Desde su formación el bloque económico conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay fue ganando espacio en la economía mundial convirtiéndose en un elefante de mediano tamaño que daba fortaleza a Estados que, sin este acuerdo, corrían ciertos riesgos en la jungla económica mundial.
La estructura institucional, siempre acotada, no supo estar a la altura de las necesidades del bloque, fundamentalmente porque han sido acotadas las oportunidades en las que éste actuó como tal. Y en aquellos ámbitos en los que podría demostrar su utilidad y necesidad, lo ha hecho de manera tal que el elefante se convirtió en tortuga.
Esto ha llevado a que mucho se debatiera recientemente en ambientes político académicos sobre la decisión de los Estados Parte del MERCOSUR de suspender la elección directa de los miembros del Parlamento regional, decisión que se basa, fundamental y equivocadamente, en el costo que insume dicha elección. Al respecto ya hemos afirmado que ‘el cambio en la forma de elección de los representantes no supone ninguna reducción de gastos’, porque ‘pese a lo que se dice, el problema no es económico, el problema es político’, y tiene que ver con el rol del Parlasur.
Tiempo atrás hemos hablado sobre el rol de este Parlamento y poco se puede agregar respecto a lo establecido en los Tratados y los acuerdos internacionales, pero mucho se puede hablar sobre el propio funcionamiento del Cuerpo, que deja mucho que desear, más allá de la forma en la que se elijan sus miembros. La tortuga está en peligro de extinción.
Para ejemplo tomemos un proyecto que nos involucra. En el año 2009, y junto a Hugo Daniel Ramos, realizamos un compilado con todas las normas emanadas de la Comisión Parlamentaria Conjunta del MERCOSUR, la antecesora inmediata del Parlamento del MERCOSUR. Allí se afirmaba que lo que perseguíamos era ‘acercar a la ciudadanía mercosureña la recopilación completa de documentos emanados de la Comisión Parlamentaria Conjunta del MERCOSUR durante sus años de existencia. El objetivo es difundir información hasta el momento ignorada o en manos de unos pocos actores. Creemos firmemente que de esta manera, en particular si hablamos de la dimensión parlamentaria de la integración, contribuimos a la consolidación del proceso político en el que estamos inmersos a través del MERCOSUR.’
Con la convicción que la publicación serviría en tanto y en cuanto se pusiera a disposición de quienes trabajan las cuestiones de integración regional. Enviamos el texto a diversos parlamentarios regionales y el legislador uruguayo Pablo Iturralde compartió nuestra propuesta y presentó un proyecto en el Parlasur para declarar de interés institucional la publicación de Actas y documentos emanados de la Comisión Parlamentaria Conjunta del MERCOSUR (MEP/94/2014).
Un año y medio después de su presentación, efectuada el 9 de junio de 2014, la Comisión de Educación trató el proyecto y con el aval de siete legisladores, porque los otros siete que forman parte de la Comisión se encontraban ausentes, la Comisión propone la aprobación de la propuesta con modificaciones. Este hecho, que ocurrió el 25 de abril de 2016, quedó registrado como MEP/247/2017, más de medio año después, y bajo la denominación 29/2017/INFCOM/XLVIIISO, ingresó al Pleno del Parlamento en la sesión desarrollada el 26 de junio de 2017, es decir, tres años después de la presentación del proyecto.
En la LX Sesión Ordinaria, desarrollada el 10 de diciembre de 2018 el dictamen de Comisión fue incluido por primera vez en el Orden del Día y como no fue tratado en el plenario, a partir de allí fue incluido en todas las sesiones ordinarias que se desarrollaron con posterioridad. El 17 de junio de 2019, cinco años después de la presentación del proyecto, fue la última sesión en la cual se incluyó, y al igual que en los casos anteriores, no tuvo ningún tipo de tratamiento, puesto que ocupaba el puesto número veinte del quinto ítem del temario, ‘Discusión y votación del orden del día (R.I Art. 123 f)’.
Pero tras 4 horas de sesión, el plenario se levantó habiendo alcanzado, apenas, el sexto punto de discusión y votación del orden del día. Seis proyectos de un listado de treinta. Y al momento de la última votación estaban presentes 56 legisladores de los 186 que conforman el cuerpo.
Sin entrar a analizar el contenido de las discusiones y los debates, que por cierto dejan mucho que desear y fueron seguidos por 78 ciudadanos, recordando que el Mercosur cuenta con una población de más de 300 millones de habitantes, es la propia dinámica del Parlasur que conspira contra sí mismo. Si alguien quisiera adentrarse en esta cuestión puede ver el intercambio de opiniones entre dos parlamentarios argentinos, Mario Metaza y Lilia Puig, respecto a un proyecto sobre Malvinas. Puig le formula en dos oportunidades una pregunta concreta que Metaza no sabe responder y, pese a no contar con información, el pleno decide avanzar en la aprobación del proyecto.
Pasaron 686 días entre la presentación del proyecto y el dictamen de la Comisión; 427 días entre éste y su entrada en una sesión ordinaria del Parlamento; 532 días entre este hito, extraordinario por cierto, y su inclusión en el orden del día de una sesión; y 189 días entre ese entonces y hoy, que fue la quinta sesión en la cual el tema apareció en el temario. ¿Puede funcionar un cuerpo que ya se tomó 1834 días para resolver acerca de un proyecto presentado por un legislador? ¿Puede hacerlo cuando en el recinto solo están en la sesión el 30% de sus miembros, a punto tal que la legisladora Cecilia Britto afirmó que ‘me voy a apurar para argumentar y lo haré brevemente para evitar que nos quedemos sin quórum’?
El solo observar que la sesión fue seguida en YouTube, por el canal oficial del Parlamento del MERCOSUR (https://www.youtube.com/user/parlatube) por el 0,00000025% de la población del bloque debería hacer pensar a quienes construyen el bloque día a día que algo están haciendo mal, sobre todo cuesta creer que tal como formulan ‘La conformación del Parlamento significa un aporte a la calidad y equilibrio institucional del MERCOSUR, creando un espacio común en el que se refleja el pluralismo y las diversidades de la región, y que contribuye a la democracia, la participación, la representatividad, la transparencia y la legitimidad social en el desarrollo del proceso de integración y de sus normas.’
El MERCOSUR, y su Parlamento, están en problemas. Este ejemplo concreto así lo exhibe. Si la discusión no gira en cómo encontrar caminos para mejorar su funcionamiento para convertirse seriamente en la caja de resonancia de la ciudadanía del MERCOSUR, no es más que la disputa de intereses personales y un premio consuelo para quienes no lograron espacios de poder en las listas partidarias nacionales.
Si realmente se cree en el proceso de integración, hay que trabajar urgente en la reformulación de sus instituciones para que efectivamente funcionen y no sea solo un generador de burocracia regional. Sesionando cuatro horas al mes, más las horas de trabajo en Comisión, que tampoco son excesivas, claramente no se va en esa dirección.