La educación a nivel local se transformó en un tema fetiche en los últimos años de la Gestión Caffaro, al punto de utilizar fondos externos al Municipio para la realización de obras de infraestructura que fueron denunciadas ante el Honorable Tribunal de Cuentas en la época en que la oposición se oponía y competía con el Intendente por ocupar el despacho de Rivadavia 751, es decir antes de ser domesticada.
La construcción del Centro de Gestión del Conocimiento se convirtió en el ejemplo local con el que el Municipio y sus funcionarios pretendieron demostrar su compromiso con la educación. Y a tal punto llegó ese compromiso que tal como lo anuncia Cáffaro en la página web del Municipio, ‘No debemos hacer lo de ayer ni copiar lo de afuera’. Y es tan coherente su accionar y su obstinación por ser original que mientras en la Provincia se aprueba el boleto estudiantil, el Estado local no logra garantizar el transporte de los estudiantes al CGC.
Y no lo hace, en primer lugar, porque no hay asignado ningún circuito de transporte público que puedan utilizar de manera sistemática quienes hoy estudian en el CGC, y tampoco lo hace porque pese al ploteo de las unidades para hacer creer que es un transporte municipal, este servicio no lo presta el Estado sino un contratista.
Se enfrentan los estudiantes a una situación sumamente compleja, puesto que el costo del transporte que deben asumir, según declaraciones públicas porque ‘estamos en situación de disminución de costos a pedido de la Señora Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires’, es elevado y no todos pueden costearlo.
Ante esta realidad volvemos siempre a la cuestión de las prioridades del gobierno municipal, en las palabras y en los hechos.
Mientras en el discurso se dice que la educación es una cuestión de Estado, en la práctica no es así, puesto que el Estado no garantiza el acceso de los estudiantes a las aulas.
Dice el Intendente en su confuso escrito publicado en la página web del Municipio que ‘Nos interesa esa formación integral, nos interesa saber qué somos, para qué estamos, y hacia dónde vamos como seres humanos’, y pese a lo que se anuncia, tiene en claro que no está para cambiar la historia sino para intentar quedarse en el puesto.
Mientras se despilfarran recursos de manera grosera en la conformación y el mantenimiento de un ‘club’ de básquet profesional del que aún no han rendido cuentas, el futuro de nuestros jóvenes queda de a pie.
Publicado en El Debate, Zárate.
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