Los concejales zarateños hicieron historia en la segunda sesión pública ordinaria desarrollada ayer 26 de marzo, y precisamente no por buenas cuestiones.
Eran muchos los temas que iba a tratar el Concejo Deliberante pero hubo dos (sí Ana, siempre son dos) que tuvieron mayor debate y que pasaran tristemente a la historia, los expedientes 68/24 y 96/24.
Lamentablemente los campeones de la transparencia no logran ser transparentes y uno no tiene acceso a los expedientes para conocer quiénes son los firmantes de los proyectos, quienes presentan los proyectos, ni siquiera poder tener acceso a los textos de los proyectos, pero siempre hay vecinos que colaboran con la tarea de informar y contamos con ambos textos. Si Unrein quiere construir un Concejo Deliberante abierto, tal como se vanagloria en las entrevistas que le realizan, debe demostrarlo en hechos concretos, hasta ahora parece que ni lo intentó. Él es peronista, él sabe lo que decía el General, ‘mejor que decir es hacer’.
El primero de los proyectos que suscitó un álgido debate es el que presentaran varios concejales, según reza el Orden del Día, ‘Conmemorando el DÍA NACIONAL DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA y declarando de Interés legislativo las actividades organizadas por las organizaciones de Derechos Humanos.’
En un texto muy mal redactado el artículo 1 ° de la Resolución establecía ‘EL HONORABLE CONCEJO DELIBERANTE DEL PARTIDO DE ZÁRATE Conmemorar el DÍA NACIONAL DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA y sostener el compromiso de este Honorable Concejo Deliberante con la defensa de los Derechos Humanos, la Democracia y el Estado de Derecho.’, aunque el debate no se centró en la Resolución en sí sino en los considerados, puntualmente cuando se menciona ‘Que, durante la candidatura del actual Presidente de la Nación, en su momento diputado, en entrevistas dice “¿Queremos hablar de eso? Hablemos con la verdad. Lo primero que hay que reconocer es que el número de 30.000 es una mentira. No fueron 30.000 desaparecidos.” (sic) Cifras que no tienen parangón a las investigaciones del CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas).’, situación que llevó a discutir si fueron 30.000 o no los desaparecidos en medio de la sesión.
Imaginando una derrota en la votación, dado que la mayoría avizoraba un voto contrario, el vegano Presidente del Bloque de Concejales de Unión por la Patria Leandro Matilla pidió, violando el Reglamento del Cuerpo, el retiro del Proyecto. El artículo 33 del Reglamento afirma ‘Ni el autor de un proyecto que esté aún en poder de la comisión, o que el Concejo esté considerando, ni la Comisión que lo haya despachado, podrá retirarlo a no ser por resolución del Cuerpo mediante petición del autor o de la Comisión en su caso.’, sin embargo Matilla lo retiró y el ignorante de normas de Unrein actuó una vez más como en el caso de la votación nominal ignorando el Reglamento del Cuerpo que preside y lo dio por retirado. Vergonzoso.
Matilla argumentó que lo hacía por la votación del Concejo en una moción que desconocemos porque, causalmente, esa parte del video no está en la transmisión grabada. Como cuando se trató al margen de la ley la cuestión de las licencias de concejales y como cada vez que conviene a las autoridades, la transmisión se corta.
Aunque más vergonzosa sea la explicación que diera Mónica Cabeza, ‘el expediente se retiró a los efectos de no reconocer el número de 30.000 desaparecidos’.
Para que quede claro, Matilla reculó para no perder, en lugar de plantar bandera y dejar expuesto el pensamiento de cada uno, decidió dar un paso atrás, quizás por aquello de soldado que huye sirve para otra guerra, y esa ‘guerra’ se dio en el tratamiento del expediente 96/24 presentado por el Bloque de Unión por la Patria ‘Repudiando enérgicamente y se solidarizándose con la Militante de Derechos Humanos de la localidad de Rosario perteneciente a la Agrupación H.I.J.O.S.’ (sic)
Y una vez más el problema en discusión se centró en los considerandos, puesto que la mayoría del Cuerpo decidió abstenerse por no estar de acuerdo con la argumentación del proyecto. Sí, una vez más violando el Reglamento Interno, que fija que ‘el Concejal que solicitare autorización para excusarse hará uso de la palabra para fundamentar tal solicitud, no pudiendo emitir opinión sobre el tema en tratamiento’, varios concejales dejaron constancia que se abstendrían porque no compartían el texto del proyecto, la mayoría de ellos porque no querían estar de ninguno de los dos lados en la discusión que se planteaba por la utilización política de lo acontecido.
Quizás los concejales no se enteraron que están haciendo política, que todos hacemos política en todo momento, y que la abstención también es una actitud política, fundamentalmente de falta de coraje para hacerse cargo de la situación. La vez anterior Matilla les facilitó la tarea, en esta oportunidad no. ¿Habrá estado consensuado?
Incluso se abstuvieron los concejales afiliados a la Unión Cívica Radical, quizás en línea con la tibieza que tuvo su Presidente, Maximiliano Abad, cuando se abstuvo en relación al DNU que debatió el Senado de la Nación.
Lo que plantearon los concejales que se abstuvieron está, en nuestra opinión, equivocado, porque no se puede estar de ninguno de los dos lados. O se condena lo acontecido o se lo avala, o se lo rechaza o se lo ampara. Aquí no hay grises, hay que erradicar la violencia política, lo denunciado es un acontecimiento político, más allá de lo judicial, y merece un tratamiento en consecuencia.
Tiene razón en este punto Matilla. La Justicia hará su trabajo, el Concejo Deliberante debió hacer el suyo y no tuvieron el coraje de hacerlo. Se abstuvieron, es decir no apoyaron el repudio, Lautaro Fenestraz, Daiana Herger, Norberto Toncovich, Natalia Blanco, Marisa De Silva, Hernán Bochini, Walter Unrein (quien con la complicidad del resto del Concejo violó el Reglamento por duplicado ya que para argumentar su abstención opinó sobre el proyecto y lo hizo desde el estrado, algo taxativamente prohibido en el Reglamento Interno del Concejo), Ignacio Olivera, Victoria Semería Olmos, María Elena Gallea, Blanca Di Giuseppe, Eduardo Finkel y estaba ausente Mónica Cabeza, que tan vehemente había estado en la otra discusión pero en esta oportunidad defeccionó.
Está claro que los concejales no tienen en claro cuál es el rol de los concejales, no saben para que fueron elegidos o quizás sí, para pasar por caja a fin de mes, y obran en consecuencia.
Ayer hicieron historia… de la mala.
NOTA: Gracias Nilda Gianfelice por la imagen que ilustra la columna.
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RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS
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