Cuando uno afirma que la mayoría se equivoca se tiende a asociar esta posición con minorías elitistas aristocráticas que descreen de la voluntad popular o con vanguardias iluminadas que pretenden ser la encarnación del pensamiento popular, pero cuesta creer que quien sostiene esto es un ex parlamentario elegido por la voluntad de sus conciudadanos.
En efecto, afirma el ex Ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis que ‘las mayorías siempre pueden equivocarse’, y a las claras está que nadie podría siquiera pensar en el líder helénico como miembro de una aristocracia política griega ni como parte de una vanguardia, muy por el contrario, tras ser profesor universitario durante mucho tiempo y asesorar de variadas maneras a distintos partidos, fue parte de la experiencia del izquierdista Syriza en su llegada al gobierno.
Y Varoufakis sostiene su afirmación en que ‘en los tiempos de la Peste Negra, durante el siglo XIV, una gran mayoría de los europeos creía que la plaga era un castigo por sus pecados, y que podía ser exorcizada con sangrías y autoflagelaciones. Y cuando las sangrías y las flagelaciones no funcionaban, se decía que aquello demostraba que el arrepentimiento no era sincero, que aún había que sangrar más, que los latigazos no eran lo bastante entusiastas’. Este ejemplo que cita Varoufakis es elocuente, pero si aun así existiera alguien que dudara que la mayoría también se equivoca, le propongo que haga un simple ejercicio. Si le pregunta a un votante del Frente de Todos sobre aquellos que votaron a Cambiemos cuatro años atrás, sin dudas afirmará que se equivocaron, y algo similar dirán los votantes de Juntos por el Cambio respecto a quienes han decidido acompañar la propuesta política del peronismo.
Está claro entonces que, aunque muchos prefieran no reconocerlo porque se asocia la postura a un pensamiento autoritario, las mayorías también se equivocan. La mayoría no tiene la razón, la mayoría es tan sólo una porción de la sociedad que, de acuerdo a las reglas que nos hemos autoimpuesto para funcionamiento en sociedad, decide qué medidas tomar y qué camino seguir en términos gubernamentales. Pero en ningún caso es infalible y, mucho menos, perpetuo, sino que se trata de la decisión popular de un momento dado y bajo circunstancias particulares, que deciden quiénes gobernarán los destinos comunes.
Y dado que en nuestro país no hay revocatoria de mandato ni moción de censura, esa mayoría decide cuáles son las mayorías (o primeras minorías, llegado el caso) que decidirán en, al menos, los próximos dos años de gobierno.
En consecuencia, el próximo 27 de octubre se elegirá al próximo Intendente y el frente que obtenga la mayor cantidad de votos positivos será quien ocupe el sillón en Rivadavia 751, pero eso no significa que tiene razón, y mucho menos, que los problemas están resueltos.
Como en los últimos 12 años sigue habiendo inseguridad en Zárate, y cada vez más.
Como en los últimos 12 años sigue habiendo suciedad en Zárate, y cada vez más.
Como en los últimos 12 años se sigue priorizando la poda y la jardinería por sobre los cambios de raíz.
Como en los últimos 12 años se seguirá ocultando información y mintiéndole a la ciudadanía.
Como en los últimos 12 años al día siguiente muchos dirán ‘otra vez Cáffaro’, ¿quién lo votó?
Como en los últimos 12 años, la mayoría podrá volver a equivocarse.
Procuraremos no hacerlo, porque como dijera John Kenneth Galbraith, ‘en política, hay ocasiones en que debes estar en el bando correcto y perder’.
Publicado en El Debate, Zárate.
http://www.eldebate.com.ar/la-mayoria-tambien-se-equivoca/
1 comentario
Bueno, también es necesario reconocer que cuando una mayoría se equivoca, tal vez sea porque no tuvo un candidato a la altura de los desafíos como así tampoco una voz didáctica que explique claramente el camino a seguir y los porqué tan necesarios para entender y luego el ciudadano votar en consecuencia. NO se olvide que la ciudadanía local NO tenía opciones en las PASO ni tampoco las tiene AHORA en la elección general. Esto debe llamarle la atención porque nuestra elite política NO LIDERA. Se subordina a opciones de poder superiores a nivel provincial y nacional y opta por la palabra fácil, la actitud populista y sobre todo a la mentira.