Los spots políticos de Carlos Menem en 1999, cuando aún aspiraba a la re reelección son objeto de estudio en cualquier materia de marketing político puesto que en unos pocos minutos logra varios objetivos, en primer lugar derribar la crítica de lo que no había hecho (‘Él puede no haber hecho todo, pero que hizo mucho nadie puede negar’) y en segundo lugar el bombardeo constante de medidas de gobierno que intentan hacer que uno pierda noción de todo lo que se hizo y le quede la idea de que se hizo mucho, tanto, que uno no lo puede retener.
Por si fuera poco, el spot es firmado por la Presidencia de la Nación, lo cual busca despojar de cualquier tinte partidario electoral y se presenta como una mera publicidad de los actos de gobierno cuando la realidad dista mucho de ello.
En esta línea parece estar discurriendo la política comunicacional del gobierno municipal anunciando una sucesión de actividades y actos de gobierno tal que se pierde noción del anuncio anterior y queda la idea de hiperactividad en la Municipalidad, lo cual claro está no es más que una sensación.
Si uno hace un repaso de lo anunciado verá que lo que efectivamente se lleva a la práctica es una mínima parte, porque lo que interesa son los anuncios, es abarrotar la memoria ciudadana de anuncios que se superponen unos sobre otros y exponen una realidad irreal, pero interesante. Todo para la tribuna.
¿Qué fue del Máster Plan del Hábitat ‘Solidaridad urbana’? ¿Qué fue del programa oftalmológico? ¿Qué fue de la reapertura de las salas de primeros auxilios? ¿Qué fue del Plan Integral de Transitabilidad Urbana? ¿Qué fue de los estudios del Ingeniero Carretero? ¿Qué fue de la reapertura del ex Asilo de Ancianos? Y así podríamos seguir enumerando y cansando al lector.
Si uno repasa los discursos del Intendente verá que los anuncios son su especialidad, incluso enumerando en repetidas ocasiones los mismos anuncios.
Anuncios y más anuncios, mucho ruido y pocas nueces… y todavía falta un año para las elecciones.
En los últimos días, y en el marco de la inauguración del ‘Zárate DAM Stadium’ se sucedieron actividades para las que se recurrió a cualquier método, incluso el engaño, con la finalidad de garantizar presencia ciudadana… pero ni así.
La idea, recobrando el proceder menemista, es mostrar una hiperactividad para saturar la memoria del vecino, es de manual, y la Administración Cáffaro la está aplicando al pie de la letra.
En 1999 no bastó con la campaña de prensa porque la ciudadanía, asqueada del menemismo, decidió un cambio de rumbo.
¿Qué ocurrirá en 2023 en Zárate? ¿Servirán las viejas recetas o también habrá un cambio de rumbo?
La clave estará en si la campaña logra saturar la memoria de los vecinos o si los vecinos, saturados, tienen memoria pese a la campaña.
Y obviamente también depende de la oposición, hoy inexistente.
De eso se trata.
