La jura del Intendente Osvaldo Cáffaro en el Teatro Coliseo se preveía como un hecho histórico, porque por primera un Intendente juraba fuera del recinto del Concejo Deliberante y porque se convertiría en el ciudadano en estar por más tiempo al frente del Departamento Ejecutivo municipal.
Y la propia escenografía preparada auguraba un cambio de época, no solo por lo ya reseñado, que ojalá sea un nuevo comienzo de llevar el Concejo Deliberante a los vecinos sin esperar que sean ellos quienes se acercan a las instituciones municipales, sino porque estaba previsto que fuera un discurso en un atril, lo que hacía prever un mensaje corto.
Así fue, y sin leer por primera vez en sus discursos ante el Concejo Deliberante, el Intendente recordó a quienes lo antecedieron en el cargo, a quienes lo formaron como dirigente político y auguró un trabajo en conjunto poniendo por encima de las diferencias, la necesidad de establecer un diálogo político democrático en el que se busque desde diferentes posturas, el bien común.
Tal como lo mencionó el Intendente parece ser un nuevo comienzo, debemos ver si esto se traduce en hechos concretos, por ejemplo si esta tolerancia al pensar distinto de la que hablaba Cáffaro contagia a la Secretaria de Salud Rosana Núñez y desbloquea de las redes sociales oficiales a quienes pensamos diferente, o si para poder construir ese bien común todos tenemos acceso a la información y las estadísticas municipales, algo que en los doce primeros años de gestión caffarista no fue el modelo a seguir.
El tiempo dirá si fue solo una puesta en escena o si es un cambio real en una forma de gestionar, lo cual no dejaría de ser una sorpresa, puesto que en general si es un ave palmípeda acuática, con el pico aplanado y patas cortas, con dedos unidos entre sí por una membrana, es un pato… y para seguir con la zoología, ya se sabe que cuando uno se quema con leche, ve una vaca y llora por el recuerdo…
El tiempo dirá… pero es un buen augurio.
Quedan además otras curiosidades de la jura.
Que Juntos por el Cambio, pese a ser el bloque político con la primer minoría, ocho concejales sobre 20, no tiene autoridades en el cuerpo.
Que todos los cargos se votaron por unanimidad, es decir que las autoridades electas se votaron a sí mismos y que los concejales de Juntos por el Cambio prefieren ser meros espectadores, por lo que una vez más queda en claro la política del tero que practican muchos, poniendo el grito en un lado y los huevos en otro.
Que el Frente de Todos pese a compartir una única lista conformará múltiples bloques, tal como dijéramos días atrás.
Que hubo candidaturas testimoniales y el comunismo local vuelve a tener un representante en el Concejo Deliberante, como por ejemplo la defección de Lilian Burroni y la llegada de Tania Caputo, algo que también evaluamos tiempo atrás e incluso que quienes dicen tener a los vecinos de Zárate por encima de todos, los tienen un poquito por debajo de los vecinos bonaerenses en su totalidad y eligen ser legisladores provinciales en lugar de concejales, como el caso de Micaela Morán, quien pidió licencia como concejal para asumir como Diputada Provincial, con lo cual tampoco tiene muy en claro su decisión ya que no renunció, por si tiene que volver sobre sus pasos.
En los hechos no hubieron muchos cambios, en lo discursivo sí, dado el nivel de liderazgo que impone el Intendente sobre los legisladores, quizás sea el inicio de un nuevo tiempo, el tiempo dirá si es así.
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