Hans Kelsen formuló el principio de legalidad que rige el funcionamiento del derecho, para él ‘Todo lo que no está prohibido, está permitido’, y es una forma sencilla de hacer del derecho algo más vivible puesto que sería imposible que un sistema jurídico habilite todas y cada una de las posibilidades de acción. En contrapartida se habilitan todas, y aquellas que no se quieren permitir, se las prohíbe expresamente.
Al parecer hay quienes discrepan con esta idea y pretenden reformular el derecho invirtiendo la pirámide, desde la base a la cúspide, o eso al menos se desprende del proyecto presentado por Patricio Gauna Marchetti. Para corregir el despropósito de la Ordenanza 4104, que entre otras cosas prohíbe que si uno está escuchando música en un pub pueda bailar, Gauna Marchetti pretende permitir que se baile. Pero no dice nada respecto a otras actividades, por lo que según su lógica no se podrían practicar. Kelsen lo resuelve de manera mucho más sencilla, y sabía un poquito más de derecho que Gauna Marchetti.
Quizás estos errores en los que incurre, donde propone poner permitiéndose donde la ordenanza dice prohibiéndose, tengan que ver con la notoria ignorancia y con el apuro.
¿Por qué apuro? Porque estamos en medio de una campaña electoral.
Si se apuran y miran la página web del Concejo Deliberante antes que la Municipalidad de Zárate vuelva a dejar impago el servicio de hosting y el Concejo Deliberante vuelva a quedarse sin página web (Matilla, ¿por qué no le cuenta a los vecinos de esta situación?) quien esté interesado podrá ver que el Expediente 428, presentado por Gauna Marchetti, es una versión libre del Expediente 402 presentado por el bloque de Juntos y liderado por Victoria Semería Olmos, quien propone lo mismo pero siguiendo la lógica kelseniana del derecho. Bueno, lo de ver es figurado porque desde que denunciamos el accionar fraudulento del Concejo Deliberante con el pedido de licencias de Juntos en los casos en que no se presentan digitalizados los proyectos ya no se pueden ver los codumentos adjuntos a los expedientes.
Son propuestas similares aunque el expediente propuesto por la oposición va más allá ya que, por ejemplo, busca corregir un error de redacción al modificar el apartado c del artículo 2 y eliminar la categoría VII de aquellos nuevos locales de posible instalación… básicamente porque la categoría en cuestión no existe en el articulado de la Ordenanza ni en su propuesta de reforma.
Semería Olmos propone corregir una burrada, Gauna Marchetti propone más burradas, ahora de su autoría, a las burradas que aprobó el Concejo Deliberante el 27 de diciembre de 2012 y que desde entonces nadie corrigió… al fin de cuentas qué le hace un mancha más a un Concejo tan sucio. Pero tampoco es cuestión de abusar como propone Gauna Marchetti, su propuesta es una mala copia de algo que ya existía porque no hace ningún aporte sustancial, es tan solo una cuestión de cartel… de vedetismo político, de rapiña política.
Y la propuesta en sí no es mala, es inconcebible que uno no pueda bailar, por ejemplo, en un pub o un bar… pero sí en una tanguería. Al fin de cuentas pareciera ser que el problema es la música que se escucha. Y viene a corregir algo que no debiera haber existido, como no existía antes de esta reforma, porque el problema no es que se baile, curiosamente la Ordenanza vigente es tan defectuosa que en un restaurante uno podría bailar si corriera las mesas y lo hiciera en un lugar que no sea una pista de baile porque allí no está prohibido el baile, sino como se controla que esto se haga dentro de las normas vigentes, que por cierto no se modifican.
Pero hay una diferencia sustancial entre ambos proyectos. Mientras el proyecto de Juntos apunta a una cuestión cultural, de hecho entre los considerandos del proyecto se menciona ‘Que la promoción de la diversidad cultural y artística en nuestra comunidad es un objetivo fundamental para el desarrollo cultural y económico de nuestro Partido, y que los espectáculos en vivo, la música en directo, y otras manifestaciones artísticas contribuyen en gran medida a la enriquecedora vida cultural’, el proyecto del dirigente libertario y candidato a concejal solo apunta a una cuestión económica, ‘liberando la posibilidad de ofrecer actividad bailable y espectáculos en vivo contribuimos a la extensión de la oferta de servicios ofrecidos por el establecimiento’.
El problema no es del establecimiento, el problema es de la sociedad, de determinar qué cosas tienen valor y qué cosas tienen precio.
El problema no es que se baile, el problema es que los ruidos que se generen estén dentro de los límites permitidos. Hoy en día sin bailar se generan muchos ruidos molestos en el Distrito que nadie impide ni controla.
El problema no es que se baile, el problema es que no haya disturbios a la salida del baile, algo que hoy ocurre en sitios habilitados para bailar.
El problema no es que se baile, el problema es que todos podamos disfrutar del distrito sin que una actividad vaya en desmedro de otra.
El problema, en última instancia, es de control. Algo que el caffarismo careció durante mucho tiempo y para evitar quedar en evidencia, directamente lo prohibió.
Por eso, como dijera Alberto Castillo, siga el baile… incluso el de las comparsas que pretenden rapiñar el trabajo ajeno.
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror.’
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS