Zárate tiene, respecto a bustos y estatuas, muchas particularidades. Tiene por ejemplo una rareza como el monumento a Leandro Alem, algo que no abunda a lo largo y a lo ancho del país, y en el mismo predio, Plaza Mitre, y con una densidad ‘estatueril’ o ‘bustística’ envidiable para muchos, conviven una docena de figuras políticas. De José Ignacio Rucci a Ernesto Guevara, de Raúl Alfonsín a Juan Domingo Perón.
Bien podría cambiar el nombre del espacio público para dejar de llamarse Mitre y comenzar a denominarse ‘Paseo de la Historia’.
Pero no es el único predio en el cual se erigen estatuas o bustos. Muchos otros sitios tuvieron ese honor, la estatua del Bombero Voluntario por ejemplo, ya estuvo en tres sitios diferentes en menos de 30 años de historia. Y muchas son las figuras a quienes se reconoce públicamente. Algunos de manera polémica, como Ricardo Bochini, que es el único zarateño vivo a quien el Concejo Deliberante decidió erigir un monumento y otros sin duda ninguna, como José de San Martín.
El primer paso para dicho reconocimiento público es que sea un sentimiento mayoritario en la ciudadanía para que el Concejo Deliberante se haga eco de dicho reclamo. El siguiente, que el Concejo Deliberante decida su emplazamiento. En una de las últimas ordenanzas sancionadas sobre la temática, se señala ‘el HONORABLE CONCEJO DELIBERANTE DEL PARTIDO DE ZARATE, en uso de sus facultades’ autoriza el emplazamiento de una estatua. Ahora bien, ¿El Concejo Deliberante tiene autoridades para autorizar dicho emplazamiento? No es claro.
La Ley Orgánica de Municipalidades establece en su artículo 27 que ‘Corresponde a la función deliberativa municipal reglamentar’, entre otras cosas, ‘3.- La conservación de monumentos, paisajes y valores locales de interés tradicional, turístico e histórico.’ y en su artículo 62 determina que ‘Corresponde al Concejo proveer a la conservación de las obras municipales y monumentos.’ Es decir, ambos artículos fijan qué debe hacer el Concejo Deliberante respecto a los monumentos emplazados, pero nada dice del emplazamiento de nuevos homenajes. De hecho, en las ordenanzas que se autoriza la instalación de nuevas estatuas no se cita ninguna norma previa, por demás curioso.
Pese a esto, queda en claro que no se puede emplazar nada en el espacio público sin una autorización estatal, por eso llama más la atención toparse con una estatua de Ho Chi Mihn en la Avenida Anta en proximidades de la Escuela 7. ¿Quién la autorizó? ¿Cuándo se debatió?
No podemos afirmarlo terminantemente dada la falta de Boletín Oficial, que aunque la ley lo obliga, el intendente Cáffaro sigue sin implementar, pero en una búsqueda en el portal del Concejo Deliberante no hay ninguna publicación al respecto.
¿Cómo es entonces que Nguyễn Sinh Cung llega a tener una estatua en Zárate?
¿No hay otras figuras a reconocer en Zárate?
¿Quién decidió que se erigiera una estatua y que se emplazara allí?
Más allá de lo que uno opine sobre el Tío Ho, ¿Es una figura de trascendencia para los zarateños como para reconocerlo de esta manera?
¿Cuántos zarateños lo conocen? ¿Cuántos puede hablar sobre su vida, su acción política o su legado? ¿Los concejales están en condiciones de defender la propuesta?
En esta senda, bien podríamos encontrarnos en las calles de Zárate una estatua de Augusto Pinochet Ugarte, a quien condecoraron los gobiernos peronistas de María Estela Martínez en 1975, a través del Decreto 500/75 con la ‘Orden de Mayo al Mérito Militar al Grado de Gran Cruz’ y Carlos Saúl Menem en 1993, a través del Decreto 868/93 con la ‘Orden de Mayo al Mérito’, y que tiene más relación con Zárate porque durante su gobierno se persiguió a artistas populares, por lo que, por ejemplo, Los Jaivas vivieron un tiempo en nuestra ciudad.
Total, como dijera un amigo, si se fue el balde que se vaya la manija.



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Buenos días, soy el artista que hizo la escultura, cuando quieras hablamos, es una expresión de arte , tal como aquel que se pone a cantar en una esquina o pinta un graffiti.
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