No hay plata

El Presidente Javier Milei y su lema ‘No hay plata’ parecen haber inspirado también al Intendente Municipal de Zárate, Marcelo Matzkin. Este argumento recurrente es utilizado para justificar la falta de acción estatal, especialmente frente a problemas críticos como el suministro de agua potable.

Contrario a lo que se afirma, plata hay. El problema radica en las prioridades de gasto. En palabras de Matzkin, ‘las prioridades de la sociedad deben ser siempre las prioridades de una gestión’, pero en la práctica parece haberse olvidado de este principio.

Prioridades en Cuestión

Mientras se alega falta de recursos para un plan hídrico integral, sí hay presupuesto para iniciativas deportivas como Defensores Unidos y Zárate Basket. Esto evidencia un desbalance en las prioridades municipales.

Se criticó la contratación de artistas foráneos durante la gestión caffarista, pero en la actual se sigue la misma lógica, destinando fondos a espectáculos en lugar de servicios esenciales.

En lugar de abordar problemas estructurales en los barrios, se prioriza la instalación de decoraciones como luces en la Justa Lima, generando cuestionamientos sobre el uso racional del presupuesto.

Ni la gestión de Matzkin ni la de su predecesor, Osvaldo Cáffaro, supieron implementar cambios significativos en la calidad de vida de los zarateños. Ambos se enfocaron en presentaciones mediáticas más que en soluciones concretas.

La polémica de los aumentos

La suba sideral de tasas municipales genera indignación en redes sociales y grupos de WhatsApp, pero no se traduce en acción ciudadana para exigir transparencia y mejor gestión. Mientras tanto, los funcionarios de Matzkin disfrutan de aumentos millonarios y beneficios como movilizarse particularmente con autos oficiales.

Resulta irónico que durante las campañas electorales se enfatiza la necesidad de transparencia y austeridad, que después en la práctica esas promesas quedan desdibujadas. Los recursos que podrían destinarse a mejorar servicios esenciales son asignados a iniciativas que no impactan de manera significativa en el bienestar colectivo.

Transparencia y Rendición de Cuentas

La Ley Orgánica de las Municipalidades establece la obligatoriedad de publicar semestralmente un informe de situación económica-financiera, estamos a la espera del que debe publicarse en enero. Este documento, junto con la rendición de cuentas anual, desmentirá el discurso de ‘No hay plata’, evidenciando que el problema es la asignación de recursos.

Aunque se espera que las autoridades cumplan con la legislación vigente, la transparencia en la gestión de recursos sigue siendo una asignatura pendiente. Informes incompletos o demora en su presentación generan desconfianza en la ciudadanía, debilitando aún más el vínculo entre gobernantes y gobernados.

Participación ciudadana: una asignatura pendiente

La sociedad también es responsable. Mientras no exija a sus gobernantes que prioricen el bienestar colectivo, seguirá predominando una gestión enfocada en intereses particulares. Como decía Juan Perón, ‘la víscera más sensible del hombre es el bolsillo’. Tal vez ahora que los aumentos de tasas impactan directamente, la ciudadanía tome conciencia de la importancia de involucrarse en la política.

La historia reciente demuestra que la participación ciudadana organizada puede generar cambios significativos. Sin embargo, esta acción requiere un compromiso constante y la voluntad de superar el escepticismo hacia las instituciones públicas.

Un llamado a la acción

El problema no es la falta de recursos, sino la falta de voluntad política para utilizarlos de manera equitativa y eficaz. Como recordó Platón, ‘el precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres’. En Zárate, la clave para revertir esta situación reside en una ciudadanía activa que exija transparencia y gestión responsable.

Es fundamental que los habitantes de Zárate tomen conciencia de su rol en la configuración de las políticas públicas. La exigencia de rendición de cuentas, la participación en los ámbitos deliberativos y el control ciudadano son herramientas claves para garantizar una gestión municipal alineada con las verdaderas necesidades de la comunidad.