Un nuevo pedido de desafuero para un Diputado de la Nación sacudió esta semana la Cámara Baja nacional cuando la jueza Federal de Resistencia Zunilda Niremperger lo pidió para Aída Ayala, representante del pueblo de la Provincia de Chaco por la coalición oficialista Cambiemos.
Ayala, que se perfilaba como la candidata de la oposición provincial para disputar la Gobernación está acusada de lavado de activos recibidos de la empresa de recolección de residuos Pimp S.A. durante sus 12 años de gestión como Intendenta de Resistencia.
Lo curioso del caso es que la reacción inicial ante el pedido de la justicia fue el mismo que hubo cuando la justicia solicitó el desafuero de Julio de Vido y de Cristina Fernández… aunque con los actores intercambiados. Con los mismos argumentos de otrora, pero con diferentes defensores en cada caso. Los dirigentes de Cambiemos acusan al fiscal Patricio Sabadini y a la propia jueza de posiciones políticas cercanas a Justicia Legítima, aquel entramado de autoridades judiciales que se reconocían como parte del kirchnerismo, y al frente de una persecución política de quien todas las encuestas dicen que sería la próxima gobernadora del Chaco. Del lado de enfrente, los dirigentes peronistas que poco tiempo pueden dedicar a la cuestión ya que están más preocupados por la intervención judicial de su Partido, sostienen que hay que ajustarse a derecho y ponerse a disposición de la justicia.
Resulta paradójico como los mimos argumentos que tan sólo días atrás se combatían hoy se enarbolan como los más fundamentales principios del accionar político del sector.
Pese a que cuando el fiscal promovió su desafuero y detención Ayala afirmó que ‘Ante el pedido de la fiscalía federal que deberá ser analizado por la jueza y en caso de que se me investigue, estoy a disposición de la justicia como lo he hecho siempre’, cuando la Jueza dio curso a lo solicitado cambió su discurso y sostuvo que ‘entiendo que no corresponde realizar ningún tipo de presentación en la sede judicial de Resistencia, ya que el Congreso de la Nación deberá ser quien resuelva la cuestión’, en una clara apelación al esprit de corps parlamentario.
Sin embargo, y afortunadamente, estas posiciones no son monolíticas y hay quienes pretenden hacer a un lado la disciplina partidaria, que en este punto parece transformarse en un dogma en el que desde las altas esferas se decide una cosa y los brazos ejecutores actúan sin cuestionar, y privilegiar el mantenimiento de una coherencia ética que trasciende cualquier posicionamiento ideológico, sin desentendernos que por estos tiempos en Argentina el propio accionar ético es un accionar ideológico en sí mismo.
En contraparte, y apelando a su apoyo electoral, Ayala busca encontrar cobijo en la dirigencia nacional de Cambiemos que, según manifestó, la ‘acompañaron masivamente para lograr el triunfo de este espacio político que encabeza el Presidente Mauricio Macri’ dando a entender que efectivamente la acusación en su contra es una acusación contra todo Cambiemos.
Como se ve, las posiciones se dividen entre pertenecer al sector del que forma parte un acusado por la justicia o estar en otro. Ya sea en Brasil o en Argentina, los argumentos suelen ser similares. Que hay una persecución política…, que se busca encontrar una herramienta judicial para detener un triunfo electoral irreversible…, que se ataca al legítimo representante del pueblo…, etc., etc., etc.
Sin embargo la historia no está escrita y se construye a cada paso, y los legisladores de Cambiemos tienen la posibilidad de demostrar que no todos son lo mismo. Para ello tienen que dar curso a lo que solicita la Justicia, y si creen firmemente y tienen pruebas que en realidad todo se trata de un montaje en pos de una persecución política, avanzar en denunciar a los funcionarios judiciales que llevan adelante dicha persecución. Pero en ningún caso, si lo que se busca es construir otro país en el que valores como la transparencia y la honestidad sean puntales básicos en la sociedad, se debe dar cobijo en el seno del Parlamento a quienes tienen pedidos de captura de la Justicia. Si así fuera, la Cámara de Diputados (y la de Senadores, porque Carlos Menem y Cristina Fernández son representantes en la Cámara Alta) dejaría de ser la Sala de Representantes para convertirse en un aguantadero de delincuentes y cómplices, puesto que en esto se convertirían quienes apañan.
Los legisladores de Cambiemos tienen la posibilidad de cambiar la historia, actuarán de acuerdo a lo que el momento histórico demanda o ¿son todos iguales?
Publicado en La Reforma, General Pico.
http://www.diariolareforma.com.ar/2013/son-todos-iguales/
1 comentario
De acuerdo. También observaría y quizás con mayor atención la posición que asumen los que protegieron a De vido. Qué hará, por ejemplo, la decepcionante Izquierda? Obviamente me decepciona el cambio de actitud de Ayala. Tiene el derecho de apelar. Del peronismo y su cooptada justicia no se podría esperar otra cosa. Ĺos casos Balbin y Angeloz se deben recordar. Ojala hubieramos cambiado