Dice el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional que de sus objetos es el ’asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino’. Sin embargo pareciera que no todos los argentinos lo entienden así, y aún peor, así no lo entiende la máxima autoridad parlamentaria del principal partido de la oposición.
En declaraciones periodísticas recientes, el Senador Nacional y presidente del bloque del Frente para la Victoria, Miguel Ángel Pichetto afirmó que ‘la Argentina tiene que controlar; hay una migración muy compleja y no hay ningún tipo de reciprocidad’, y agregó que “tenemos que dejar de ser tontos; el problema es que siempre funcionamos como ajuste social de Bolivia y ajuste delictivo de Perú […]; Perú resolvió su problema de seguridad y transfirió a todo el esquema narcotraficante: Las principales villas argentinas están tomadas por peruanos. La Argentina incorpora toda esta resaca?.
El más alto representante parlamentario de quienes decían ser los máximos constructores de la Patria Grande, afirma ahora lo que calló durante más de una década… que la Patria Grande pregonada no es para todos sino para algunos… y elegidos.
Estas declaraciones parecen reabrir un debate muchas veces discutido por lo bajo en nuestro país y que enfrenta a quienes creen que Argentina debe ser más restrictiva en sus políticas de inmigración, enfrentado a quienes proponen mayores libertades para el desplazamiento y radicación de extranjeros en nuestras tierras, pero en realidad se plantea una falsa dicotomía puesto que este debate atrasa años, muchos años, ya que por ejemplo Argentina participa del MERCOSUR, que tiene legislación sobre la materia.
A partir del año 2009, se establecieron instrumentos que facilitan la libre circulación de personas entre los países que conforman el MERCOSUR, a través del ‘Acuerdo sobre Residencia para los Nacionales de los Estados Partes del MERCOSUR’ y del ‘Acuerdo sobre Residencia para los Nacionales de los Estados Partes del MERCOSUR, Bolivia y Chile‘. Es decir, lo que se debe hacer es cumplir la ley, y si la realidad es la que manifiesta el Senador Pichetto, como funcionario público debe cumplir con sus responsabilidades y denunciar el incumplimiento de la normativa. Si por el contrario lo que plantea es una discusión política, debería fundamentarla en otros términos y no por medio de una discriminación flagrante como en la que incurrió.
Pero sería difícil esperar eso de este Senador, quien tres años atrás en ocasión del debate en el Senado por la aprobación del Memorándum de Entendimiento Argentina-Irán, Pichetto diferenció a argentinos y a judíos entre las víctimas del atentado a la AMIA, mencionó en ese caso que ‘el atentado a la AMIA le costó la vida a argentinos de religión judía y a argentinos que estaban en ese lugar’.
Pese entonces a que esta actitud no es novedosa, Pichetto sigue siendo Presidente del Bloque al que pertenece desde hace 15 años. Hace más de una década que preside ese Bloque, y las declaraciones sobre la AMIA no modificaron esa realidad, ¿se modificarán esta vez? Difícil saberlo, puesto que los restantes senadores de su fuerza política no opinaron al respecto, aunque a la luz de los antecedentes no se puede esperar mucho.
Si se observan las estadísticas de la Dirección de Migraciones se aprecia que la inmigración que Pichetto repudia y rechaza creció enormemente durante los gobiernos peronistas de la última década inmigrada, cuando creció de 40.039 solicitudes de residencia del año 2004 a las 257.878 del 2014, con un pico de 304.251 del año 2012. Y en el caso de la comunidad boliviana creció 39,36% la cantidad de radicaciones favorables. Y la radicación de integrantes de la comunidad peruana aumentó 15,91% en el mismo período.
No sólo es xenófobo y anticonstitucional su comportamiento sino que además lo que denuncia es producto de su acción de gobierno, es su responsabilidad. Los grandes defensores de la Patria Grande, quienes se jactaban de ser inclusivos con los hermanos latinoamericanos hoy reniegan de su accionar.
Pichetto se equivoca, el problema no son los peruanos que llegaron a nuestro país, el problema es que durante la última década se le abrió el país al narcotráfico, los narcotraficantes no tienen nacionalidad y la responsabilidad de que este flagelo haya crecido en nuestro país es suya y del gobierno del cual fue parte.
La enorme mayoría de extranjeros que vino a nuestro país desde hace más de un siglo era considerado ‘resaca’ en su país de origen. La mayoría de ellos viajaron a nuestras tierras por un futuro mejor o, al menos, menos malo que en sus países de origen, y fueron ellos quienes construyeron junto a los argentinos, nuestro país. Hoy es responsabilidad de los descendientes de todos ellos y de quienes siguen arribando a radicarse aquí el mantener lo hecho y mejorarlo para volver a hacer grande Argentina. Con gente como Pichetto la tarea es más compleja, pero aún así no imposible.
Publicado en La Reforma, General Pico.
http://www.diariolareforma.com.ar/2013/la-decada-inmigrada/