Días atrás, en una entrevista realizada para BuzzFeed, en la primer entrevista que hizo en vivo por Facebook, el Presidente Macri emitió una serie de pronunciamientos que son cuestionables, repudiables y reprobables, aunque queda claro que, en su juicio, ni siquiera fueron apreciaciones equivocadas.
Consultado sobre la cantidad de desaparecidos que dejaron el gobierno de Isabel Perón y la última dictadura militar precisó que ‘No tengo idea si fueron 30 mil desaparecidos, es un debate en el que no voy a entrar, si son los que están anotados en un muro o son muchos más; me parece una discusión que no tiene sentido.’, y técnicamente es una discusión que no lleva a ningún sitio, pero el Presidente no puede ignorar que no se trata de una cuestión matemática, sino de una cuestión política.
No es más grave la situación si se trata de 30000 detenidos desaparecidos o si, como registró la CONADEP en 1984, fueron 8961. Son tan graves cada uno de ellos como Jorge Julio López, que es sólo uno, y fue en el gobierno democrático y peronista de Néstor Kirchner. Pero el peso simbólico que tiene la cifra de 30000 es un dato que el Presidente no ignora ni debe ignorar, y es un error de su parte el pretender desconocer tal realidad.
Si esta cuestión es grave, peor aún es el afirmar que ‘Es importante saber qué es lo que pasó […] qué fue esta guerra sucia, qué fue lo que pasó’, puesto que esto se sabe, casi en su totalidad, a partir del trabajo desarrollado por la propia CONADEP y por el Juicio a las Juntas Militares propiciado por el Presidente Raúl Alfonsín.
Dicho Juicio, que en cada testimonio fue un descenso al infierno, esclareció lo acontecido en nuestro país en lo referido a la violación de derechos humanos durante la última dictadura militar, y en él, los militares acusados esgrimían como argumento que ellos habían participado de una guerra justa y que la habían ganado.
Frente a esta postura, hoy reflotada por el Presidente Macri, es importante recordar las palabras del alegato final del Fiscal Julio César Strassera al momento de solicitar la condena de los ex Comandantes enjuiciados. Decía entonces el Fiscal que ‘Particularmente deleznable resulta el argumento de la “guerra sucia”, esgrimido hasta el cansancio como causa de justificación. Se nos dice así que esto fue una guerra -a la que para cohonestar los inhumanos procedimientos utilizados en su desarrollo se califica como no convencional- y que en todas las guerras se producen episodios crueles, que aunque no queridos son su consecuencia necesaria. En primer lugar, creo necesario dejar claramente establecido que aquí no hubo tal guerra. Tengo muy buenas razones en abono de esta afirmación, y daré sólo unas pocas. Ninguno de los documentos liminares del proceso habla de guerra, y ello resulta por demás significativo. Porque resulta obvio, señores jueces, que si los tres responsables militares del alzamiento del 24 de marzo de 1976 hubiesen creído que estaban emprendiendo una guerra, cualesquiera fuesen los calificativos que les mereciera, no hubieran omitido esa circunstancia en la proclama revolucionaria.’
No, no fue una guerra sucia, Presidente, fue Terrorismo de Estado. Cuando usted utiliza como al pasar el concepto de guerra sucia avala el accionar de los delincuentes, se pone de su lado, los cobija. Fue Terrorismo de Estado y así lo definió el Estado argentino a través del Poder Judicial en ese histórico Juicio a las Juntas y así lo tiene que definir usted. Las cosas hay que decirlas por su nombre.
No fueron correctas las aseveraciones presidenciales, y mucho menos el momento en el cuál se realizan, de manera contemporánea con la celebración de la Ronda 2000 de las Madres de Plaza de Mayo realizada el pasado jueves 11 de agosto. En personas tan pendientes del oportunismo político y de la gestualidad expresada en cada hecho, estas situaciones no deben ser tomadas como meras frases desafortunadas. Lo suyo no fue un exabrupto, ni siquiera un Fehlleistung, lo suyo fue un acto consciente de su visión histórica de aquel momento del país… el problema es que la Justicia ya falló que esa forma de ver el mundo no sólo es incorrecta sino que encierra, intrínsecamente, el aval al Terrorismo de Estado.
Es por ello que debemos alzar la voz y no tomar esto como un desliz. El Presidente Macri quiso decir mucho más que lo que dijo al despreocuparse por la cantidad de desaparecidos o hablar de ‘guerra sucia’, quiso dar un mensaje claro y contundente de su posición sobre la temática, por eso la respuesta tiene que ser igual de contundente, con la ley en la mano, del lado de quienes respetamos lo resuelto por la Justicia, y recurriendo una vez más al Fiscal Julio César Strassera… Presidente Macri, NUNCA MÁS.
Publicado en La Reforma, General Pico.
http://www.diariolareforma.com.ar/2013/presidente-macri-nunca-mas/