El Pasado 3 de abril el Intendente Municipal realizó la apertura de sesiones ordinarias en el Honorable Concejo Deliberante y el propio Municipio, al dar a publicidad sus palabras a través de la red social Facebook mencionó que el Jefe comunal manifestó que ‘los Gobiernos nacionales y provinciales en los últimos 15 años de responsabilidades en salud, educación y seguridad, dejando a los municipios absorviendo (sic) estas responsabilidades prácticamente con los mismos presupuestos.’, pero eso no fue lo que Osvaldo Cáffaro dijo. Su verdadera frase fue que ‘los Gobiernos nacionales y provinciales se han desembarazado durante estos últimos 15 años de todas las responsabilidades, de la salud, de la educación, de la seguridad… ¿hasta cuándo vamos a seguir así?’
Ambas frases parecen iguales, pero no lo son. Mientras en su discurso el Intendente responsabilizó a los últimos gobiernos nacionales y provinciales de haberse desentendido de funciones esenciales del Estado, en la versión dulcificada que transcribe el Municipio dicha acusación desapareció, al punto tal de vaciar de sentido a la frase en cuestión.
Ahora bien, ¿lo de Cáffaro fue un acto fallido o un acto de honestidad brutal?
En términos generales, Sigmund Freud definió al fehlleistung o acto fallido como una especie de ‘traición’ del inconsciente, que hace que el sujeto diga lo que conscientemente no quería decir o haga lo que no quería hacer, revelando así un deseo o intención inconscientes. Andrés Calamaro, por su parte, dice que la honestidad brutal es eso, ‘esas canciones que uno escribe pero no quiere escuchar.’ ¿De qué se trató entonces el accionar del Intendente?
¿Por fin reconoció, aunque costara y no lo dijera con firmeza, que el Municipio fue librado a su suerte por los Gobiernos del Frente para la Victoria? Si así fuera, ¿por qué calló durante 9 años? ¿Por el dinero que recibía? O, en cambio, ¿fue un fallido que piensa pero no verbaliza? En tal caso, ¿por qué calló durante 9 años? ¿Por el dinero que recibía? Sería interesante escuchar la palabra del Intendente al respecto.
Pero la palabra verdadera, no la que nos pretenden hacernos creer que quienes redactan los comunicados municipales. Esos comunicados en los que pretenden tratarnos como si viviéramos en un jardín de infantes, donde se puede escribir con faltas de ortografía (¿tan difícil es hacer las cosas bien? Alcanza con habilitar el corrector de Word) y en donde nos cuentan siempre historias con final feliz. ¿Quién es el responsable de la omisión en el discurso del Intendente? ¿Quién decidió modificar el sentido de sus palabras? ¿Qué consecuencias habrá por ello?
También manifestó como un gran hallazgo algo que es el ABC de la economía casera ‘Vamos a arreglarnos con lo nuestro’, siempre debió ser así y si ‘recibió por afuera’ debería haberlo blanqueado en la economía municipal con la anuencia y participación del Honorable Concejo Deliberante.
Y para el final la frutilla del postre. Dijo el Intendente Cáffaro que ‘Me enorgullece este Concejo Deliberante’, y ¿cómo no hacer semejante declaración de amor, correspondido por cierto, si el Concejo Deliberante ni aconseja, ni delibera, ni exige explicaciones, ni controla al Departamento Ejecutivo?
Cuando el Intendente Municipal les mentía en la cara a los concejales, muchos de ellos aplaudían, todos callaban. Ninguno actúa con firmeza haciendo lo que debe hacer, haciendo la labor para la cual fueron elegidos. ¿Es incapacidad o complicidad? Quizás haya que esperar un nuevo acto fallido o un acto de honestidad brutal para saberlo. Dada la sintonía existente entre el Departamento Ejecutivo y el Concejo Deliberante, como ya lo tuvo el Intendente, acto seguido lo tendrán los concejales, sólo hay que esperar.
Publicado en El Debate, Zárate.
http://www.eldebate.com.ar/acto-fallido-u-honestidad-brutal/