Dice Manuel Vincent que tener clase ‘no depende de la posición social, ni de la educación recibida en un colegio elitista, ni del éxito que se haya alcanzado en la vida. Tener clase es un don enigmático que la naturaleza otorga a ciertas personas sin que en ello intervenga su inteligencia, el dinero ni la edad. Se trata de una secreta seducción que emiten algunos individuos a través de su forma natural de ser y de estar, sin que puedan hacer nada por evitarlo’, y el pasado jueves quedó en claro la poca clase de la ‘clase política.
Ese día, en horas de la mañana, desde un Volkswagen Vento estacionado en la Av. de Mayo en la Ciudad de Buenos Aires se abrió fuego contra dos hombres que venían caminando por la Plaza del Congreso.
La ubicación del hecho y los involucrados, generaron una serie de acciones que el tiempo se ocupó de dejar en el ridículo.
Que el asesinato de un hombre a escasos metros del Congreso Nacional, y producto del accionar impune, disparó una alarma que se acrecentó cuando se supo que entre las víctimas había un Diputado Nacional.
De manera casi instantánea, con mucho apuro y poco criterio, casi todos los actores de la esfera política salieron a solicitar el pronto esclarecimiento del hecho y rechazar la violencia política, desde el Presidente de la República a los partidos políticos locales. Pero a poco de ocurrido, el Gobierno nacional salió a rechazar la vinculación política del suceso, y aseguró que el móvil no era político. Ninguno pidió disculpas por su error.
Pero pese a esto, o quizás para garantizar la teoría que esgrimió la Ministra de Seguridad, se desplegó un accionar inusitado para lograr el esclarecimiento del hecho, cuestión que se efectivizó pocas horas después.
Ahora bien, ¿qué hubiese ocurrido si no había un Diputado Nacional entre las víctimas? Lo mismo que ocurre en el resto de los numerosos casos de inseguridad que vivimos los argentinos diariamente, absolutamente nada.
La realidad es que los políticos, que dicen ser meros representantes ciudadanos y no una clase en sí, aunque no en términos marxistas, terminaron actuando como tal pretendiendo la autoprotección, porque se sintieron en peligro. Los ejemplos duelen, pero ninguno duele tanto como el ejemplo propio, y los políticos sintieron que las balas picaron cerca, porque la filmación demostraba que no se trataba de un robo y dejaba entreabierta la posibilidad de ser un hecho de violencia en razón de quienes eran sus víctimas directas.
Ante la duda, la autoprotección. Queda en claro que para gran parte de los políticos todas las vidas no valen lo mismo.
¿Qué queda entonces para el resto de los ciudadanos? La realidad es que mucha indefensión, en al menos dos aspectos. El primero de ellos en lo que se refiere a la defensa real de estar protegidos ante un hecho de violencia, la realidad expuso que todos estamos igual de desprotegidos. El segundo, el grado de representación de los representantes, que demostró ser casi nulo. Los mismos que salieron corriendo a pedir el urgente esclarecimiento de este hecho de violencia que involucró a un Diputado Nacional callan cuando la víctima no tiene semejante representatividad ciudadana.
La ‘clase’ política argentina demostró ser una verdadera clase que al verse en peligro se autoprotege, y en esto no hubo ninguna grieta, sino que por el contrario, todos demostraron, como dice Vincent, ‘una avalancha de vulgaridad insoportable. Las cámaras y los micrófonos están al servicio de cualquier mono patán que busque, a como dé lugar, sus cinco minutos de gloria, a cambio de humillar a toda la sociedad. Pero en medio de la chabacanería y mal gusto reinante también existe gente con clase, ciudadanos resistentes, atrincherados en su propio baluarte, que aspiran a no perder la dignidad. Los encontrarás en cualquier parte, en las capas altas o bajas, en la derecha y en la izquierda. Con ese toque de distinción, que emana de sus cuerpos, son ellos los que purifican el caldo gordo de la calle y te permiten vivir sin ser totalmente humillado’.
¿Los legisladores habrán leído alguna vez a Vincent?
Si no fueran tan temibles
nos darían risa
si no fueran tan dañinos
nos darían lastima
porque como los fantasmas,
sin pausa y sin prisa.
no son nada si se les quita la sábana.
https://www.youtube.com/watch?v=t1YN0wD1reg