Durante mucho tiempo pensé que Zárate era el “primer pueblo de la Provincia”, con el ritmo de vida propio de aquellos sitios del interior donde el ritmo de vida es pausado, se respeta la siesta y se mantienen las tradiciones.
Pero mucho de esto ha cambiado en los últimos veinte años.
No pretendo erigir desde aquí un manifiesto en defensa de los tiempos pasados sino aportar una visión para ver qué tipo de sociedad estamos construyendo y cuál queremos construir… o al menos cuál no queremos construir.
En los últimos veinte años la población del Distrito creció de gran manera, pero no creció el Distrito en sí, puesto que no puede acoger a quienes deciden afincarse en él, de manera que tengan garantizados los servicios esenciales.
Según los últimos datos oficiales, que por cierto son limitados y escasos, en Zárate hay 72 barrios y 27 asentamientos. Sí, hay 27 asentamientos donde vecinos nuestros viven sin tener servicios esenciales como agua, cloacas o luz. Incluso hay barrios donde escasea alguno de estos servicios.
Poco a poco, como la rana que es hervida y dada la gradualidad con la que se la cocina no se percata que va a morir, los vecinos de Zárate vemos como el Distrito va dejando de ser el “primer pueblo de la Provincia” para convertirse, poco a poco, en el “último Distrito del Conurbano” bonaerense.
Esta “conurbanización del Distrito” trae consigo no sólo el dejar de lado ciertas costumbres pueblerinas, sino la complejización de la vida cotidiana.
Hoy no alcanza con que el Municipio brinde servicios públicos, que en el caso de Zárate son notoriamente deficientes, sino que es preciso un salto de calidad en el tipo de gestión pública al frente del Gobierno Municipal.
Se hace precisa una planificación del Distrito, pero no para poder organizar la realidad actual sino pensando el futuro. La planificación actual nos propone paseos y actividades propias de Municipios ricos y con mayor equidad social, pero la realidad de Zárate no es esa. A menos de 20 cuadras de la Costanera viven vecinos nuestros que no tienen cloacas, que no tienen agua potable, que no tienen servicios básicos que garanticen un standard de vida mínimo que sea digno de ser vivido.
Y esta planificación tiene que acompañar la época que nos toca vivir. Si la dinámica socioeconómica nos incorpora al tercer cordón del Gran Buenos Aires, demos el paso al frente para sumarnos como el Distrito que queremos ser y no nos limitemos a que nos empujen y nos obliguen a entrar de cualquier forma.
Publicado en El Debate, Zárate.
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