Orinando fuera del recipiente

El martes pasado comentábamos la instalación en Zárate de una nueva estatua, y de la falta de sustento legal que diera respaldo a su instalación.

Decíamos ‘queda en claro que no se puede emplazar nada en el espacio público sin una autorización estatal, por eso llama más la atención toparse con una estatua de Ho Chi Mihn en la Avenida Anta en proximidades de la Escuela 7. ¿Quién la autorizó? ¿Cuándo se debatió?

No podemos afirmarlo terminantemente dada la falta de Boletín Oficial, que aunque la ley lo obliga, el intendente Cáffaro sigue sin implementar, pero en una búsqueda en el portal del Concejo Deliberante no hay ninguna publicación al respecto.

¿Cómo es entonces que Nguyễn Sinh Cung llega a tener una estatua en Zárate?

¿No hay otras figuras a reconocer en Zárate?

¿Quién decidió que se erigiera una estatua y que se emplazara allí?

Más allá de lo que uno opine sobre el Tío Ho, ¿Es una figura de trascendencia para los zarateños como para reconocerlo de esta manera?

¿Cuántos zarateños lo conocen? ¿Cuántos puede hablar sobre su vida, su acción política o su legado? ¿Los concejales están en condiciones de defender la propuesta?’

Como era de esperar, ante cada columna publicada, ninguna autoridad se expresó sobre la temática pero quien sí lo hizo fue el artista autor de la obra, Jorge Marcelo Santángelo, quien en su opinión orinó fuera del recipiente.

En la nota publicada no se cuestionó la obra, sí nos preguntamos si estaba autorizada el emplazamiento porque no encontramos norma alguna que la autorice.

Nadie cuestionó la figura de Ho Chi Mihn, sí nos preguntamos por su incidencia en la realidad zarateña.

Y se equivoca Santángelo en algo, las explicaciones no las debe dar él, las deben dar las autoridades… a menos que él haya instalado su escultura sin autorización estatal.

Aunque tiene su cuota de razón, también. Es cierto aquello que se trata de una expresión artística como cantar en una esquina o pintar un graffiti. Pero ¿Qué pasaría si ese graffiti es en mi casa? Si yo no doy permiso para que pinten, ¿El ser una expresión artística valida que se haga? ¿Qué pasa si quien canta lo hace en un horario en que descanso antes de ir a trabajar y debajo de la ventana de mi dormitorio? Puedo creer que es una serenata… y puede no gustarme.

La clave está en que en el espacio público no se puede hacer lo que se quiera. Aunque Nuevo Zárate ponga carteles en las plazas, aunque Juntos no retire sus carteles de campaña o aunque el Partido Justicialista decida ensuciar la ciudad colgando carteles en las columnas, no se puede hacer lo que se quiere. Está claro que quienes deben dar el ejemplo no lo hacen, pero eso no habilita a que cualquiera haga lo mismo.

Dicen que menos la belleza todo se pega y quizás su participación política en Nuevo Zárate lo haga creerse el dueño del distrito, como se cree Nuevo Zárate. O quizás haya habido alguna habilitación que aún no se hizo pública… aunque el Tío Ho hace ya un tiempo que está en inmediaciones de la Escuela 7.

Porque entonces ¿Cuál es el límite? ¿Quién determina qué es arte y qué no? ¿Quién determina dónde se puede instalar y dónde no? ¿Será decisión de cada ciudadano?

Si mañana quiero instalar una obra artística de mi autoría en las plazoletas ubicadas a ambos lados del Palacio Municipal, ¿Voy, las instalo y listo?

Para dejar en claro que esto no es una cuestión ideológica ni de gusto, si mañana le encargo a Santángelo una estatua de Lev Davídovich Bronstein y la instalo en la Plaza Mitre, ¿Podrá quedar allí sin problemas? Al fin de cuentas sería una estatua de similares características.

¿Y si en cambio la estatua fuera de otra figura internacional? ¿Y si el artista que la ejecutara fuese otro?

Lo que es de todos es de todos, y todos debemos resolver qué hacemos con ello. En una democracia representativa, ésto lo resuelve el Concejo Deliberante.

Cualquier otra salida es orinar fuera del recipiente.