Hubo un tiempo en el que la lawfare no se llamaba lawfare y era tan sólo persecución política de quien pensara diferente bajo el amparo de un supuesto cumplimiento de la ley, por ello es útil recordar aquella época para poder diferenciar lo que es realmente la persecución política y diferenciarla de la persecución de políticos, que no es lo mismo ni es igual, porque el que un político esté preso no significa que sea un preso político.
Para poder entender claramente de qué hablamos cuando hablamos de lawfare recurriremos al Diputado peronista Oscar Laborde, quien afirma que ‘El término describe “un modo de guerra no convencional en el que la ley es usada como un medio para conseguir un objetivo militar” y es utilizado con este sentido en Unrestricted Warfare, un libro de 1999 sobre estrategia militar’, pero los argentinos, aunque con otro título, la conocimos bastante antes.
Uno de los ejemplos por excelencia de persecución política en gobiernos elegidos por los votos y no por las botas (aunque haya habido botas decidiendo si había o no votos) es el gobierno de Juan Domingo Perón en la década del ’50 del siglo pasado.
Si bien sobran ejemplos que demuestran la persecución practicada contra la oposición política, tomaremos tres casos, de resolución diferente, para entender por qué cuando se menciona el accionar judicial actual como guerra jurídica muy lejos está de lo que los argentinos conocimos como tal.
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