Finalmente, y con varios días de retraso tras la información brindada por los medios, la Junta Electoral de la Provincia de Buenos Aires puso a disposición de la ciudadanía los resultados del escrutinio definitivo de las elecciones PASO realizadas el pasado 9 de agosto.
Lamentablemente se informan resultados globales del Distrito y no se puede cotejar la información mesa por mesa, que hubiera permitido tener un análisis más pormenorizado de lo acontecido y podríamos contrastar cuál había sido el tratamiento que se le dio a las numerosas anomalías que se detectaron en los telegramas. Sin embargo, pese a no tener ese desglose, la mera observación de los números finales ponen de relieve que se trabajó a partir del escrutinio provisorio y no sobre el escrutinio provisorio, es decir, se puede deducir que se dio por válida la información tal y como fue remitida desde las mesas.
El análisis de la información, en lugar de arrojar luz sobre lo ocurrido en el escrutinio provisorio, genera mayor incertidumbre, lo cual hace imprescindible la mayor y mejor supervisión del acto eleccionario y la posterior confección de la documentación que certifica lo sucedido.
Como era de prever, dado que en el escrutinio provisorio se habían considerado sólo 258 de las 266 mesas, el número absoluto de votos se incrementó, y lo mismo ocurrió en los votos de las agrupaciones participantes… pero no en todas, y es aquí donde comienzan a acentuarse las dudas sobre la certeza de los números brindados por la justicia respecto a lo que realmente ocurrió en el comicio.
El computar las 8 mesas que no se habían considerado hizo que el número de electores se elevara en 2489 votantes, es decir, un promedio de 311 votantes por mesa, lo cual da una participación aproximada, en estas mesas, del 89%, muy por encima del 75% de participación que se registró en el Distrito.
Pero no acaban ahí las particularidades, la cantidad de votos en blanco creció, entre ambos escrutinios, un 18,63%, pasando del 9,91% al 11,33% lo cual genera que la proporción de votos válidos, que son la diferencia entre el total de los votantes restados los votos en blanco y nulos, se reduzca. Para decirlo más claro, la torta es más chica y como los comensales son los mismos, la tajada de torta es mayor.
Este no es un dato menor puesto que las concejalías se reparten a partir de contabilizar el universo de votos positivos y no la totalidad de los votos emitidos, y allí radica la inutilidad práctica del voto en blanco incluso como forma de protesta, puesto que al ser menor el porcentual de votos positivos, quien tiene mayor porcentaje de votos recibe una tajada aún más grande que la que le correspondía inicialmente.
Y no terminan allí las peculiaridades del escrutinio definitivo. Algunas fuerzas amentan su caudal de votos en línea con el aumento de votantes y de acuerdo a lo reflejado en el escrutinio provisorio, es decir, mantienen la misma tendencia que en las mesas escrutadas provisoriamente. Así, las cuatro fuerzas más votadas, es decir Nuevo Zárate, Cambiemos, el Frente para la Victoria y la Alianza UNA, ven incrementados sus porcentuales entre el 2,48% y el 3,11%. Mientras que el Frente Popular, y Progresistas tienen caídas del 5,37% y 3,33% respectivamente. Es decir, se sumaron más votos al total de votantes pero estas fuerzas tienen menos votos que en el escrutinio provisorio. ¿Cuál de los dos estuvo mal hecho? Legalmente tiene validez el definitivo, ahora bien, ¿qué pasaría si, por ejemplo, ocurriera similar situación en la elección de octubre y se repitieran guarismos similares a los de octubre? ¿Qué pasaría si Nuevo Zárate tuviera una caída del 5,37% de sus votos y Cambiemos, para analizar las dos fuerzas más votadas, un incremento del 3,11%? ¿Y si estos cambios provocaran que quien se anuncie como ganador o ganadora el 25 de octubre en la noche no resulta triunfador o triunfadora en el escrutinio definitivo? Hay que garantizar que el escrutinio provisorio refleje fielmente el voto de los ciudadanos para evitar situaciones no deseadas. Es más importante hacer las cosas bien, que rápido.
Si observamos, además, la variación entre ambos escrutinios al interior de las fuerzas vemos casos sumamente llamativos. Por ejemplo en el caso de Progresistas, la lista encabezada por Luis Sellán no tuvo variación entre ambos escrutinios, con lo que se puede deducir que en las 8 nuevas mesas no tuvo votos mientras que la lista encabezada por Manuel García Blanco perdió un 5,56% de sus adhesiones. O el caso de la Alianza Compromiso Federal los cambios resultan aún más llamativos, donde la lista Unidad Peronista redujo un 6,22% sus apoyos mientras que su contrincante, el MIJD, los amplió un 18,40%.
Finalmente, y volviendo al inicio cuando analizábamos los votos en blanco, aparece en este punto quizás una de las situación más curiosas, puesto que de los votos que se incorporan al escrutinio definitivo, 2489, 1221 fueron en blanco, es decir, el 49% de los sufragios, muy por encima de la tendencia reflejada en el escrutinio provisorio.
En definitiva, como decíamos en el informe anterior, lo que esto demuestra es que junto con garantizar el voto universal, secreto y obligatorio, todos los ciudadanos debemos garantizar que el escrutinio refleje de manera transparente e inequívoca lo que la ciudadanía eligió, sólo así se podrá contribuir a la construcción de una verdadera democracia.
Publicado en El Debate, Zárate.
www.eldebate.com.ar/n/hay-anormalidades-graves-en-las-paso-realizadas-en-zarate