Después de diez años, las Madres de Plaza de Mayo volvieron a organizar su Marcha de la Resistencia, aunque a diferencia de las veces anteriores no se realizó con una convocatoria en torno a la cuestión de Derechos Humanos, que es la razón de ser de Madres, sino que esta vez la convocatoria fue ‘Por el derecho a trabajar. Resistir sin descansar’.
Queda de manifiesto una vez más, y quizás de la manera más explícita hasta el momento, que la temática de los Derechos Humanos es uno de los puntos de atención de esta Organización No Gubernamental, pero que ni siquiera es el más importante, puesto que la Organización de Defensa de Derechos Humanos fundada en 1977 transmutó en un factor político de presión más, en un actor político partidario de apoyo de cierta parte de la población.
Las Madres encabezadas por Hebe de Bonafini eligieron dejar de encabezar la lucha de toda la sociedad para focalizarse en apoyar a un sector de ésta, lo cuál no está mal en sí mismo, pero sí el no reconocerse como tal y pretender seguir ocupando un lugar que ya no ocupan. Con tal actitud dejan a un lado a grandes sectores sociales que siempre vieron en las Madres a una referencia ineludible de la lucha por la vigencia de los Derechos Humanos, puesto que al involucrarse en la política partidista eligen abandonar la transversalidad de su reclamo original.
No está mal que Hebe de Bonafini y el resto de las Madres tengan su posicionamiento político y lo expongan y defiendan públicamente, al fin de cuentas son unas de las mayores responsables que esto sea así tras la negra noche de la última dictadura militar, lo que resulta paradójico es que lo hagan acompañando a quienes en 1983 apoyaron la autoamnistía y en 1989 avalaron el indulto. A quienes aún no han dado explicaciones ni pedido perdón por lo hecho durante su gobierno a mediados de la década del 70, del que fueron víctimas muchos de los desaparecidos por los que siguen luchando las Madres, tal como se comprobara recientemente en el histórico Juicio de La Perla. Resulta paradójico que elijan posicionarse políticamente junto a César Milani, denunciado por su accionar en la dictadura militar y luego de ésta.
Sí está mal que se pretenda continuar en la lógica de amigo enemigo y se quiera presentar que quien no acompaña la Marcha de la Resistencia no apoya a las Madres. No, no es así. La lucha por los derechos humanos de las Madres de Plaza de Mayo debe acompañarse hoy y siempre, pero eso no es firmar un cheque en blanco para que tras esa fachada se permita hacer cualquier cosa.
Son válidas sus diferencias políticas con el gobierno de turno, las tuvieron con casi todos los gobiernos democráticos, pero no es válido que se pretenda resistir a un gobierno. En democracia se debate, se presentan alternativas, se discute, se procuran apoyos y se compite, ni se resiste ni se combate.
Por eso queda extemporánea esta Marcha de la Resistencia, porque si se pretende entrar en el juego partidario el camino es otro. Si se pretende apoyar a una fuerza política, la forma debe ser otra. Por eso y porque acompañadas de ciertos personajes en lugar de mantener el prestigio que con su labor lograron conseguir lo que logran es alejar a sectores más amplios de la sociedad que comparten su motivación primigenia pero rechazan su posicionamiento actual.
Otros organismos de defensa de Derechos Humanos eligieron otro camino, también con aciertos y errores, pero supieron diferenciar su razón de ser de su posicionamiento político personal y circunstancial ante los diferentes gobiernos de turno. Otros organismos de Derechos Humanos eligieron el camino más largo de la coherencia y la necedad de no pretender aprovecharse del prestigio bien ganado para derramarlo y mancillarlo con oportunismos y politiquería.
Quizás esa necedad sea la misma de la que hablaba Silvio Rodríguez, la necedad de vivir sin tener precio…
Publicado en La Reforma, General Pico.
www.diariolareforma.com.ar/2013/la-necedad-de-vivir-sin-tener-precio/
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