Como dice la Fundación Dieta Mediterránea y me tocó experimentar ‘la vaca en Galicia es una auténtica institución: si hay algo con lo que no se puede jugar, eso es la vaca. Y este hecho sirve como metáfora de otros elementos valorados por los gallegos: la familia, el dinero o el respeto. En Galicia las vacas tienen nombre y, por muy amigos que sean, los gallegos saben que hay algunos límites que no se deben sobrepasar’, de allí que un repetido refrán gallego es ‘Amiguiños sí, pero a vaquiña polo que vale’, dejando en claro lo que dijera el filósofo urbano Juan Panigazzi, ‘una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa’.
Periódicamente se habla de la financiación de la política, entendiendo esto a partir de una doble vía, por un lado como se deriva dinero de estructuras gubernamentales a agrupaciones políticas y al respecto sería interesante que Nuevo Zárate dé las explicaciones del caso que Ana Laura Allemann no quiso dar en la sesión en la que se trató la Rendición de Cuentas para explicar cuál es la ecuación por la que el partido de gobierno logró recaudar de aportes de empleados la módica suma de $ 8.561.399,13 durante 2019, es decir, cuánto dinero aportó cada empleado y quiénes fueron los empleados que realizaron los aportes, puesto que hay denuncias que sostienen que los aportes de ‘voluntario’ tiene poco, y por el otro, como el financiamiento a través de las empresas condiciona el accionar gubernamental.
Este último tipo de aporte puede darse, a su vez, al menos de dos maneras. Por un lado la propia financiación política, es decir el aporte que hacen las empresas a los partidos políticos y especialmente para las campañas electorales, que no siempre se realiza de manera transparente y sobre eso ya hemos escrito, y por el otro las ayudas empresariales al gobierno de turno, que normalmente suelen disfrazarse de donaciones o comodatos a fin de poder blanquear una situación cuando ya no puede ser escondida.
Algo de esto último ocurre en el Municipio de Zárate.
El pasado 4 de abril la oficina de prensa municipal anunció que ‘Toyota cedió en comodato dos vehículos para la Municipalidad de Zárate’ para el accionar gubernamental en el contexto de la pandemia. Se trata de dos ambulancias que entendemos están prestando servicios aún, aunque nunca se explicó dónde lo prestaban ni qué trabajos se habían realizado con ellas en los más de seis meses transcurridos desde entonces hasta hoy.
Lo que el Municipio no informó es que no son los únicos vehículos que recibió de la automotriz japonesa.
Toyota le otorgó en los últimos meses al Municipio de Zárate, además, ocho vehículos modelo Etios para su usufructo. No se hizo público el convenio, que seguramente ha firmado con el Municipio, para deslindar responsabilidades en el uso de los mismos. Obvio que también es de interés del Municipio la firma del convenio correspondiente, de tal manera de deslindar malos entendidos en las prestaciones.
Lo curioso es que los vehículos son propiedad de Toyota quien se los ‘presta’ al Municipio vaya uno a saber a cambio de qué. ¿Será a cambio del plan de desinfección que se realizó en su planta? ¿Será a cambio de evitar denuncias por no respetar los protocolos de seguridad en la planta? ¿Será a cambio de no cerrar preventivamente la planta tras la sucesión de casos positivos detectados en ella cuando por causas mucho menores se clausuraron comercios?
Lo que es claro es que los vehículos no son del Municipio y ni siquiera están inscriptos en la Provincia de Buenos Aires, puesto que son propiedad de Toyota y ésta los tiene inscriptos en su domicilio legal, en Avenida Madero en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Surgen entonces varias preguntas.
¿A cambio de qué cede Toyota estos vehículos?
¿Por qué el Municipio no informó públicamente que Toyota le había cedido una flota de vehículos?
¿Bajo qué institución legal se hace la cesión? ¿Comodato? ¿En qué condiciones?
Si el vehículo participa de un accidente de tráfico, ¿Quién es el responsable? Asumimos que los vehículos cuentan con su correspondiente seguro, ¿Quién lo paga?
¿Para qué se están utilizando estos vehículos? ¿Para acciones concretas en el marco de la pandemia de COVID-19 o, por ejemplo, para traslado de funcionarios políticos?
¿Es cierto que la Secretaria de Salud Rosana Núñez tiene uno a su disposición para uso personal?
¿El Concejo Deliberante está al tanto de esta realidad o, como en tantas otras cuestiones, se entera tras leer esta nota?
¿Autorizó el supuesto comodato para recepcionar y utilizar los ocho Toyota Etios?
Como decíamos al inicio, el financiamiento político tiene que ser transparente para evitar que el poder económico condicione el accionar de los representantes políticos. Igual lógica se aplica a los aportes empresariales ‘desinteresados’ realizados a los gobiernos de turno, puesto que en cierta medida condicionan el accionar de los gobernantes… por supuesto porque los gobernantes están dispuestos a ser condicionados.
Por eso es importante separar la paja del trigo y, como dice mi amigo y cuñado, tener en claro que ‘Amiguiños sí, pero a vaquiña polo que vale’ (‘Amiguitos sí, pero la vaquita por lo que vale’).
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