Coautor Diego Andrés Guevara Fletcher
Cantaba Santiago Feliú que ‘los bueyes con que aramos se pueden cambiar’, y Colombia decidió no seguir la idea del trovador cubano y optó por reincidir en el camino que generó que el país viviera en guerra los últimos 52 años.
Finalmente, tal como se había anunciado, el 2 de octubre 34.899.945 de colombianos y colombianas estuvieron habilitados para votar SI o NO a la pregunta impresa en las papeletas de votación, debían responder si ¿Apoya usted el Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera? Para que el Acuerdo fuera refrendado tenía que cumplir con dos requisitos. Que los apoyos al SI fueran al menos 4.536.993 y que fueran superiores a los apoyos al NO.
Pese a lo que se preveía en las encuestas electorales, y en medio de una evidente fractura del país por mitades, el NO se impuso al SI por el 50,22%, lo que significa que el Acuerdo de Paz no se refrendó y, en consecuencia, se vivirá una gran incertidumbre política. Sí, por sorprendente que parezca, la mitad más algunos más que uno de los colombianos eligió que la solución no es el acuerdo de paz negociado con la guerrilla de las FARC-EP.
El triunfo del NO no es sólo el triunfo de quienes se oponían al Acuerdo alcanzado entre el gobierno y las FARC-EP, es mucho más que eso, es la derrota del único proyecto de paz duradera en Colombia en los últimos 52 años. Es el triunfo de las propuestas encabezadas por la derecha política encabezada por el ex presidente Álvaro Uribe, asì como de otras facciones políticas y sociales del país.
El triunfo del NO significa un salto a lo desconocido para Colombia, puesto que se había avanzado más que en ninguna otra oportunidad en pos de la paz, porque las FARC-EP ya habían comenzado a dar pasos concretos en pos de la aplicación del Acuerdo que habían alcanzado con el gobierno tras cuatro años de negociación en La Habana. ¿Retrotraerán dichos avances? ¿Volverán a la selva para volver a empuñar las armas y volver a la guerra? Parece evidente que también la respuesta a ambas cuestiones es de completa incertidumbre.
Se abre entones un período en que ambos negociadores deberán agudizar el ingenio para no dar por muerto el Acuerdo y salir del callejón al que lo empujaron los colombianos. Es necesario actuar rápido, es necesario que se haga una lectura clara de lo elegido por los colombianos este domingo y se replantee e camino a seguir. Se debe avanzar en la idea que los colombianos optaron por el NO al Acuerdo de Paz, y no por el NO a la paz, puesto que si así fuera no queda más que volver a hacer más de lo mismo, más de lo que tan mal le hizo a Colombia.
Para ello es importante que se recurra a aquellos colombianos que no se acercaron a votar, que fueron más del 62%. Hay que escuchar a esa mayoría silenciosa que por múltiples razones eligió no dar su opinión en una cuestión tan crucial para el futuro del país; que se entienda el por qué los departamentos del centro del país, con las excepciones de Boyacá y Bogotá, rechazaron el Acuerdo de Paz.
En 20 de los 33 departamentos colombianos triunfó el sí, la mayoría de ellos ubicados en los límites del país, pero no alcanzó con ello, puesto que las regiones centrales, más populosas, inclinaron la balanza en favor del NO.
Pero las urnas colombianas dijeron hoy mucho más que NO al Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, y los actores políticos involucrados deben hacer una lectura clara de la situación.
El Presidente Juan Manuel Santos tuvo como eje de sus dos gestiones presidenciales el alcanzar la paz en el país y la firmó, pero no la alcanzó, al menos no la paz que quiere alcanzar la mayoría de los colombianos que se acercaron a las urnas.
Se sabía que ocurriría si ganaba el SI, pero no se sabía que ocurriría si ganaba el NO. Lo que sigue no está escrito en ningún acuerdo compartido, y la incertidumbre sobre el futuro es enorme, en consecuencia lo que viene se debe pensar y construir a partir de ahora, y se debe hacer rápido.
Por eso es necesaria comenzar a trabajar hoy mismo en cómo se recupera el camino de la paz, porque como cantaba Santiago Felíú, ‘No se puede esperar, por todas partes, hay que defender la paz, nuestra paz… los bueyes con que aramos se deben cambiar.’
Publicado en Bastión Digital, Buenos Aires.
http://ar.bastiondigital.com/notas/un-salto-lo-desconocido