Días atrás se trasladaron los cuadros de Néstor Kirchner y Hugo Chávez que adornaban la Galería de los Patriotas latinoamericanos de la Casa de Gobierno. Aunque muchos insistan en que se “bajaron” los cuadros trazando un hipotético paralelismo con la “bajada” del cuadro del dictador Jorge Rafael Videla, no fue más que una mudanza interna, no exenta de valor simbólico, pero una mudanza al fin.
Es difícil de entender para quienes han hecho de la figura un culto y de la violación de la norma un hábito el pretender regirse de acuerdo a criterios que no se basen tan sólo en un interés particular.
Resulta paradójico que muchos de quienes critican el cambio del lugar de exhibición de los cuadros sean los mismos que tiempo atrás aplaudieran la violación de la norma cuando se inauguró el busto del ex Presidente Kirchner en el Hall de Honor de la Casa Rosada o cuando se vulneró la ley porteña para renombrar un edificio.
En el caso porteño, la ley 83/1998 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires establece que “En ningún caso deberán designarse calles o lugares públicos con nombres de personas antes de haber transcurrido diez (10) años de su muerte, su desaparición forzada o de haber sucedido los hechos históricos que se trata de honrar”, con el claro objetivo de esperar el apaciguamiento de los fervores y la mayor claridad en las visiones, analizando las figuras propuestas desde una perspectiva histórica más desapasionada. Sin embargo, el kirchnerismo impulsó en el Congreso Nacional la sanción de la ley 26.794 para rebautizar como Centro Cultural Néstor Kirchner el entonces Centro Cultural del Bicentenario argumentando que el edificio es propiedad del Estado Nacional y, por lo tanto, no debe considerarse la normativa local. Un argumento poco serio de quienes decían que venían a construir un país en serio.
Según el Decreto 1872/2006 firmado por el extinto Presidente Kirchner, “Los bustos escultóricos representativos de los ciudadanos que desempeñaron, por mandato constitucional, el cargo de PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA, serán situados en la Galería de Bustos de la Casa de Gobiernos de la REPUBLICA ARGENTINA, en el orden cronológico correspondiente a sus respectivos mandatos constitucionales y luego de transcurrido el plazo de DOS (2) períodos de gobierno contado desde la finalización del mandato respectivo”. Es extraña esta situación puesto que la ex Presidente Fernández había reiterado en numerosas oportunidades que su mandato culminaba el 10 de diciembre, aunque la jueza Servini de Cubría haya fallado que “el mandato de la señora Presidente saliente culmina a la medianoche del 9 de diciembre”, por lo que al inaugurar el busto de Néstor Kirchner, Cristina Fernández violó el Decreto signado por su esposo.
Es claro entonces, que frente a estas situaciones, las medidas adoptadas por el Gobierno Macri se dictan en dirección exactamente opuesta a la que guió el accionar gubernamental hasta la medianoche del 9 de diciembre pasado, y no es menos claro que frente a la polarización de la sociedad lo que se debe procurar es evitar los antagonismo para construir un proyecto común, cuestión de ardua dificultad en nuestro país, tan adepto a las relaciones dicotómicas y excluyentes.
Similar situación ocurre con la decisión de quitar los próceres nacionales de los billetes de curso legal, con la intención de colocar en ellos imágenes de la fauna y la flora nacional, que sin dudas contarán con menos cuestionamientos que el colocar o dejar fuera de la numismática local a tal o cual protagonista de nuestra historia nacional.
Sería interesante, entonces, que con todos estos antecedentes, quienes tanto critican las medidas del gobierno por entender que van en sentido inverso al gobierno entiendan que no se trata de la deskirchnerización del país sino que frente al insensato y oportunista “Ponele Néstor a todo” se elige el sensato y oportuno “Ponele República a todo”.