Tras la huella dejada por el Clan Güerci en el seno de la Cámara de Diputados de la Nación durante la década del ’20 y el ’30 del siglo pasado, en la década siguiente otro zarateño tendría la posibilidad de ser parte del Parlamento argentino. Horacio Pérez de la Torre, de la Unión Cívica Radical, fue electo como Diputado Nacional en las primeras elecciones presidenciales en las que triunfa Juan Perón, quien tras haber sido bastión del sostenimiento de la dictadura instaurada en 1943, había decidido revalidar su poder en las urnas.
Esta es la historia de trabajo de quien fuera el único Diputado Nacional del radicalismo zarateño hasta el momento.
Horacio Pérez de la Torre inició su militancia política en el conservadurismo, e hizo el periplo inverso que el patriarca del clan al que se opuso. Mientras Luis Güerci era radical y mutó en conservador, de la Torre era conservador y se transformó en radical, pero al igual que Güerci ocupó variados puestos de elección popular. De hecho, antes de su llegada al Congreso de la Nación, fue consejero escolar, donde ocupó la Presidencia del cuerpo, Concejal, Senador Provincial, aunque en este texto nos centraremos en su representatividad nacional.
Su arribo al Parlamento se dio en el marco de la restauración democrática de 1946, cuando tras el golpe de Estado llevado adelante en 1943 por el General Arturo Rawson que puso fin a la denominada década infame, los argentinos volvían a recuperar sus instituciones. En estos comicios hubo dos grandes bloques que se opusieron, a un lado la Junta Nacional Coordinadora, que agrupaba a aquellas fuerzas que apoyaban la candidatura del entonces coronel Perón y que encabezada por el Partido Laborista también incluía a la Unión Cívica Radical Junta Renovadora y el Partido Independiente, al que se enfrentó la Unión Democrática, integrada por la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Demócrata Progresista. Entre ambos bloques reunieron el 91,17% de los votos y el 98,09% de las 157 bancas que se renovaban en la Cámara de Diputados de la Nación, puesto que reunieron 154 escaños mientras que los restantes 3 los obtuvo, curiosamente, el partido al que perteneciera en sus orígenes de la Torre, el Partido Demócrata Nacional.
Allí, Pérez de la Torre se integró al Bloque de la UCR, el mítico bloque de los 44, en el que compartió bancada con legisladores de la talla de Ricardo Balbín, Arturo Frondizi, Gabriel del Mazo, Luis Dellepiane, Emilio Ravignani, o Ernesto Sammartino. Y aún en medio de semejantes elefantes de la política nacional, Pérez de la Torre supo hacerse un lugar en el marco parlamentario.
Como en toda recuperación democrática, y producto de la renovación por mitades de la Cámara de Diputados, el 50% de los legisladores electos se desempeñaron durante cuatro años y el restante 50% tan solo por dos años. A Horacio Pérez de la Torre le tocó ser de estos últimos, aunque ello no le impidió aprovechar al máximo el tiempo que estuvo en la casa del pueblo. Durante los 24 meses que ocupó un escaño en el recinto, la Cámara de Diputados registra 33 expedientes encabezados con su nombre, lo que da un ratio de 1,4 proyectos por mes, pero que si depuramos descontando aquellos expedientes que no son proyectos de ley estrictamente, su presentación de diploma, los tres pedidos de licencia y los ocho pedidos de otorgamiento de subsidios (uno de ellos para el Hospital Virgen del Carmen, otro para a la sociedad Colombófila La Zarateña, otro para el Círculo Popular de Cultura), da casi un proyecto por mes, lo cual es un número más que respetable considerando que el período ordinario de sesiones transcurría, en esa época, entre el 1 de mayo y el 30 de septiembre, aunque como veremos, lo que distinguió la legislatura de Pérez de la Torre no fue tanto la cantidad de proyectos presentados sino la calidad de los mismos.
Eran épocas difíciles para la oposición política argentina, en donde los discursos acalorados en el recinto de la Cámara de Diputados eran moneda corriente, fundamentalmente porque en el reducido bloque opositor se encontraban legisladores que habían tenido experiencia previa, lo que les permitía moverse con holgura en los debates parlamentarios frente a los legisladores oficialistas que carecían de dicha experiencia. Son recordadas las frases que supo esgrimir Sammartino, el más ácido de los oradores radicales, quien en un debate afirmó, refiriéndose a sus colegas del oficialismo que ‘Algunos diputados que se sientan en los escaños de la mayoría conocen, como Panurgo, las cuarenta formas del hurto’, y cuando el oficialismo lo quiso sancionar se defendió sosteniendo que ‘Yo no dije robo, sino hurto y hurta quien se apodera de la voluntad de sus conciudadanos por medio de engaños y sofismas’. O cuando, también en referencia a los diputados peronistas, los ninguneaba afirmando que ‘detrás de las bambalinas está el patrón del circo, señalando a cada uno su papel’, aunque su máxima alocución, y que aún hoy se recuerda, es cuando sostuvo que ‘El aluvión zoológico del 24 de febrero parece haber arrojado a algún diputado a su banca, para que desde ella maúlle a los astros por una dieta de 2.500 pesos. Que siga maullando, que a mí no me molesta…’.
