no puede verlo?
El decreto: un engendro jurídico digno de análisis
El problema queda claramente expuesto en el Decreto, que curiosamente refrenda el Secretario de Economía Cristian Mazzola (¿por qué él y no otro?) y aún no fue publicado, donde se oficializa lo que era un secreto a voces en el gobierno local: la salida de Suárez Ogallar.
La lectura del mismo, que es un engendro jurídico que dice cosas que no quieren decir torciendo la legalidad de una manera innecesaria y artificiosa, explica que ‘el alejamiento temporal del Sr. Suárez Ogallar no debe interpretarse como un apartamiento de los objetivos compartidos por este gobierno, sino como una circunstancia que se produce en un marco de mutuo respeto y continuidad de la colaboración que ha caracterizado su relación con esta administración’.
Traducción: hubo pelea. Hubo cruce. Hubo portazos.
Porque si así no fuera, ¿qué necesidad hay de explicitar que se mantiene el ‘mutuo respeto’? Cuando hay que aclarar que hay respeto es porque el respeto voló por la ventana hace rato. Este argumento es tan falso como el reel que publicaron en Instagram y que compartimos más arriba. Puro humo, pura fachada, puro marketing berreta.
🎪 El misterio de Novelli: ¿funcionario o fantasma institucional?
Además, afirman los funcionarios que ‘se estima oportuno disponer la delegación transitoria de las funciones correspondientes en otro funcionario del Departamento Ejecutivo, garantizando la continuidad en el funcionamiento del área’.
¿Cómo es que se delegan las funciones de un funcionario en una persona que no es funcionaria?
Porque resulta que Novelli es asesor del Intendente Municipal, no tiene autoridad para refrendar ningún tipo de documentación oficial del Municipio. Para ello tiene que ser nombrado formalmente como Secretario del gobierno local. Sin embargo, Matzkin y Mazzola eligen deliberadamente no hacerlo. ¿Por qué? ¿Qué esconden? ¿Qué les impide dar ese paso? 🚩
💻 La gimnasia legal para justificar lo injustificable
Entonces inventan un paso legal turbio por el que delegan ‘las funciones inherentes a la Secretaría de Gobierno en el Sr. JUAN IGNACIO NOVELLI, DNI 20.028.680, hasta tanto se proceda a la designación de un nuevo titular del área’.
¿Por qué no nombran a Novelli como Secretario de Gobierno y listo, para reemplazarlo cuando lo estimen oportuno? Sería lo lógico, lo transparente, lo legal.
Pero no. Prefieren este laberinto kafkiano donde establecen que ‘el Sr. JUAN IGNACIO NOVELLI percibirá una remuneración equiparada al rango correspondiente a la categoría de Secretario del Departamento Ejecutivo’, o sea que cobra como secretario, trabaja como secretario, pero no es secretario.
¿Por qué? Volvemos a la pregunta incómoda: ¿Qué problema hay con Juan Ignacio Novelli que no lo nombran como Secretario de Gobierno de Zárate?
🌑 Cada vez más oscuro, cada vez más turbio
Cada paso que dan es más oscuro y turbio. Cada decisión está envuelta en un manto de opacidad que ofende a la inteligencia de los zarateños. Cada decreto parece redactado por alguien que busca confundir en lugar de aclarar.
Y mientras tanto, el Concejo Deliberante mira para otro lado, como siempre. Esos veinte concejales (o los que estén presentes ese día, porque la asistencia es optativa parece) que están más preocupados por cobrar a fin de mes que por ejercer el control que la Ley Orgánica de Municipalidades les exige. Un coro de mudos funcionales al desastre.
🎯 La conclusión es inevitable
Queda claro que el problema no es (solamente) Suárez Ogallar.
El problema es Matzkin.
El problema es un intendente que vive en su propio mundo, distante del de los ciudadanos de a pie, a quienes pretende venderles una realidad paralela hecha de renders, posteos y promesas vacías.
El problema es un gobierno sin equipo, sin rumbo, sin ideas y sin coraje para dar la cara cuando las cosas se ponen difíciles.
El problema es una gestión que llegó sin estar preparada, que gobierna como puede (mal) y que ahora se desmorona de a pedacitos, mientras intenta convencernos de que todo está bajo control.
Los zarateños se hartaron, y tienen razón para estarlo. Ahora falta ver si quienes gobiernan están dispuestos a escuchar ese hartazgo o si preferirán seguir viviendo en su mundo de fantasía y nubes de pedo hasta que la realidad los termine llevando puestos. 💥
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror.’
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS
