En Zárate las cosas se hacen mal y a nadie le preocupa

Esto se debe a una simple razón: en Zárate vale todo y parece dar lo mismo hacer las cosas bien o mal. Es lo mismo ‘ser un burro que un profesor’.

Uno podría suponer que esto es consecuencia de un Ejecutivo desinteresado por la buena administración, pero en realidad esto es solo la mitad de la verdad. El problema no es solo el Ejecutivo, sino también un Concejo Deliberante cómplice. En lugar de ejercer su función de control del Departamento Ejecutivo, los concejales están más ocupados en publicar fotos en redes sociales para aparentar actividad que en representar realmente a los vecinos. Eso más pasar por el cajero una vez al mes, ya que de los aumentos de sueldo se encarga el Presidente del Concejo Deliberante… aunque lo haga de manera ilegal.

La responsabilidad del Concejo Deliberante

¿Acaso ningún concejal lee el Boletín Oficial? Probablemente no. ¿A nadie le llama la atención lo que nosotros notamos? ¿Les da lo mismo que las cosas se hagan bien o mal? En Zárate, los ‘errores’ no son la excepción, sino la regla.

Es preocupante que el órgano encargado de legislar y controlar al Ejecutivo se haya convertido en un espacio de simulación, donde los concejales parecen más preocupados en preservar sus bancas que en ejercer su labor de representación ciudadana.

El Concejo Deliberante no sólo permite estas irregularidades, sino que las legitima con su inacción. Mientras tanto, los vecinos de Zárate ven cómo el Distrito sigue sumido en la desprolijidad administrativa y la falta de transparencia, que tarde o temprano acarreará problemas a la ciudadanía y ahí ya será tarde… y si tienen dudas pueden consultar a los vecinos de los desarrollos inmobiliarios ‘no habilitados’. 

Algo de esto ocurre actualmente con el desdoble de la Tasa de ABL en tres boletas para tratar de ocultar el tasazo impuesto. Los contribuyentes se quejan, pero tarde y en el lugar equivocado, no es en las redes sociales o los bares donde hay que hacer sentir su voz. Y los concejales que boquean no hacen nada por modificar la situación.

Un problema estructural que trasciende gobiernos

Este no es un problema exclusivo de esta administración. En Zárate, hace décadas que las cosas se hacen mal. El único cambio real en 2023 fue el cambio del nombre del Intendente y un nuevo esquema de mayorías y minorías en el Concejo, pero no la forma de gobernar.

A lo largo de los años, las administraciones municipales han arrastrado una cultura de la improvisación y falta de profesionalismo en la gestión. Esto se refleja no solo en los errores administrativos, sino también en la falta de políticas públicas concretas para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

El Boletín Oficial es solo un síntoma de un problema más profundo: la ausencia de controles reales y la impunidad con la que se manejan los asuntos municipales.

Publicar normas no es hacer las cosas bien, sino simplemente cumplir con la ley, y es absurdo vanagloriarse de algo que es un deber básico.

¿Hasta cuándo se va a tolerar la mediocridad?

La pregunta final es inevitable: ¿Hasta cuándo se va a tolerar que las cosas no se hagan bien?

El hartazgo ciudadano es cada vez mayor. Sin embargo, mientras no haya un verdadero compromiso por parte de quienes, representando a los zarateños, deben fiscalizar la administración municipal, los errores seguirán siendo parte del paisaje cotidiano de Zárate.

Tal vez sea momento de que la ciudad exija con más fuerza una gestión responsable, transparente y eficiente. La pregunta es: ¿Habrá alguien dispuesto a escuchar y actuar?