Decía Rodolfo Terragno, citando a Felipe González, que “no se modifica la realidad desde la orilla. Si quieres modificarla has de mojarte. Mojarse significa renunciar a la comodidad intelectual de ser un mero observador para convertirte en un hacedor”, y los últimos acontecimientos demuestran cuánta razón tenía.
El plebiscito realizado en Colombia el pasado domingo sobre el acuerdo de paz entre el gobierno nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) dónde votó tan sólo el 37% de los ciudadanos habilitados demuestran que el problema no es sólo argentino, cada vez hay menos compromiso por la rēs pública creyendo que la responsabilidad es de otros, de quienes elegimos en cada acto electoral.
No, no es así. Nuestra responsabilidad es todos y cada uno de los días involucrándonos para construir una sociedad mejor, una sociedad digna de ser vivida. Y cada uno debe hacerlo desde su ámbito, ya sea en un club, en una cooperadora, en una organización intermedia, un sindicato o un partido político, pero involucrándonos, mojándonos.
Y también, por supuesto, exigiendo que se cumplan nuestros derechos… y cumpliendo nuestros deberes.
Cuando dejamos que otros decidan por nosotros podemos tener como resultado que lo resuelto sea exactamente lo opuesto a lo que entendemos se debe hacer, y el ejemplo colombiano es claro, puesto que el apoyo a la paz que existe en la sociedad civil no se tradujo en términos electorales por la apatía de participación de la ciudadanía.
Los representantes que elegimos en cada elección, sean nacionales, provinciales o municipales, son sólo eso, nuestros representantes, y cómo tales, deben hacer en nuestro nombre lo que nosotros queremos que hagan. No se trata de firmar un cheque en blanco cada dos años y desentenderse de lo que se hace con ese cheque, debemos estar seguros que quienes nos representan lo hacen de manera cabal y ajustada a nuestra voluntad.
Por eso es necesario que todos nos involucremos para cambiar las cosas que no nos gustan, y en Zárate la cuestión de la seguridad es por ejemplo, sin lugar a dudas, una temática en la que todos vamos a coincidir en que queremos modificar la realidad, y es de tal complejidad la situación que no se puede dejar (sólo) en manos de los (autoproclamados) especialistas, nos tenemos que inmiscuir todos.
No alcanza con la crítica en la ronda de amigos o la protesta en la cola del banco, tenemos que ocupar todos los ámbitos posibles para hacernos escuchar, para que quienes tienen que tomar las decisiones nos escuchen… y hagan lo que la ciudadanía espera que hagan.
Publicado en El Debate, Zárate.