Cuenta Robert Greene en ‘Las 48 reglas del poder’ que ‘A principios de la década de 1520, el rey Enrique VIII de Inglaterra decidió divorciarse de su esposa, Catalina de Aragón, porque no le había dado un heredero y porque él, además, se había enamorado de la joven y bella Ana Bolena. El papa Clemente VII se opuso y amenazó al rey con la excomunión. El ministro más poderoso del monarca, el Cardenal Wolsey, tampoco consideró necesario el divorcio, y su tibio apoyo al rey le costó primero el cargo y luego la vida. Un hombre del gabinete de Enrique VIII, Thomas Cromwell, no sólo apoyó su deseo de obtener el divorcio, sino que ideó una manera de realizarlo: romper por completo con el pasado. Convenció al rey de que, si cortaba los lazos con Roma y se designaba él mismo jefe de una nueva Iglesia inglesa, podría divorciase de Catalina y casarse con Ana. Para 1531 Enrique decidió que esta propuesta era la única solución. Como recompensa por su simple pero brillante idea, elevó a Cromwell, hijo de un herrero, al puesto de consejero real.’ y parece que en Zárate han surgido muchos Thomas que pretenden romper con el pasado sin hacerse cargo que fueron responsables de su propia construcción.
Hoy que para muchos la estrella caffarista comienza a perder brillo hay muchos que procuran que el brillo se pose sobre su persona para erigirse como alternativa real, pero para ello tenemos que proceder como cuando éramos chicos, al menos como me enseñaron a mí. Cuando uno se equivoca pide disculpas y busca reparar el error, no se hace el boludo y mira para el costado.
Por estos días asistimos a una lucha fraticida en el seno del Frente de Todos en donde todos parecen haber nacido de un repollo y ayer…
Uno lee las declaraciones de Leandro Matilla sobre el Intendente Osvaldo Cáffaro y pareciera que sufre amnesia, ¿No recuerda que dos años atrás se sacaba fotos con el Intendente como parte de su campaña electoral?
Y lo mismo corre para Agustina Propato, aunque en su caso pueda esgrimir que en 2021 no los dejaron competir internamente contra la lista oficial.
¿Dónde estaban en 2019 Leandro Matilla y Agustina Propato? ¿A quién votaron de Intendente Municipal?
En su defensa hay que reconocer que ninguno de los dos era parte del Partido Justicialista de Zárate, por lo que no debían tener disciplina partidaria… guiño guiño.
Cáffaro no cambió en 2019. Lo que hace hoy es producto de lo que ha venido haciendo desde que es Intendente y, fundamentalmente, desde que decidió pegar el salto al kirchnerismo a cambio de dinero.
¿Por qué en 2019 era buen candidato, se lo apoyaba y se lo votaba y hoy resulta que es tan malo? ¿Cambiaron de opinión? Enhorabuena, pero en tal caso hay que reconocer públicamente lo mal hecho y el volantazo, no hacer como que aquí nunca ha pasado nada.
De hecho el propio Matilla aprobó el presupuesto del Ejecutivo municipal, bajo la excusa de dotar al gobierno de una herramienta de gestión, y luego por oportunismo cuestiona la ejecución del presupuesto. Quizás vota sin leer, pero son tan excesivamente chupamedias que más allá que la Ley Orgánica de Municipalidades en su artículo 119 fije que ‘el Departamento Ejecutivo dentro del ejercicio, podrá disponer las reestructuraciones presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por cada Ordenanza presupuestaria, quedando comprendidas las modificaciones que involucren a gastos corrientes y distribución de las finalidades dentro de los respectivos rubros presupuestarios.’ En el artículo 35 de la Ordenanza Complementaria establecieron ‘Facúltese al Departamento Ejecutivo a efectuar los ajustes presupuestarios que sean necesarios dentro del Cálculo de Recursos por ingresos provenientes, tanto de Jurisdicción Municipal como de Otras Jurisdicciones que no estén previstos en el presente presupuesto.’ O sea ratifican, para que no queden dudas, lo que ya está normado.
Es decir, ponen al zorro a cuidar las gallinas y se quejan porque se comió una…
Lo que olvida Matilla, o ignora, es que el mismo artículo 119 establece que ‘Dentro de los quince (15) días posteriores a la realización de las reestructuraciones que se refiere el presente párrafo, el Departamento Ejecutivo deberá comunicarlas al Concejo Deliberante.’ ¿Lo hizo Osvaldo Cáffaro? No. ¿Lo exigió Matilla? Tampoco, guardó el silencio cómplice de siempre, de toda su carrera política, como en la enorme mayoría de las veces, a menos que sea más conveniente cacarear un poco… pero no mucho, y si alguien tiene dudas al respecto basta ver su accionar y el de su bloque respecto a la Ordenanza aprobada en el Concejo Deliberante en relación a las reformas en la traza de la Avenida Lavalle.
El caso de Propato, aunque diferente, converge en el mismo punto. Tras años de amnesia han recobrado misteriosamente la memoria en un año electoral. ¿Cáffaro es peor hoy que cuando avaló que se anulara la posibilidad de tener elecciones internas en el Distrito, cuando dirigentes cercanos a Propato querían participar? ¿Se volvió malo repentinamente o es que ahora la situación amerita el confrontar con el Intendente? Parece que fueran seguidores del Dr. Guevara y su maduración de las condiciones subjetivas, que en su opinión están dadas.
