Zárate merece más

Al concluir el año, es habitual reflexionar sobre los acontecimientos que marcaron el 2024 en Zárate. La llegada de un nuevo gobierno generó expectativas de renovación institucional, especialmente después de 16 años de una gestión que había dejado a los zarateños resignados a una realidad poco favorable. La administración de Marcelo Matzkin emergió como un símbolo de cambio, prometiendo recuperar el bienestar perdido.

Desvanecimiento de la ilusión inicial

No obstante, la esperanza depositada en el nuevo gobierno se desvaneció rápidamente. Aunque algunos tardaron más en reconocerlo, especialmente aquellos con intereses personales en juego, la opinión pública fue convergiendo hacia una conclusión: la gestión de Matzkin no estuvo a la altura de las circunstancias. Se trata de un caffarismo maquillado.

Promesas de campaña incumplidas

Inicialmente, la comparación entre la nueva y la anterior administración favorecía a Matzkin, dado el negativo antecedente caffarista. Sin embargo, al evaluar al gobierno actual en función de sus propias promesas y acciones, emergió una sensación de desilusión. Propuestas de campaña que quedaron en el olvido, como la promoción de la identidad zarateña mientras se designaba a funcionarios foráneos sin conocimiento del distrito, o la promesa de no financiar a Zárate Basket, que terminó recibiendo subsidios para su funcionamiento.

El Concejo Deliberante: ¿Un espacio de debate o una escribanía?

Un ejemplo claro de la falta de coherencia del gobierno municipal es el rol del Concejo Deliberante durante el último año. Tras años de críticas por la ausencia de debate político y con un funcionamiento de mera escribanía, este año se caracterizó por aprobar sin discusión real la mayoría de los proyectos enviados por el Ejecutivo. Las sesiones se limitaron a formalidades, sin estudios profundos ni debates sustanciales, evidenciando desde la totalidad de los concejales de una total falta de compromiso con la transparencia y la participación ciudadana.

Sesiones exprés y decisiones sin debate

La sesión de ayer ejemplifica esta dinámica. Proyectos ingresados por el Departamento Ejecutivo fueron aprobados rápidamente, sin estudio ni discusión, mediante la imposición de la mayoría oficialista. Asimismo, se trató el Expediente 260/24, que proponía la prohibición del tránsito pesado en la Ciudad de Lima. El proyecto, inicialmente general, fue modificado sin claridad sobre los límites de la ciudad, reflejando una vez más la falta de profundidad en el tratamiento de temas relevantes para la comunidad limeña.

Un gobierno alejado de sus compromisos

Este no es el camino prometido ni el gobierno que los zarateños eligieron. Con más de un cuarto del mandato consumido, persisten la falta de transparencia, de acción y de cumplimiento de las obligaciones asumidas. El 2024 trajo consigo la ilusión de un cambio que no se materializó como se esperaba. Ya no es suficiente compararse con la gestión anterior; Zárate merece más.

La necesidad de una oposición activa y constructiva

Es imperativo que la oposición asuma el rol que le corresponde, más activo y constructivo, fiscalizando al gobierno y proponiendo alternativas que respondan a las necesidades de la comunidad. La democracia se fortalece con el debate y la participación de todas las fuerzas políticas, más allá de su concepción ideológica, y es responsabilidad de la oposición evitar convertirse en una mera espectadora de las decisiones del oficialismo.

El desafío de recuperar la confianza ciudadana

La administración de Marcelo Matzkin enfrenta el desafío de recuperar la confianza de los zarateños, demostrando con hechos concretos su compromiso con las promesas de campaña. Es fundamental que el gobierno adopte una gestión transparente, participativa y orientada al bienestar de la comunidad, dejando de lado intereses particulares y priorizando el bien común.

Conclusión: Un llamado a la acción y al compromiso

Zárate merece mucho más que las promesas incumplidas y decisiones apresuradas. Es momento de que tanto el gobierno como la oposición asuman su responsabilidad y trabajen conjuntamente por el desarrollo y el bienestar del Distrito.

La comunidad zarateña espera y merece una gestión que esté a la altura de sus expectativas y necesidades.