Los primeros cuarenta y cinco días de gobierno de Mauricio Macri han puesto de manifiesto que el suyo no será un gobierno de coalición, será, en el mejor de los casos, un gobierno de coaliciones.
Así se deja entrever la propia conformación de su equipo de colaboradores, que incluyó dirigentes provenientes de otros sectores políticos, tanto de quienes acompañaron y apoyaron su candidatura como de quienes fueron sus adversarios, y de sus primeras medidas de gobierno.
La conformación del equipo no siguió una línea de equilibrio de fuerzas sino que privilegió en todo momento las capacidades personales para ocupar el espacio para el cual se convocaba a cada uno, y buscó en todo momento en establecer líneas de diálogo y alianzas tácitas o explícitas, con los actores involucrados en el área en cuestión. Esto nos lleva a sostener que en lugar de establecer un gobierno clásico de coalición con acuerdo de fuerzas políticas y equilibrios de poder interno, Macri privilegia la construcción de pequeñas coaliciones móviles, centradas en la consecución de objetivos concretos y no en la generación de alianzas políticas.
Ahora bien, esta situación trae como consecuencia que, ante la falta de un claro proyecto englobador de todas sus acciones, la construcción transitoria de coaliciones traiga consigo la generación ¿temporaria? de colisiones.
Pero queda claro que las colisiones no se generan sino cuando se tocan los intereses particulares de los involucrados, y basta ver los últimos acontecimientos para ver tal situación.
Ante la detención de Milagro Sala hubo críticas desde el Frente para la Victoria y el Partido Justicialista sobre lo que consideraban un avance contra la protesta y la libertad de expresión, pero no generó la movilización de peso político en serio que generó el aumento en la participación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el reparto de la coparticipación.
Es evidente que en lo que otrora fue el partido de gobierno tampoco hay un eje aglutinador más allá de la oposición al actual gobierno, y al respecto la oposición no es monolítica, y también se muestra cierta viabilidad a la concreción de acuerdos puntuales en torno a consensos temporales.
Es claro que ya no habrá sesiones extraordinarias del Congreso Nacional y el Gobierno Macri continuará gobernando en base a decretos, cuando el primero de marzo queden inaugurado el período de sesiones ordinarios quedará develado el misterio con mayor claridad.
Será entonces el momento de saber si será un Gobierno de coaliciones… o de colisiones.
Publicado en La Reforma, General Pico.
www.diariolareforma.com.ar/2013/gobierno-de-coaliciones-o-de-colisiones/
Publicado en Políticas y públicas, Buenos Aires.
www.politicasypublicas.com/el-gobierno-de-macri-de-coaliciones-o-de-colisiones/
Publicado en El Debate, Zárate.