Coautora Laura Salvatore.
El pasado fin de semana ocurrieron dos grande hechos en el Distrito, el primero de frecuencia anual, el otro de frecuencia diaria.
En la Plaza Italia y el Teatro Coliseo se desarrolló el Festival de Tango, que sin lugar a dudas posiciona a Zárate como una referencia en la temática tanguera, y como cada año grandes cantidades de personas se acercaron a estos lugares a disfrutar de la cultura y la buena música.
En paralelo a este Festival, y como cada día, no solo grandes cantidades de personas sino todos los habitantes del Distrito se enfrentaban al desafío cotidiano de no contar con una protección de salud acorde a la magnitud regional y de los tiempos que se viven.
Zárate tiene 140000 y apenas 3 centros de salud de cierta complejidad, es decir casi uno cada 50000 habitantes, y ninguno de ellos con la infraestructura necesaria como afrontar a la complejidad que debe atender y, en algunos casos y de acuerdo a las denuncias efectuadas por los propios usuarios, ni siquiera con el personal y el instrumental suficiente para poder hacer frente a las necesidades de la población.
No es muy difundido y, lamentablemente, mucho menos que difundido, reconocido, pero alumnos de enfermería detallan con aflicción el estado en el que se encuentra Nuestro Hospital. Atrás quedaron los días donde en las salas se podía observar tres o cuatro enfermeras por turno, insumos básicos en sumas considerables, y un total de médicos acorde a la cantidad de pacientes. El panorama actual es desolador, por estos días el hospital cuenta con solo un enfermero cada 12 hs, un médico por sala y los insumos básicos tales como guantes descartables, cintas, solución fisiológica escasean en la misma proporción que carecen de higiene todas las instalaciones del mismo nosocomio. Este es un panorama doloroso para todos los residentes de Zárate los cuales no podemos contar con una atención digna ante una afección o en el peor de los sucesos en la muerte, ya que en ese caso el Hospital cuenta con una morgue cuya función debería ser evitar la descomposición de los cuerpos, actividad no se lleva a cabo ya que la refrigeración de la misma no funciona.
Cabe destacar, en el medio de toda esta vorágine existen seres que aman su profesión y se comprometen con el prójimo, es por ello que alumnos de segundo año de enfermería concurren en su tiempo libre para ayudar con las tareas a los profesionales de dicho Hospital.
Y mientras esto pasa, en la 19 de marzo y como en su momento hiciera la Orquesta del Titanic, la música sigue sonando sin asumir que nos estamos hundiendo. Es necesario asumir la complejidad de la situación. No alcanza con discursos grandilocuentes y frases hechas, no alcanza con los grandes anuncios sino que se necesitan cambios concretos.
Decía el Intendente Cáffaro en su último discurso de asunción que es necesaria “una articulación constante con vínculos constantes entre nuestro Hospital, el UPA y las Unidades Sanitarias y los Centros de Salud” y hoy por hoy la articulación real es la que hace ir, por sus propios medios, de un centro a otro a los pacientes procurando cubrir en un centro sanitario lo que no se puede hacer en el otro, y esperar que entre todos se pueda hacer lo que no hay en ninguno.
Para ello es necesario un cambio real en la salud del Distrito, y no alcanza con la municipalización de la UPA o el cambio de dirección en el Hospital, son necesarias acciones concretas que dejen atrás ocho años de desidia y despreocupación, es necesario que deje de sonar la música con la que pretenden encantarnos, es imprescindible que ya no nos quieran bailar con la salud.
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