Ese era el contexto político en el cual Pérez de la Torre debía desarrollar su tarea, y la luz de muchas otras experiencias parlamentarias, y más aún en comparación de los restantes zarateños, al fin de cuentas nada es absoluto y todo es relativo, cumplió con creces con su labor. Tres fueron los ejes principales de su labor, las Obras Públicas, la 
El otro tema que abordó inicialmente Pérez de la Torre tiene que ver con su propia historia, siendo médico, fundador del Círculo Médico de Zárate y primer Director del Hospital Regional, presentó un ambicioso proyecto, el mismo 13 de junio solicitó la 
En el ámbito local también persiguió la creación de una Escuela de Artes y Oficios en Zárate y una Escuela Granja en Lima , la construcción y habilitación de un aeródromo en Zárate y la apertura y acondicionamiento de un camino para que los limeños pudieran acceder al río Paraná de las Palmas. También se encargó de grantizar buenas relaciones con los administradores del más allá, ya que propuso la construcción y habilitación de una línea ferroviaria que una las ciudades de Lujan y Zárate, quizás para garantizar el transporte de feligreses católicos, con quienes ya se había congraciado tiempo atrás proponiendo como nombre del Hospital Regional a la patrona de Zárate (y de varias Fuerzas Armadas del mundo), la ‘Virgen del Carmen’.
Además, el diputado Pérez de la Torre tiene el particular honor de haber presentado el primer proyecto de ley del período de sesiones que el Presidente Perón inició el 1 de mayo de 1947, ya que al día siguiente presentó la propuesta de construcción de viviendas económicas para empleados y obreros en Zárate, porque entendía que Zárate contaba ‘con una densa población proletaria, especialmente agrupada en las vecindades de sus establecimientos industriales, debe estar colocada en primera línea entre las poblaciones que necesitan la edificación de casas económicas e higiénicas y a facilitar tal finalidad esta dirijido (sic) este mi proyecto de ley. Si tiene éxito me encontraré realmente satisfecho de la labor cumplida’, aunque no fue esta la única preocupación en términos de garantizar los derechos de los trabajadores, ya que también presentó un proyecto estableciendo la jornada horaria para los obreros efectivos de ambos sexos de la industria frigorífica, realidad que en la época tenía gran importancia en Zárate dado el auge que tenían las industrias cárnicas, y al respecto Pérez de la Torre proponía que ‘en el caso concreto a que nos referimos, consideramos que los obreros de la industria frigorífica del país, en el trabajo por hora y a destajo, deben tener una garantía determinada horaria, que los releve de las angustias a que permanentemente están abocados estos trabajadores por falta de una legislación adecuada, que les garantice un salario conveniente para su subsistencia, guardando asimismo, una relación más armónica entre las ganancias del capital y el producto del trabajo.’, para lo que proponía un máximo de 8 horas diarias de trabajo para los mayores de 18 años y de 5 horas diarias para los menores de dicha edad, algo impensado en esta época, pero común a mediados del siglo pasado. Aunque lo más innovador no era esta cuestión, que se planteaba en el artículo 1°, sino el artículo siguiente del proyecto, que preveía el acompañamiento de Arturo Frondizi que finalmente no sucedió, donde Pérez de la Torre proponía establecer que ‘Esta jornada horaria, se les abonara aunque el empleador no les proporcione trabajo durante los tiempos indicados.’, lo cual era sumamente innovador, puesto que hasta entonces el pago se efectuaba contra el trabajo realizado y según la necesidad de la patronal. También fue uno de los contribuyentes, junto a otros legisladores, en el proyecto consensuado que la Cámara de Diputados generó reformando la Ley de Accidentes de Trabajo, en lo que fuera su último proyecto presentado en el Parlamento nacional.
Fueron dos años de intenso trabajo en la Cámara de Diputados. A los proyectos citados deben sumarse las propuestas para la construcción de edificios de Correos, en Zárate y municipios de la zona, propuestas para la creación de la Dirección General de lucha contra las enfermedades cardiovasculares y Maternidades Regionales y Casas Cunas, entre otros, más apoyos a la cultura y el deporte local, en definitiva, una propuesta articulada en pos del desarrollo del Distrito y de quienes lo habitaban, algo que visto a la distancia se ve no solo como el trabajo parlamentario de uno de los pocos diputados nacionales que tuvo Zárate, sino que debe verse también como un horizonte de lo que debiera ser la actividad política zarateña.










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