Coautora María Emilia Romagnoli.
El involucramiento personal en las cosas que nos gustan, nos emocionan, nos divierten, nos hacen hervir la sangre es lo que hace que estas cosas cambien, sólo la participación es lo que hace que se las cosas cambien.
Decía Rodolfo Terragno, citando a Felipe González, que “no se modifica la realidad desde la orilla. Si quieres modificarla has de mojarte. Mojarse significa renunciar a la comodidad intelectual de ser un mero observador para convertirte en un hacedor” y es ese criterio el que queremos rescatar en estas líneas, la importancia de involucrarse de manera decidida en la transformación de la sociedad en la que vivimos, sea desde el ámbito que sea, porque lo importante es entender que la sociedad en que vivimos la construimos todos, porque como canta el Raly “política hacemos todos al caminar”.
Por eso es fundamental alentar a la sociedad, no sólo a hablar de lo que piensa cada uno, de lo que deseamos para nuestra realidad, para nuestro país, sino también a hacerlo en lo público. Hay que animarse a exponernos, involucrarnos, hacer uso de los recursos a nuestro alcance, por ejemplo las redes sociales… a denunciar lo que pasa, lo que nos pasa, a cuestionar y pedir explicaciones cuando las creemos necesarias.
Si hacemos esto, el primer paso para “mojarnos” esta dado… pero no basta….
Luego hay que pasar a la acción. Que esa palabra-acto sea seguida por el compromiso del trabajo directo para cambiar algo de esa realidad.
Hay quienes creen que no hacen política porque no lo hacen en términos de la política partidaria tradicional, sin embargo de una u otra manera todos somos actores políticos, puesto que desde que decidimos caminar o tomar un colectivo, en la que interactúan entre otras la política saludable o de comodidad, económica o medioambiental, cada una de nuestras acciones cotidianas está atravesada por la política.
Partiendo de esta base, es lógico que lo asumamos y que nos interioricemos en profundidad y que decidamos participar decididamente en política, es decir, que nos quedemos sentados viendo como otros deciden por nosotros sino que tomemos nuestra vida en nuestras manos y decidamos qué hacer y cómo hacerlo.
Ya sea desde un partido político, una organización social, deportiva o religiosa, una institución intermedia o cualquier tipo de asociación humana estamos en condiciones fácticas concretas de influir decididamente en lo que ocurre a nuestro alrededor, y el tiempo nos ha enseñado, entre otras cosas, que no basta con la queja de café o en la cola del banco, es necesario que cada uno de nosotros nos involucremos, tanto si lo pensamos en términos sociales de acumulación de esfuerzos para la consecución de un objetivo en común, que sería lo deseable, como si lo pensamos en términos del más crudo y triste individualismo en pos de la propia supervivencia.
No podemos esperar pasivos un cambio…. hay que salir a trabajar por ese cambio. A buscarlo, y si no lo encontramos, generarlo.
La queja es un lugar mediocre, tibio, facilista, masoquista.
Por una u otra razón específica es necesario que como ciudadanos nos involucremos alrededor de causas que nos movilicen para modificar, o incluso para mantener, el statu quo. No alcanza con que alguien delibere o gobierne en nuestro nombre, es necesario e imprescindible que cada uno de nosotros nos involucremos en el proceso creativo de imaginación y concreción de nuestros sueños.
Muchos se creen incapacitados de ser parte de la creación de ese otro mundo posible que soñamos, sin embargo desde aquí queremos invitarlos a que se sumen, cada uno en la medida de sus posibilidades, pero sin creer que alguien es menos que alguien o, más aún, que alguien es más que alguien. Es necesario del aporte de todos, de absolutamente todos, por la coyuntura en la que estamos requiere de la participación y el esfuerzo de todos.
Publicado en La Reforma, General Pico.
www.diariolareforma.com.ar/2013/politica-hacemos-todos-al-caminar/
Publicado en Políticas & Públicas, Buenos Aires.
www.politicasypublicas.com/politica-hacemos-todos-al-caminar/
Publicado en El Debate, Zárate.