Repetimos la consulta, ¿A quién votaron de Intendente Municipal Matilla y Propato? ¿Votaron a Osvaldo Cáffaro y se equivocaron? ¿Votaron a Osvaldo Cáffaro y siguen convencidos que era la mejor opción?
¿Dónde estaban cuando desde este mismo espacio denunciamos el accionar del gobierno de Osvaldo Cáffaro presentando pruebas? En silencio y escondidos.
Es bueno que den la cara ante los vecinos y puedan explicar claramente qué pensaban y qué piensan, qué hicieron y qué hacen, qué apoyaron y qué critican.
En cualquier caso bienvenidos a quienes creemos, desde hace tiempo ya, que Osvaldo Cáffaro perdió una oportunidad casi única y pudiendo ser parte de la historia eligió ser un personaje de historieta.
Bienvenidos a quienes creemos que a Zárate no le irá bien si Osvaldo Cáffaro tiene un nuevo mandato de gobierno.
Pero han de reconocer que tienen un posible problema por delante. Si Cáffaro decide ser candidato a Intendente y se alza con la candidatura del Frente de Todos ¿Qué harán? ¿A quién votarán? Sería bueno y oportuno que lo dejen claro desde ahora para evitar amagues, agachadas y acuerdos trasnochados como lo de Leandro Matilla y el Partido Justicialista que, para no ser muy críticos con el Intendente, tienen un concejal de la conducción partidaria en el bloque de concejales que le responde ciegamente.
Deberán recordar entonces como terminó la historia de Cromwell.
‘En 1534 Cromwell había sido designado secretario del rey y se había convertido en el hombre más poderoso de Inglaterra. Pero para él la ruptura con Roma iba más allá de la satisfacción de los deseos carnales del rey: visualizaba un nuevo orden protestante en Inglaterra, en el cual el poder de la Iglesia Católica quedaría aplastado y las enormes riquezas que poseía pasarían a manos del rey y el gobierno. Aquel mismo año Cromwell inició un censo de todas las iglesias y monasterios de Inglaterra. Los resultados mostraron que los tesoros y dineros que la Iglesia había acumulado a través de los siglos era mucho mayor de lo que él había imaginado. Sus espías y agentes le llevaron cifras exorbitantes.
Para justificar sus planes, Cromwell hizo circular historias sobre la corrupción que cundía en los monasterios ingleses, su abuso del poder, su explotación de la gente a la que supuestamente servían. Tras haber obtenido del Parlamento el apoyo necesario para disolver los monasterios, se dedicó a confiscar sus bienes y a hacerlos desaparecer uno tras otro. Al mismo tiempo, comenzó a imponer el protestantismo, mediante la introducción de reformas en los rituales religiosos y castigos a quienes se mantenían fieles al catolicismo, ahora eran calificados de heréticos. Casi de la noche a la mañana, Inglaterra fue convertida a una nueva religión oficial.
El país fue presa del terror. Algunas personas habían sufrido bajo el dominio de la Iglesia Católica, que antes de las reformas había sido inmensamente poderosa, pero la mayoría de los británicos conservaban estrechos lazos con el catolicismo y sus reconfortantes rituales. El pueblo miraba con horror cómo demolían sus iglesias, hacían añicos las imágenes de la Virgen María y de los santos, destrozaban los vitrales y confiscaban los tesoros del clero. Desaparecidos los monasterios que habían socorrido a los indigentes, ahora éstos llenaban las calles de las ciudades. El creciente número de mendigos se incrementó aún más cuando se sumaron los que hasta entonces habían sido monjes. Y la situación empeoró cuando Cromwell impuso nuevos y elevados impuestos destinados a pagar las reformas eclesiásticas.
En 1535 estallaron en el norte de Inglaterra intensas revueltas, que amenazaban con derrocar a Enrique VIII. Al año siguiente el rey había logrado reprimir las rebeliones, pero también había empezado a ver los tremendos costos de las reformas de Cromwell. El propio monarca no había deseado nunca llegar tan lejos, lo único que pretendía era el divorcio. Ahora le tocó el turno a Cromwell de observar cómo el rey deshacía poco a poco las reformas y reinstauraba los sacramentos católicos y otros rituales que Cromwell había abolido.
Consciente de que había caído en desgracia, en 1540 Cromwell resolvió recuperar el favor de Enrique VIII con un golpe audaz: le encontraría una nueva esposa. La tercera esposa de Enrique VIII, Jane Seymour, había fallecido unos años antes, por lo cual el rey buscaba una nueva y joven reina. Fue Cromwell quien la encontró: Ana de Cleves, una princesa alemana y, lo más importante para el ambicioso político, protestante. Por encargo de Cromwell, el pintor Holbein realizó un halagüeño retrato de Ana, cuando Enrique lo vio se enamoró de la joven y accedió a casarse con ella. En apariencia, Cromwell había recuperado el favor del soberano.
Lamentablemente, en su cuadro Holbein había idealizado en exceso a la princesa, y cuando el rey la conoció en persona, no le gustó en lo más mínimo.
Su furia contra Cromwell -primero por la malograda reforma y ahora por haberle endosado una esposa protestante y poco atractiva- estalló sin freno.
En junio de aquel año Cromwell fue arrestado, acusado de ser un extremista protestante y hereje, y enviado a la prisión de la Torre. Seis semanas después, ante una inmensa y entusiasta multitud, el verdugo le cortó la cabeza.’
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror.’
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS