Las elecciones de 1983 tuvieron muchas particularidades en Zárate, la primera de ellas es que más allá de la ola roja y blanca que cubrió gran parte de la Provincia y el país, en el distrito triunfó el Justicialismo en ambas categorías, mientras que a nivel local el Partido Socialista convirtió a Zárate en el único municipio socialista del país, relegando, incluso, al Radicalismo al tercer lugar, algo inusual en aquellos comicios.
Pero no fueron estas las únicas curiosidades de las elecciones desarrolladas el 30 de octubre de 1983, además Zárate volvió a tener un legislador nacional después de más
de 40 años. Ya no conservador, como Luis Güerci, ni radical, como Horacio Pérez de la Torre, en esta oportunidad el peronismo local sentaría a un representante propio en la Cámara Baja nacional, puesto que Luis Orgambide, tras haber sido candidato a diputado provincial en 1962 y resultar electo como senador provincial en 1965, resultaba electo Diputado de la Nación. Ocupó el vigésimo puesto en la lista justicialista, por encima de, por ejemplo, Lorenzo Pepe, y acompañó por la Provincia de Buenos Aires en el bloque justicialista a Diego Ibáñez, Norberto Imbelloni, Alberto Brito Lima y Diego Guelar.
Al igual de lo que ocurrió casi medio siglo atrás con Pérez de la Torre, Orgambide resultó sorteado para ejercer durante dos años su cargo, por lo que debía condensar su labor a medio mandato. Adicionalmente, y considerando la derrota peronista, la lista de candidatos a diputados nacionales justicialistas de 1985 debió incluir a quienes se pensaba que ocuparían otros sitiales, por ejemplo Herminio Iglesias que encabezó la lista, o aquellos que, al igual que Orgambide, fueron sorteados para cumplir solo dos años de mandato y buscaban ser reelectos, como Norberto Imbelloni. El representante zarateño no pertenecía a ninguno de los dos grupos, y debió conformarse, en 1985, con encabezar la lista de Diputados Provinciales por la Segunda Sección electoral del peronismo ortodoxo, que ocupó el tercer lugar pero le alcanzó para ingresar en la cámara baja provincial.
Considerando esto, la gestión de Orgambide como legislador nacional, se resumió entonces a los primeros dos años de la restauración democrática, y el análisis de los proyectos presentados exponen que no estaba preparado para la época que le tocó vivir para desempeñar sus labores parlamentarias, lo cual explica en gran medida el haber quedado al margen de una posible renovación de mandato. Es claro que Orgambide no perteneció a lo que con posterioridad se dio en llamar la Renovación Peronista, que encabezara en la Provincia de Buenos Aires Antonio Cafiero, y un ejemplo de ello queda expuesto al analizar sus proyectos.
En el proyecto 318-d-1984, que presentó el 23 de mayo de aquel año solicitaba ‘al Poder
Ejecutivo Nacional que arbitre los medios necesarios para la instalación de Obras de Electrificación Rural en la zona de islas comprendidas entre los puentes “ZÁRATE BRAZO LARGO” sobre la Ruta N° 12’. En sus fundamentos se refiere al gobierno nacional como el ‘Superior Gobierno de la Nación’ que era la forma como lo denominaba el peronismo, casi una década atrás, al gobierno encabezado por María Estela Martínez, en una forma de dejar bien en claro que este se hallaba por encima del resto de la ciudadanía. La propia redacción de los proyectos expone que Orgambide era un diputado de otra época.
Pero no solo ello, cuando se analiza los diversos proyectos presentados, 46 a lo largo de 24 meses, lo cual le da un indicador de más de 1,9 proyectos por mes, que crece a 2,3 cuando no se tienen en cuenta los meses de enero y febrero, que si bien hubo legisladores que trabajaron y presentaron proyectos, no fue este el caso, queda en evidencia que no tuvo una actividad descollante para cambiarle la vida a la gente, pues solo presentó cinco proyectos de ley, que en realidad son cuatro ya que uno es la reproducción de uno ya presentado (1292-D-1983 – Creación de un Juzgado Federal de Primera Instancia con asiento en la ciudad de Zárate, Provincia de Buenos Aires; 3297-D-1984 – Disponer el aprovechamiento con fines agrícolas de todas las banquinas de las rutas nacionales y provinciales; 4460-D-1984 – Modificación del artículo 9 de la ley 9.688 sobre indemnización de infortunios laborales; 2297-D-1985 – Reproducción del expediente 1292-D-1983; 375-D-1985 – Asignación de una ambulancia para el centro de empleados de comercio de Río Tercero, Provincia de Córdoba). Si le cambió la vida a los diez ciudadanos para quienes solicito la concesión de una pensión, o las ocho instituciones para las que solicitó subsidios.
Aunque no es tan solo una cuestión cuantitativa, se trata también de una cuestión cualitativa de los proyectos presentados, y para ello tomaremos tres ejemplos, el 4235-D-1984 – Otorgar un subsidio de pesos argentinos 1.500.000 a la Comisión del Monumento a la Paloma Mensajera erigido en la Ciudad de Zárate, Provincia de Buenos Aires, con destino a la ampliación y mejoras del mencionado monumento y otros dos, de cierta familiaridad, referidos a cuestiones nucleares, el 2145-D-1984 – Declarar a la Ciudad de Zárate, Provincia de Buenos Aires, Capital Nacional de la Energía Atómica y el 2146-D-1984 – Adopción de medidas para interesar a los países latinoamericanos en declarar a la República Argentina, Capital Latinoamericana de la Energía Atómica.
En el primer caso Orgambide pide un subsidio para ‘a) construcción de un tapial de ladrillos a 1ª vista de 25 m. de largo por 1,80 de alto, en cuyo frente serían colocadas las
placas conmemorativas.; b) construcción de un mástil.; c) compra de una bandera.; d) arreglo de canteros y colocación de plantas en forma de cercos a su costado.; e) colocación de un reflector para mejorar la iluminación al monumento.’ Mientras el Parlamento argentino pensaba en como reconstruir el país, derogando la ley de autoamnistía, modificando el Código de Justicia Militar, la reorganización de las Universidades o la aprobación del Pacto de San José de Costa Rica, Luis Orgambide estaba preocupado en la reforma del monumento a la paloma mensajera, en eso y en los próceres que ilustrarían los billetes de los australes recién lanzados.
Pero no es el único ejemplo, en el proyecto 2145-D-1984 propone declarar a la Ciudad de Zárate, Capital Nacional de la Energía Atómica, cuando la ciudad de Zárate no tiene ninguna instalación nuclear. En un proyecto plagado de faltas ortográficas, y con una firma que difiere de las múltiples firmas que rubrican los diferentes proyectos presentados, demasiado disímiles entre sí, es lo que coloquialmente podemos denominar un ‘proyecto tribunero’ puesto que proponía algo que, por definición, era imposible de hacer ya que no había relación alguna entre las partes del proyecto presentado. En línea con esta ‘propuesta nuclear’, el mismo día presentó el proyecto 2146-D-1984 para adoptar medidas para interesar a los países latinoamericanos en declarar a la República Argentina, Capital Latinoamericana de la Energía Atómica. Es al menos curioso lo de declarar capital a un país, y mucho más cuando se leen los fundamentos del proyecto, carentes de fundamentos y de coherencia discursiva.
Pero por si fueran curiosos sus artículos, no menos llamativas son sus numerosas ausencias en el recinto en pleno albor democrático. Estuvo ausente durante el debate de proyectos de suma importancia para la época como el II Congreso Pedagógico o el proyecto sobre derogación de la ley de facto 21.536 y anulación de las confirmaciones de profesores universitarios y beneficios de estabilidad en el cargo dispuestos por la citada ley. Es evidente que se había quedado anclado a la época del alpargatas sí, libros no… y prefería las alpargatas. También estuvo ausente en el debate sobe las modificaciones del Código Penal en materia de torturas, la reglamentación del hábeas corpus, la aprobación de la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer”, el Programa Alimentario Nacional, o el proyecto de ley sobre protección del orden constitucional y de la vida democrática. No queda muy en claro entonces el porqué querer ser Diputado Nacional, si cuando era el momento de debatir leyes trascendentes para la República, ni siquiera estaba presente.
No tuvo, además de las numerosas ausencias a las sesiones, grandes intervenciones en el recinto, ni pequeñas, tal como se desprende de la lectura de los Diarios de Sesiones de la época.
Aunque eso no es todo, el trabajo de Luis Orgambide como Diputado Nacional fue espasmódico, no hubo un trabajo constante sino que, por impulsos, iba dejando pruebas de su labor. Así por ejemplo, si bien fue Diputado Nacional durante 731 días, 1984 fue un año bisiesto, el 39,4% de los expedientes que lo tienen como protagonista se repartieron en tres días, el 3 y el 13 de septiembre de 1984 y el 23 de agosto del año siguiente. Esto provocó que los meses de agosto y septiembre, acumulados en los dos años que fue legislador, fueran, de lejos, los más productivo de su gestión, dado que el 53% de los 47 expedientes que lo involucran se fechan estos meses. Además, es notoria la importancia que tenían los fines de semana para Orgambide, puesto que el 32% de los expedientes se iniciaron un lunes, y la inspiración retornaba en la previa del nuevo descanso, ya que los jueves y viernes concentraron el 19% cada día. Sin dudas el día menos productivo para el Diputado Orgambide era el martes, ya que solo el 6% de sus proyectos se presentaron dicho día.
Pero lo más curioso es que en su segundo período legislativo, Luis Orgambide presentó apenas el 26% de su producción parlamentaria, con lo cual queda claro que tras el impulso inicial fue perdiendo fuelle en su gestión. No deja de resultar curioso para quien ya tenía fecha de vencimiento como legislador nacional.
En definitiva, una oportunidad perdida. Queda claro que Luis Orgambide no era la persona adecuada para estar en el lugar preciso en el momento oportuno.
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