El análisis de una rendición de cuentas municipal, cuando se quiere hacer a conciencia y no una mera puesta en escena, tiene al menos dos vertientes. La primera un análisis político y cualitativo, discutir si el dinero se está utilizando en lo que se dijo que se iba a utilizar y, a su vez, si estas son las cuestiones en las que se debiera utilizar. Esta parte del escrute es absolutamente subjetivo y más allá de ser absolutamente oportuno y necesario que quienes no comparten los criterios gubernamentales lo hagan saber, es una potestad absoluta del Departamento Ejecutivo decidir cómo se aplica el Presupuesto. Para ser claros, la ‘oposición’ tiene que formular sus críticas, aunque estas no se traduzcan más que en un posicionamiento político sin consecuencias efectivas en el corto plazo. Si lo que se observa es grosero se transforma en denuncia pública y judicial si correspondiere.
La segunda vertiente es un análisis objetivo y concreto, matemático, y se refiere a investigar si los datos que se presentan son precisos o ‘dibujados’. Una parte importante de esta labor es contar con los comprobantes de la utilización de los dineros públicos y para ello es vital contar con acceso al RAFAM, algo que los concejales reclaman año a año y que el Ejecutivo de manera ilegal lo impide. Sin esta herramienta cualquier discusión técnica es estéril porque no se puede avanzar más allá de los grandes títulos englobadores sin poder estudiar gasto a gasto. Cierto es que para poder hacer esta tarea es necesario tener la voluntad de hacerlo.
Visto lo acontecido desde la presentación de la Rendición de Cuentas hace ya más de medio mes, la voluntad política no parece abundar, sino es imposible entender que nadie haya denunciado que los números presentados por el Municipio son falsos, y esto lo podemos demostrar con la información oficial que contamos, sumamente parcial y sin acceso a documentos que pueden permitir un estudio más exhaustivo.
Días atrás presentamos el siguiente cuadro:
Y decíamos que poco a poco seguiríamos analizando los números.
Pues bien, sin haber terminado aún con el análisis podemos adelantar que los números presentados por el Intendente Municipal Osvaldo Cáffaro, y la Secretaria de Hacienda y Finanzas Públicas Patricia Fernández no son reales.
Veamos el caso de la Secretaría de Espacios y Edificios Públicos, comandada hasta agosto pasado por Matías Enz, y desde entonces sin un Secretario oficial designado en el puesto. Según el Presupuesto 2022 se preveía utilizar en esta dependencia $332.014.500 con la siguiente desagregación:
Pero cuando uno revisa los documentos presentados por el Municipio encuentra que se parte de un Presupuesto de $407.913.500. ¿No me cree? Pase y vea…
Curiosamente el Municipio no contabiliza entre los fondos de la Secretaría de Espacios y Edificios Públicos los correspondientes a la Administración, Gestión y Control de la Secretaría de Espacios y Edificios Públicos, parece joda pero es real.
Para ello los zarateños pagamos en 2022 $72.357.799,15 que no aparecen en el balance anual de la Secretaría. ¿Por qué no aparece? ¿Por qué se falsean los números oficiales?
¿Cómo discutir entonces una Rendición de Cuentas que política y técnicamente es inaprobable? ¿Cómo no denunciar públicamente la mentira oficial?
Los concejales tienen esta misma documentación que tenemos nosotros, sin embargo no han hecho ningún tipo de comentario público al respecto. ¿Qué estarán esperando?
Los documentos exponen que Cáffaro no sabe contar, y si lo sabe, hace trampa. Como siempre, miente.
¿Van a seguir aprobando a libro cerrado? ¿Van a seguir haciendo como que no pasa nada?
La mierda es tanta que ya no se puede ocultar.
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror.‘
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS
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